¿QUÉ SUCEDIÓ CON LA GIRA DE EBRARD
POR ESTADOS UNIDOS, CHINA, RUSIA Y LA INDIA?
El
secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, que es también
una especie de secretario de Salud y de Gobernación, en vista de que es quien
anuncia las medidas más relevantes en torno a la estrategia gubernamental para
conseguir vacunas y en materia migratoria, había anticipado que visitaría a los
países aludidos en el encabezado de este artículo, para agilizar la entrega de
vacunas ya comprometidas para nuestro país.
Por lo
pronto, la cancillería mexicana ha anunciado que Ebrard hará una visita oficial
a Rusia del 24 al 28 de abril próximos[1]. Se señala en el
comunicado que el objetivo de la visita “se enmarca en el diálogo político ágil
y abierto que mantienen ambos países, y en el espíritu de cooperación bilateral,
en diversos temas, notablemente el del combate a la pandemia del COVID-19”.
Se informa
que durante la “gira de trabajo (Ebrard y el Ministro de Asuntos Exteriores de
Rusia, Serguéi Lavrov) analizarán mecanismos para fortalecer las relaciones
entre ambos países; evaluarán las acciones emprendidas durante la pandemia e
identificarán prioridades para la etapa de recuperación”.[2]
Así también,
Ebrard visitará al Instituto Gamaleya en donde se desarrolló y se produce la
vacuna Sputnik V, que México ha adquirido para su esquema de vacunación anti-Covid
19.
Esta visita
de Ebrard se realiza en un momento muy singular, por decir lo menos, en la
política internacional, dado el enfrentamiento cada vez más intenso entre
Estados Unidos y Rusia, que en estos días ha dado lugar a más sanciones
económicas y diplomáticas de parte de Washington contra el gobierno de Putin; y
la respuesta del gobierno ruso con sanciones diplomáticas (en vista de que en
el ámbito económico, el mismo Lavrov reconoció que no tienen la capacidad de
responder de manera simétrica a los estadounidenses).
El gobierno
de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), después de un inicial distanciamiento
con el de Biden, en vista de que no reconoció el triunfo electoral de éste
hasta que todas las instancias legales del proceso electoral habían terminado,
ha demostrado ahora una gran cercanía con el gobierno norteamericano, en
especial a raíz de la crisis migratoria en la frontera entre ambos países,
propiciada por el cambio inicial de la política restrictiva que había aplicado
Trump, y que Biden relajó, lo que incentivó una descontrolada migración de
centroamericanos hacia Estados Unidos. Ello finalmente obligó a Biden a reimponer
restricciones similares a las establecidas por Trump, y a pedir a México y a
los gobiernos del Triángulo Norte de Centroamérica a utilizar nuevamente a sus
fuerzas armadas y de seguridad, para detener el flujo migratorio hacia Estados
Unidos.
Este cambio
de política, en menos de 100 días de la administración Biden, ya provocó su
primera baja política, con la renuncia de la exembajadora en México, Roberta
Jacobson, a su puesto como encargada de la política migratoria en la frontera
sur de Estados Unidos, puesto que su posición era más conciliatoria y en
favor de una migración regular, ordenada y segura.
AMLO ha
recibido como compensación por su ayuda para detener el flujo de migrantes, 2.7
millones de dosis de la cuestionada vacuna Astra Zeneca[3] (por más que ambos
gobiernos insisten en que no hubo quid pro quo), y es de los pocos
mandatarios en el mundo que ya ha hablado por teléfono con el presidente Biden,
en dos ocasiones.
La visita de
Ebrard a Rusia entraña por lo tanto, numerosos riesgos, en vista de que la
política de la administración Biden es escalar la guerra híbrida contra Rusia y
China, iniciada en la anterior administración de Donald Trump; y para ello,
está tratando de que todos los países aliados y vasallos de Estados Unidos,
asuman como propias las muchas medidas antirrusas y antichinas que están aplicando en estos
primeros días de su gobierno.
Es sin duda
positivo, que el gobierno de AMLO no siga encerrándose en la relación bilateral
con Estados Unidos, pues eso lo hace más vulnerable a los chantajes y presiones
de Washington, tal como sucedió en los dos primeros años de su administración,
que coincidieron con el gobierno de Trump.
Y aún más
positivo es que se acerque a las otras dos grandes potencias del actual
escenario multipolar, esto es, Rusia y China, por más que Estados Unidos
insista en que el mundo tiene que seguir obedeciendo sólo sus órdenes y demandas.
Pero ello no
quita que desde Washington se inicie una estrategia de presión contra México,
para que no intensifique las relaciones con Moscú y Beijing; e incluso para que
se sume a las sanciones económicas y boicots (como contra las empresas
tecnológicas chinas) que está implementando el gobierno estadounidense, y que
exige a sus aliados y vasallos que repliquen a su vez.
Ya veremos
si Ebrard puede realizar una visita exitosa a Moscú y después a Beijing, en
donde se reafirme que México no se va a enganchar en la lucha por la hegemonía
mundial entre las potencias; que colaborará con todas ellas, ahí en donde le
convenga, y se distanciará de enfrentamientos diplomáticos y sobre todo
militares, entre dichas potencias, pues ello es en beneficio de nuestro país; e
incluso, de iniciarse hostilidades entre dichas potencias (existe un alto
riesgo de ello, especialmente en los casos de Ucrania y Taiwán), nuestro país
deberá declararse abiertamente neutral.
Ojalá que
las presiones, que sin duda existen ahora, y se incrementarán más adelante, por
la creciente hostilidad entre Occidente, Rusia y China, no tome a México desprevenido;
y sobre todo, que pueda conformar un bloque de países que, con toda proporción
guardada, represente algo similar a los No Alineados de las décadas de 50, 60 y
70 del siglo pasado, que en la actual coyuntura, puedan proponer vías alternativas
para la paz, el desarrollo y la cooperación internacional en materia de salud,
medio ambiente, etc.
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