País de miedo
Pascal
Beltrán del Río
https://www.excelsior.com.mx/opinion/pascal-beltran-del-rio/pais-de-miedo/1499685
Claudia
Sheinbaum se ha
convertido en el eco de la voz del presidente Andrés Manuel López Obrador. Cosa
que dice él no tarda ella en repetirla, casi ad lítteram.
Tan lo sabe, que antes de hacerlo, se cura en salud: “Otra vez me van a decir
regenta, pero…”.
Con ello, se
vuelve, como dice la expresión popular, más papista que el Papa.
El jueves
pasado, la jefa de Gobierno respaldó el dicho presidencial de que el Inai debe
investigar los bienes e ingresos de periodistas. Luego se fue de un hilo
diciendo que hay una “campaña negra” en contra suya y del Presidente, cuyo
financiamiento, exigió, debe ser revelado. Y terminó por preguntar si los
mexicanos queríamos vivir en un país de miedo o de esperanza.
¿Que que, qué?
Tal vez
a Sheinbaum se le olvide o le interese que no se diga, pero ya
vivimos en un país de miedo.
¿O en qué
otro país que se dice democrático y respetuoso del Estado de derecho entra una
caravana de 20 vehículos con delincuentes fuertemente armados en una ciudad de
60 mil habitantes, aterrorizando a la población, ametrallando fachadas de
casas, penetrando en algunas de ellas para matar y secuestrar?
Eso pasó la
noche del martes y madrugada del miércoles en Caborca, Sonora, el estado
gobernado por quien fue, durante casi dos años, secretario de Seguridad y
Protección Ciudadana del gobierno federal. ¿A qué ciudadano se le dio allí
protección durante esas seis horas de terror? ¿Qué autoridad federal o local
acudió a tiempo, cuando se requería, para ayudar a los caborquenses?
Quienes
hablan de un país de esperanza quizá no registren que salir a divertirse por la
noche es una actividad de alto riesgo en México.
Ahí está el
caso de los cinco jóvenes zacatecanos que fueron secuestrados al salir de un
bar la noche del sábado 12 de febrero en la capital estatal. A cuatro de ellos
los hallaron muertos al día siguiente. Sus cadáveres, envueltos en bolsas negras,
aparecieron en una camioneta abandonada sobre una carretera estatal, en el
municipio de Genaro Codina. Luego de una intensa búsqueda, el cuerpo de la
quinta víctima apareció el viernes pasado, junto con el de un hombre de
identidad desconocida, en una casa ubicada en el municipio de Guadalupe.
Miedo, el
que se siente al usar el transporte público en muchas zonas urbanas del país,
donde se han vuelto frecuentes los asaltos a choferes y pasajeros, quienes
corren el riesgo de recibir un balazo en caso de resistirse a entregar sus
pertenencias. Miedo, también, por viajar por carretera, pues los robos al
transporte de carga e, incluso, al de pasajeros van al alza.
La semana
pasada, un autobús de la compañía ADO que iba hacia Veracruz, fue obligado a
detenerse sobre la autopista Puebla-Orizaba, que se ha vuelto una de las más
peligrosas del país, para luego ser abordado por hombres armados, quienes
despojaron a los pasajeros de sus pertenencias. Y, apenas la madrugada de ayer,
otro autobús de la misma línea, que iba de Tierra Blanca a Oaxaca, debió pararse
al toparse con un tronco atravesado en el camino. Además de robar a los
viajeros, los delincuentes violaron a varias mujeres.
Miedo, que
un supuesto grupo de autodefensa haya secuestrado a 21 personas de Pantelhó,
Chiapas, hace casi siete meses, y que el líder de la organización rete a los
integrantes de la Comisión Nacional de Búsqueda, que hace poco llegaron al
municipio, a que escudriñen “hasta debajo de las piedras”.
Miedo, que
criminales quemen negocios que se resistan a ser extorsionados, como ocurrió,
nuevamente, la noche del viernes en Acapulco.
En el país
que lleva más de 112 mil homicidios dolosos en 38 meses –entre ellos, los de 28
periodistas– y, hasta julio pasado, 21 mil desapariciones de personas en lo que
va del sexenio, amenazar con que corremos el riesgo de vivir con miedo es una
bofetada. ¿O de qué esperanza nos están hablando?
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