Más impuestos para el
segundo semestre del año
Los
embates sanitarios y económicos derivados de la pandemia aun no terminan, al
contrario, van en aumento y a ello habría que sumar más cargas contributivas
para el segundo semestre del año, en virtud de que un gobierno en quiebra
requiere más recursos para operar sus programas asistenciales y sus tres obras
insignia, además claro, del gasto corriente, servicio de la deuda y pensiones,
entre otras partidas.
El ritmo de gasto de la administración obradorista es excesivo
por decir lo menos, ya que en apenas dos años y medio de gobierno, se han
consumido los fondos de contingencias y los fideicomisos, al tiempo de
contratar más deuda a un ritmo mayor que todo el sexenio de Felipe Calderón y
Enrique Peña Nieto, juntos.
AMLO gasta más de lo que tiene y eso, si en un hogar representa
un desastre, cuantimás en un país que ha resentido como pocos en el mundo el
impacto de la pandemia y que, tardará varios lustros en recuperar, por ejemplo,
los rangos de crecimiento que traía el PIB antes de la llegada al poder de
López Obrador.
Debido a las elecciones intermedias, no subirán los impuestos
antes del 6 de junio, pero solo es cuestión de tiempo para ver de que tamaño
será el ramalazo.
Desde San Lázaro hay voces que alertan sobre una reforma fiscal
tras las elecciones de este año.
La diputada Karem Vargas Pelayo (PRD) advirtió que el Gobierno
Federal realiza una administración fiscalmente involutiva, donde el presupuesto
cada vez alcanza para menos resultados y genera una menor recaudación, por lo
que han tenido que buscar el incremento y creación de nuevos impuestos,
incurriendo incluso en la doble tributación como la reciente creación de
impuestos a las plataformas digitales como Netflix, Uber, Didi, Mercado Libre,
etcétera.
La legisladora precisó que en menos de tres años de este
gobierno se acabó el fondo de contingencias, situación que sucedió previo a la
pandemia, mismo que tenía 297 mil millones de pesos.
Asimismo, durante la contingencia sanitaria se adjudicó el
gobierno, 68 mil millones de pesos de todos los fideicomisos, que es casi dos
veces lo que se destinará en 2021 al Tren Maya, que contará con 36 mil 288
millones.
La pandemia no se ha atendido de manera puntual, ni los estragos
sociales y económicos que han derivado de ella, denotando la opacidad de esta
administración.
Con el arranque del sexenio, vino la cancelación del aeropuerto
de Texcoco y con ello un desembolso que, de acuerdo a la Auditoría Superior de
la Federación, ronda en más de 300 mil millones de pesos, más lo que resulte en
pagar bonos, demandas y dividendos por los próximos 25 años.
La creación de todos los programas asistenciales de AMLO cuya
finalidad no es abatir la pobreza, al contrario, ha aumentado con el actual
régimen, de acuerdo a cifras del Inegi, en diez millones de personas; sino
crear una base político-electoral con el propósito inmediato de ganar la
elección intermedia y luego asegurar su proyecto político para, por lo menos,
los próximos 18 años; han devorado recursos presupuestales que llegará el
momento que no habrá dinero que alcance, toda vez que cada año aumenta la base
de beneficiarios y se incrementa el apoyo económico a cada uno de ellos.
Otro barril sin fondo lo representan las tres obras insignia de
este gobierno, cuyo común denominador es que no traen beneficios económicos,
sociales ni de sustentabilidad y desarrollo a todo el país, como son la
refinería de Dos Bocas, el aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Maya.
Solo
es cuestión de tiempo para resentir lo que representa el dispendio de recursos
públicos, por arriba de los ingresos estimados.
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