EL TEMOR A LA VERDAD
En los
últimos tres años, gobiernos de todo el mundo y de diferente signo ideológico
han estado promoviendo y aprobando leyes; y/o creando oficinas gubernamentales
encargadas de censurar toda aquella información que pueda cuestionar,
transparentar o sólo hacer burla de sus decisiones y acciones, calificándola
como “desinformación” o simplemente “mentiras”.
Como ya
sabemos, gobiernos abiertamente autoritarios como el de Corea del Norte, no
permiten a su población acceder a las noticias y opiniones del exterior; en
buena medida, similares controles (aunque no llegan a los niveles de Corea del
Norte), existen en China y ahora en Rusia, a partir del inicio de su “operación
militar especial” en Ucrania.
Pero da la
casualidad de que en la Unión Europea y en Estados Unidos ya existen medios
legales para sancionar a empresas de comunicaciones e individuos que se
considera “diseminan” información, que los reguladores europeos o las autoridades
estadounidenses consideran “desinformación”.
Así, la Unión
Europea tiene un Código de “buenas prácticas en materia de Desinformación”[1], en el que se define a la “desinformación”
como:
-
“información
verificablemente falsa o engañosa que de forma acumulativa se crea, presenta y
divulga con fines lucrativos o para engañar deliberadamente a la población”, y
-
“puede
causar un perjuicio público”, entendido como “amenazas contra los procesos
democráticos y la elaboración de políticas, así como contra los bienes
públicos, como la protección de la salud, la protección del medio ambiente o la
seguridad de los ciudadanos de la Unión Europea”.
En el mismo
tenor, la administración de Joe Biden acaba de crear dentro del Department of
Homeland Security (DHS) un “Disinformation Board”[2], encargado de definir
cuáles informaciones son “fake news” y cuáles son consideradas como riesgos a
las políticas establecidas por el gobierno.
Incluso en
México, el presidente López Obrador ha designado a una joven e inexperta
funcionaria para que todos los miércoles, durante su conferencia de prensa “mañanera”
exponga las “noticias falsas”, que él considera se dirigen contra su gobierno
en la prensa y en las redes sociales.
Como en la
novela de George Orwell, 1984, gobiernos alrededor del mundo están
estableciendo sus “Ministerios de la Verdad”, mediante los cuales, no sólo
pretenden censurar la información que surge de la sociedad y que no pueden
controlar en principio, sino ahora también la están criminalizando, para enviar
el mensaje de que cualquier disenso, crítica, duda, burla o lo que no sea del
agrado de los poderosos en turno, será eliminado de los medios de comunicación
y peor aún, será castigado con cárcel.
Hay un miedo
a la verdad, disfrazado justamente como una “defensa de la verdad”, puesto que
dicha verdad, para los gobernantes y las grandes corporaciones, sólo puede emanar
de ellos.
Y con esto
no se quiere decir que todo lo que aparece en redes sociales, por ejemplo, está
basado en hechos incontrovertibles. Es claro que grupos económicos, políticos,
criminales, etc. difunden información sin verificar, noticias falsas y basura
informativa.
Pero los
gobiernos en el mundo están usando ese pretexto para ir uno o varios pasas más
allá, y censurar críticas y señalamientos válidos contra sus decisiones y
acciones que afectan a la población de sus países.
En todo
caso, si se quiere exponer a aquellos que usan los medios de comunicación y las
redes sociales para difundir basura informativa, tendrían que existir paneles y
organizaciones paritarias de gobierno y sociedad civil que estudiaran y
analizaran la información claramente dañina para la sociedad, excluyendo de
ello cualquier tipo de censura. En todo caso, incluyendo avisos o alertas para
los consumidores de dicha información de que no está independientemente
verificada y que quien la lea o distribuya lo hace a sabiendas de que no es
verdadera o no está suficientemente validada.
Pero los
gobiernos desean cerrar los flujos de información que les afectan directamente
y que cuestionan sus decisiones y forma de gobernar, y aprovechan la mucha
basura informativa que hay en redes sociales, para disfrazar sus intentos de
censura y de castigo contra la crítica legítima.
Malos
tiempos los que se viven, y peores aún los que vienen, dado que el mundo se ha
dividido desde hace una década nuevamente en dos bandos irreconciliables, que
consideran sólo su “verdad” como la única, y ello va a llevar a más ataques a
la libertad de expresión y más controles para las poblaciones en todo el mundo.
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