Pausar la incertidumbre
Si López
Obrador quiere hacer una pausa, la más indicada es dejar de cultivar la
incertidumbre y recalcular las posibilidades del poder restante.
René
Delgado
febrero 11,
2022
https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/rene-delgado/2022/02/11/pausar-la-incertidumbre/
No es
inusual maximizar –radicalizar, se dice ahora– reclamos, demandas,
pretensiones, posturas u objetivos y, así, tomar ventaja en la negociación o la
acción política.
No, no es
extraño aplicar ese recurso, sobre todo cuando se siente contar con fuerza y
energía. Sin embargo, cuando se abusa de esa táctica y se posterga una y otra
vez el acuerdo o se prolonga de más la acción en turno, la incertidumbre
comienza a gobernar el curso de los acontecimientos y la desesperación a dictar
los siguientes pasos.
A las
puertas de ese peligro está Andrés Manuel López Obrador, quien se aleja así de
la revelación que hizo al alzarse con la victoria electoral: “confieso que
tengo una ambición legítima: quiero pasar a la historia como un buen presidente
de México”.
Cuanto está
ocurriendo reconfirma lo dicho en el anterior Sobreaviso: “El presidente López
Obrador conserva el poder, pero no está claro si el control y la capacidad de
atender tantos frentes abiertos”.
Si el
mandatario quiere hacer una pausa, la más indicada es dejar de cultivar la
incertidumbre y recalcular las posibilidades del poder restante.
…
En el
absurdo lance presidencial de pausar la relación con España hay quienes quieren
ver una maniobra distractora, una obcecada fijación o un desliz del inconsciente,
pero no sólo es eso.
Ese episodio
se engarza con otros y refleja tres cuestiones. La manía de generalizar actos o
hechos particulares, la desesperación como consejera del fastidio y la pérdida
del control, por no decir del sentido de realidad ante una muy compleja
circunstancia.
Esa
declaración no es un hecho aislado. Se suma a una serie de acciones y
pronunciamientos que marcan un giro sin cálculo ni control de la postura
presidencial y con tintes contradictorios, sí, ante el exterior, pero también
ante la prensa, el crimen, la acción legislativa, el partido en el poder, la
inversión extranjera, los movimientos sociales e, incluso, la sucesión
presidencial.
Un extravío
justo cuando la inflación y la falta de crecimiento frenan la recuperación y
perfilan una estanflación. Justo cuando es menester flexibilizar, en vez de
endurecer o radicalizar posturas.
Cultivar la
incertidumbre puede hacer de un huracán, un tobogán.
…
Cuanto hoy
sucede es consecuencia de los pasos dados, aun antes asumir la jefatura del
Estado.
La
integración del gabinete respondió a diversos factores. Cumplir compromisos
adquiridos en campaña, con quienes sin compartir al cien los postulados,
ayudaron a acceder al poder. Premiar a quienes apoyaron sin chistar, aunque
carecieran de habilidad para gestionar y administrar proyectos, políticas,
programas y obras. Colocar a cuadros de absoluta confianza, en posiciones
clave.
Con ese
equipo que parecía hablar de pluralidad y no de incompatibilidad, se
emprendieron acciones de gobierno sin dominio de la administración,
confundiendo la prisa con la velocidad y convirtiendo la conferencia matutina
en instrumento de gobierno. Así, a la dificultad de proyectar un futuro sin
asegurar el presente se agregaron otras: un mal cálculo de los recursos humanos,
administrativos, legales y económicos para desatar sin jerarquizar aquellas
acciones y un mal cálculo de las zancadillas y los tropiezos con que la
administración se toparía.
El efecto no
tardó en resentirse y, luego, con la pandemia encima se agravó la situación. La
enfermedad se entendió como oportunidad y no como adversidad y, bajo esa idea,
en vez de pausar y reajustar el proyecto, se resolvió acelerar y continuar como
si nada… sólo lamentando el confinamiento que impedía gobernar desde la plaza.
…
Los
siguientes pasos fueron más atrabancados.
Se descargó
del equipo a quienes cuestionaban términos y ritmo de la gestión; se privilegió
la obediencia sobre la capacidad; se sorteó a la burocracia, haciendo del
Ejército eficaz y disciplinada fuerza de tarea de uso múltiple, sin acción
ofensiva contra el crimen; se cargó contra instancias, normas y personalidades
que ponían obstáculos o resistencia; se concentró al partido en las elecciones
intermedias, donde se jugó media República… y se sostuvo, contra pandemia y
marea, el plan original.
El resultado
electoral fue paradójico. El movimiento expandió su presencia territorial, pero
la redujo a nivel distrital y perdió la mitad del importantísimo enclave
electoral que es la Ciudad de México. La prisa derivó en desbocamiento y la
desesperación en angustia. Se precipitó absurdamente la sucesión, se anunciaron
iniciativas de reforma constitucional que ahondan la incertidumbre y atemorizan
la inversión, se radicalizó la postura presidencial, se hizo de la revocación y
la ratificación una prioridad y, en el colmo del absurdo y la adversidad, llegó
la cuarta ola pandémica que golpeó aún más la recuperación.
Comenzaron a
ser más los tropiezos que las zancadillas.
…
En vez de
hacer una pausa, replantear la estrategia y recalcular el proyecto, se han
comenzado giros no exentos de contracción.
Ahí se
explican los errores cometidos en la relación con Nicaragua, Panamá, Austria,
España y, sobre todo, con Estados Unidos. El tardío rescate militar de regiones
y plazas dejadas en manos del crimen. La contención de movimientos sociales
tolerados pese al daño provocado a la economía o la ciudadanía. La incapacidad
de Morena para seleccionar candidatos sin provocar divisiones y de establecer
canales de comunicación con cuadros y militantes. La ríspida relación con la
prensa a veces llevada al terreno personalizado, cuando los asesinatos de
periodistas son tema del día.
Si de hacer
pausa se trata, la indicada es dejar de cultivar la incertidumbre y recalcular
las posibilidades del poder restante. Dar certeza y perspectiva.
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