Líderes de territorios prorrusos dicen que Kiev atacará a Moscú
El
Kremlin anuncia retiro de más tropas de la frontera con Ucrania
Disminuye
la cifra de detonaciones de obuses en la zona de tensión
Juan Pablo
Duch
Corresponsal
https://www.jornada.com.mx/2022/02/19/mundo/017n1mun
Periódico La Jornada
Sábado 19 de febrero de 2022, p. 17
Moscú. Sin que pueda saberse si son nuevos elementos
de lo que podría llamarse aumento de la tensión bajo control –seguir
estirando la cuerda sin querer que se rompa– o la situación se está desbordando
por iniciativa de quienes no quieren alternativas que no les convienen, el día
de ayer estuvo marcado por tres noticias que se alejan de lo que sería una
solución y favorecen al aumento de la tensión en la frontera entre Rusia y
Ucrania, aunque el escenario de una guerra devastadora no es el deseado por los
gobiernos de esos países.
La primera noticia, casi calcada del anuncio de Biden
sobre la fecha en que Rusia invadiría Ucrania, los líderes de parte de las
regiones de Donietsk, Denis Pushilin, y Lugansk, Leonid Pasechnik, que no se
supeditan a Kiev –impuestos ambos por el Kremlin para ocupar los sitios de uno
asesinado en un atentado en Donietsk, Aleksandr Zajarchenko, y el otro que huyó
de Lugansk con fama de corrupto, Igor Plotnisky–, advirtieron ayer de que
es inminente un ataque del ejército ucranio, por lo cual exhortaron a
la población civil a refugiarse en territorio de Rusia, donde los están
esperando con los brazos abiertos y 10 mil rublos (equivalente a 2 mil 700 pesos)
por persona.
El presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, dentro
de unos días va a dar la orden a sus militares de comenzar una ofensiva y
cumplir el plan de invadir el territorio de las repúblicas populares de
Doniestk y Lugansk. Me dirijo a los habitantes de nuestro estado, a partir de
este 18 de febrero hemos organizado el traslado masivo hacia la Federación
Rusa. En primer lugar, deben ser evacuados niños, mujeres y las personas
mayores, dijo Pushilin en un mensaje que subió a Youtube.
Pushilin, igual que hizo después su colega de Lugansk,
divulgó que en la región rusa colindante de Rostov hay ya preparados
campamentos para recibir a los refugiados, que estiman en 700 mil.
El ministro de Defensa de Ucrania, Oleksy Reznikov, al
hablar ante los diputados de la Rada en Kiev aseveró que reforzamos
nuestra defensa y negó tener la intención de preparar una
ofensiva contra los territorios insurrectos.
La segunda noticia es que continuó ayer el lanzamiento
de proyectiles de ambos lados, sin que nadie pueda precisar quién lo inició.
Se sabe que la misión de observación de la
Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa, la única que lleva ese
registro, determinó que antier hubo 500 violaciones del alto el fuego y ayer,
sólo 80, lo cual parece apuntar a que va en declive el incremento de los
ataques.
Todos acusan a la otra parte de estar violando el alto
el fuego y nadie aporta pruebas que demuestren a quién beneficia hacerlo en
estos momentos de suma tensión. Es fácil culpar al otro, lo difícil es explicar
qué ganaría con eso, cuando puede provocar una reacción que le haría perder
todo.
Ciertamente, hay militares que rechazan llegar a un
acuerdo con los rebeldes y también separatistas que no quieren formar parte de
Ucrania. ¿Quién lanzó el primer proyectil?, no se sabe.
Como cereza del pastel, el presidente Vladimir Putin
recibió en el Kremlin a su colega bielorruso, Aleksandr Lukashenko, y ambos
acordaron asistir mañana al episodio culminante de las maniobras militares en
Bielorrusia, que el vocero de Putin, Dimitri Peskov, aclaró que estaban
previstas desde hace tiempo y que no pudieron llevarse a cabo en 2020 y 2021
por la pandemia de covid-19.
Ahora, los mandatarios atestiguarán el lanzamiento de
misiles balísticos y de crucero capaces de portar ojivas nucleares, aunque este
sábado no las llevarán, y buques de guerra de las Flotas de los mares Negro y
del Norte.
No parece la mejor manera de rebajar la tensión, a
pesar de que Putin, en la conferencia prensa tras su reunión con Lukashenko,
aseguró que estamos listos para comenzar a negociar (con Estados Unidos y
la OTAN) con la condición de que todas las cuestiones se consideren juntas, sin
separarse de las principales propuestas de Rusia, tesis que se repite varias
veces en la respuesta rusa a los posicionamientos estadunidense y noratlántico
que se publicó el jueves anterior.
Lukashenko, de su lado, subrayó que nadie quiere
una guerra ni siquiera que se agraven estos conflictos. No lo necesitamos: ni
los rusos ni los bielorrusos. Todo depende de nuestro vecino, Ucrania.
Curiosamente, si Rusia acepta negociar un nuevo
tratado de misiles de corto y mediano alcance, propuesta en realidad
inicialmente suya, resolvería en la práctica una de sus exigencias a la OTAN
(no instalar armas ofensivas cerca de sus fronteras), pues argumentó que le
preocupaba que los misiles pudieran tardar cinco minutos en llegar a Moscú.
Podría pensarse que estaría más tranquilo si tardan 20 minutos.
En el otro extremo, Estados Unidos asegura que Rusia
ya tiene concentrados cerca de la frontera con Ucrania al menos a 190 mil
soldados, lo cual suena a disparate porque, de ser cierto, dejaría
desprotegidos otros flancos donde las amenazas a la seguridad de Rusia serían
mucho más graves que desde Ucrania, que dista de ser miembro de la OTAN.
En medio de esa sicosis, el Ministerio de Defensa
moscovita emitió ayer el enésimo comunicado que apunta a que el retiro de
tropas y armamento será un proceso lento, pero que está en marcha: Otro
tren militar con personal y material perteneciente a unidades de tanques del
ejército del distrito militar oeste regresó a su base permanente, aparte de que
reportó que 10 bombarderos SU-24 se retiraron de Crimea.
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