¿Se atreverá Marcelo?
Para Marcelo
es el todo por el todo, abandonar el juego del “gran segundo” que apoya toda
ocurrencia, o por fin, liberarse del yugo de AMLO e impulsar su propio proyecto
de nación.
mayo 26,
2022
Leonardo
Kourchenko
https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/leonardo-kourchenko-la-aldea/2022/05/26/se-atrevera-marcelo/
La
adelantada competencia por la sucesión al interior de Morena, un juego político
de corcholatas y destapes que el presidente provocó con demasiada antelación,
está traduciéndose en la conformación de bloques, las relaciones ríspidas y la
inevitable batalla intestina.
Con ondeante
bandera verde, hemos visto a la favorita Sheinbaum acudir a estados y mítines,
para aparecer en estrados donde los candidatos morenistas hacen campaña en 6
entidades de la República.
Lo mismo ha
sucedido ya con Marcelo, a quien pareciera no le habían dado el visto bueno
presidencial para hacer abierto proselitismo.
El más
rezagado, con aquello de que “no juega en la contienda, sólo me ayuda”, es el
secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
El “apestado”
de Palacio, Ricardo Monreal, con su habilidad política y operativa, sin la
venia del caudillo ni grupo abierto de respaldo, se ha dado el lujo de aparecer
también en un par de actos estatales, para hacer su llamado al proceso
transparente y equitativo.
Nadie le
hizo caso, más allá de la mal encarada jefa Claudia, quien lo descartó en
segundos al señalar que los estatutos de Morena no contemplaban un proceso
interno organizado por el INE, como el senador Monreal proponía.
Se mueven
las aguas y las fichas, algunas desesperadas, como la capitalina, que a toda
costa pretende activar construcción de vivienda, desarrollos urbanos, áreas
verdes, que durante tres años abandonó. La señora Sheinbaum se cuenta a sí
misma la historia de que todo va muy bien, hasta la seguridad, cuando la
encuesta de El Financiero reprueba la gestión del gobierno
capitalino en todas sus áreas. Cada quien sus cuentos y su autocomplacencia.
Circulan
historias perversas con tintes electorales: de los poco más de 26 millones de
dólares que la CDMX tendría que invertir en el Gran Premio de México, los
funcionarios capitalinos solicitan “ayudas” y “donaciones” a empresarios de la
construcción a depositar en un fideicomiso para la realización de la carrera de
Fórmula Uno. Se sabe que solicitan desde un millón de dólares, o más, todo a
cambio de la buena voluntad gubernamental para liberar permisos, licencias y
todo trámite detenido para activar desarrollos.
Si AMLO
insiste en favorecer a Claudia a pesar de que los números no ofrezcan un panorama
alentador en torno a su eventual candidatura y probable victoria en 2024,
quedan sobre la mesa una serie de interrogantes.
Adán
Augusto, amigo, paisano y muy probable integrante –por encargo del caudillo– de
una hipotética futura administración morenista, acatará a pie juntillas las
instrucciones de su jefe. Si no le dan luz verde, no contenderá, ni presentará
desafío ninguno a la candidata.
Pero Marcelo
es otra cosa. No sólo porque sus números de aprobación, respaldo y
reconocimiento de nombre a nivel nacional, aparecen con frecuencia superiores a
los de Claudia. Sino porque ésta es la suya, no habrá otra oportunidad tan bien
posicionada para contender por la Presidencia en el futuro. Ni siquiera, si una
eventual Claudia presidenta lo sentara en Bucareli.
El canciller
Ebrard sabe bien que ya cedió una candidatura presidencial en el pasado (2012)
con base en unas encuestas que, dijeron, favorecían a AMLO.
Si Marcelo
decidiera separarse de Morena una vez que Claudia sea designada candidata, y
todas las posibilidades al interior de ese movimiento se vean cerradas para él,
varios partidos lo verían con enorme interés y potencial electoral.
El Verde
(PVEM), un profesional en la lectura de los favoritos, acomodaticio por
excelencia, lo vería con buenos ojos. Y qué decir del creciente Movimiento
Ciudadano, que ha barajado sus cartas con cautela y serenidad.
Ante la
ausencia total de un candidato fuerte de oposición, desierto electoral
evidente, el señor Ebrard podría –una vez abanderado por MC, PVEM o algún otro–
recibir incluso el respaldo de la alianza opositora Va por México (PRI, PAN,
PRD).
Para muchos
analistas hay premisas evidentes: candidatura de unidad en la oposición, para
hacer frente a Morena, o varias que garanticen la victoria al presidente y su
sucesor o sucesora.
Sé bien que
a estas alturas, lo que escribo suena a blasfemia, a traición griega o romana,
con puñaladas y todo. Pero en 6 u 8 meses, este escenario pragmático podría ser
una alternativa ante un triunfo avasallador de Morena en caso de que la
oposición sea incapaz de construir –va con retraso– una candidatura sólida,
fuerte, con presencia, mensaje y, por encima de todo, proyecto.
Para Marcelo
es el todo por el todo, abandonar el juego del “gran segundo” que apoya toda
ocurrencia, o por fin, liberarse del yugo caudillista de AMLO e impulsar su
propio proyecto de nación.
Este
capítulo ya lo vimos en la Ciudad de México en 2006, cuando Ebrard gobernó por
cuenta propia, impulsó sus iniciativas, realizó –hay que decirlo– la más grande
inversión en infraestructura vial en la historia capitalina, aunque cuidó a
López Obrador, cobijó a algunos de los suyos y financió campañas, giras,
plantones y demás dislates.
En esencia,
invirtió con inteligencia en el futuro político de una izquierda progresista,
que para frustración de muchos, se convirtió en la peor expresión de un
movimiento social retardatario, conservador, represor y para colmo, corrupto.
¿Se atreverá
Marcelo a balancear los cálculos?
Por ahora,
esperará hasta el último momento en que la unción del caudillo recaiga sobre...
¿? y después activar el plan B y C, cuidadosamente enarbolado desde ya.
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