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Zapata

lunes, 21 de febrero de 2022

 País de miedo

Pascal Beltrán del Río

https://www.excelsior.com.mx/opinion/pascal-beltran-del-rio/pais-de-miedo/1499685

Claudia Sheinbaum se ha convertido en el eco de la voz del presidente Andrés Manuel López Obrador. Cosa que dice él no tarda ella en repetirla, casi ad lítteram. Tan lo sabe, que antes de hacerlo, se cura en salud: “Otra vez me van a decir regenta, pero…”.

Con ello, se vuelve, como dice la expresión popular, más papista que el Papa.

El jueves pasado, la jefa de Gobierno respaldó el dicho presidencial de que el Inai debe investigar los bienes e ingresos de periodistas. Luego se fue de un hilo diciendo que hay una “campaña negra” en contra suya y del Presidente, cuyo financiamiento, exigió, debe ser revelado. Y terminó por preguntar si los mexicanos queríamos vivir en un país de miedo o de esperanza.

¿Que que, qué?

Tal vez a Sheinbaum se le olvide o le interese que no se diga, pero ya vivimos en un país de miedo.

¿O en qué otro país que se dice democrático y respetuoso del Estado de derecho entra una caravana de 20 vehículos con delincuentes fuertemente armados en una ciudad de 60 mil habitantes, aterrorizando a la población, ametrallando fachadas de casas, penetrando en algunas de ellas para matar y secuestrar?

Eso pasó la noche del martes y madrugada del miércoles en Caborca, Sonora, el estado gobernado por quien fue, durante casi dos años, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno federal. ¿A qué ciudadano se le dio allí protección durante esas seis horas de terror? ¿Qué autoridad federal o local acudió a tiempo, cuando se requería, para ayudar a los caborquenses?

Quienes hablan de un país de esperanza quizá no registren que salir a divertirse por la noche es una actividad de alto riesgo en México.

Ahí está el caso de los cinco jóvenes zacatecanos que fueron secuestrados al salir de un bar la noche del sábado 12 de febrero en la capital estatal. A cuatro de ellos los hallaron muertos al día siguiente. Sus cadáveres, envueltos en bolsas negras, aparecieron en una camioneta abandonada sobre una carretera estatal, en el municipio de Genaro Codina. Luego de una intensa búsqueda, el cuerpo de la quinta víctima apareció el viernes pasado, junto con el de un hombre de identidad desconocida, en una casa ubicada en el municipio de Guadalupe.

Miedo, el que se siente al usar el transporte público en muchas zonas urbanas del país, donde se han vuelto frecuentes los asaltos a choferes y pasajeros, quienes corren el riesgo de recibir un balazo en caso de resistirse a entregar sus pertenencias. Miedo, también, por viajar por carretera, pues los robos al transporte de carga e, incluso, al de pasajeros van al alza.

La semana pasada, un autobús de la compañía ADO que iba hacia Veracruz, fue obligado a detenerse sobre la autopista Puebla-Orizaba, que se ha vuelto una de las más peligrosas del país, para luego ser abordado por hombres armados, quienes despojaron a los pasajeros de sus pertenencias. Y, apenas la madrugada de ayer, otro autobús de la misma línea, que iba de Tierra Blanca a Oaxaca, debió pararse al toparse con un tronco atravesado en el camino. Además de robar a los viajeros, los delincuentes violaron a varias mujeres.

Miedo, que un supuesto grupo de autodefensa haya secuestrado a 21 personas de Pantelhó, Chiapas, hace casi siete meses, y que el líder de la organización rete a los integrantes de la Comisión Nacional de Búsqueda, que hace poco llegaron al municipio, a que escudriñen “hasta debajo de las piedras”.

Miedo, que criminales quemen negocios que se resistan a ser extorsionados, como ocurrió, nuevamente, la noche del viernes en Acapulco.

En el país que lleva más de 112 mil homicidios dolosos en 38 meses –entre ellos, los de 28 periodistas– y, hasta julio pasado, 21 mil desapariciones de personas en lo que va del sexenio, amenazar con que corremos el riesgo de vivir con miedo es una bofetada. ¿O de qué esperanza nos están hablando?

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