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Zapata

jueves, 11 de marzo de 2021

 

LÓPEZ OBRADOR PONE CONTRA LA PARED A

VA POR MÉXICO

Las cruciales elecciones de este 2021 en México, en que estarán en juego la Cámara de Diputados y 15 gubernaturas[1], constituyen la oportunidad ideal para el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), para derrotar a los partidos políticos representantes del período neoliberal (1982-2018), es decir el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD)[2] de manera contundente, una vez más; tal como sucedió en las elecciones generales del 2018 y, con ello, prácticamente asegurar que la coalición de partidos que lo apoya[3], se alce con la victoria en las elecciones presidenciales del 2024, incluso con el propio López Obrador como candidato, si como muchos de sus seguidores creen, su popularidad (de más del 64%), lo lleva a intentar cambiar la Constitución, para permitir la reelección presidencial consecutiva.

Las encuestas señalan una amplia ventaja de Morena sobre sus rivales en las elecciones para diputados federales, con preferencias de 35%, mientras el PRI cuenta con 12%, el PAN con 9% y el PRD con 3%[4] .

De los 15 estados en que se elegirá gobernador, en 10 lleva ventaja en las encuestas el o la candidata de Morena (Baja California, Sinaloa, Nuevo León, San Luis Potosí, Nayarit, Colima, Michoacán, Guerrero, Campeche y Tlaxcala), en 3 lleva la ventaja el PAN (Chihuahua, Querétaro y Baja California Sur) y en 2 (Sonora y Zacatecas), el PRI.

Para AMLO y su proyecto de permanencia en el poder (ya sea a través suyo y/ o de su partido), más allá del 2024, es fundamental aplastar a la oposición neoliberal en estas elecciones, para así evitar que, en las elecciones presidenciales, un frente unido de los partidos rivales pudiera poner en peligro su reciente dominio del escenario político mexicano.

Por ello, AMLO no ha tenido ninguna reserva para que el presidente de Morena, Mario Delgado (subordinado del canciller Marcelo Ebrard, y quien está operando para que la candidatura presidencial de Morena recaiga en el actual Secretario de Relaciones Exteriores), llegue a alianzas con ex priistas, ex perredistas y ex panistas para que asuman las candidaturas de Morena, ya sea a gobernador (ahí está el caso de la ex priista Clara Luz Flores en Nuevo León) o a diputados federales y locales, y alcaldes (tal el caso de Xavier Nava, ex panista y ex perredista, como candidato a reelegirse como alcalde de San Luis Potosí).

Para AMLO y Morena lo que priva en estos momentos es el pragmatismo puro. No importa que las nuevas “adquisiciones” vengan de los vilipendiados y odiados rivales, sino que aseguren un triunfo electoral para el actual partido gobernante. De ahí que, la mayoría de las candidaturas de Morena y sus aliados representan los intereses de grupos locales de poder, que también de manera pragmática se unen a Morena y a AMLO, para seguir formando parte de la alianza gobernante en turno; tal como lo hicieron durante el período neoliberal.

Sin embargo, los tres principales partidos opositores, PRI, PAN y PRD, han llegado a un acuerdo para formar una coalición que enfrente al partido gobernante, a la que han registrado ante el INE con el nombre de Va por México, la cual presentará candidatos de manera unificada, para 11 gubernaturas (Baja California, Baja California Sur, Campeche, Colima, Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas); mientras que en otras 2 sólo van en coalición PRI y PRD (Guerrero y Nuevo León); en otra más solo van juntos PAN y PRD (Chihuahua); y en una más cada partido va por su cuenta (Querétaro).

Esto al parecer ha prendido las alarmas en Palacio Nacional, pues aunque las encuestas señalan que Morena podría ganar 11 de las 15 gubernaturas y la mayoría de la Cámara de Diputados de manera cómoda; el hecho de que los tres principales opositores logren triunfos importantes en gubernaturas, diputaciones y alcaldías, de manera conjunta, los puede llevar a generar una unión aún mayor, con vistas a las elecciones generales del 2024; y AMLO lo que quiere es debilitarlos al máximo, no permitir que se den cuenta de que la unión puede llevarlos a derrotar a la coalición gobernante actual.

Por ello, desde el gobierno se ha iniciado una campaña de limpia de corruptos de pasados gobiernos, que inició con las imputaciones al gobernador panista de Tamaulipas; entidad en donde si bien no se renovará la gubernatura, sí habrá elecciones para otros cargos de elección popular, y AMLO desea eliminar del escenario político al gobernador García Cabeza de Vaca, que aspira a ser el candidato presidencial del PAN en 2024, y que se ha significado por enviar recursos de su estado para apoyar las campañas de su partido en otras entidades.

De ahí que, aprovechando las presiones del gobierno de Biden para que se imputara al gobernador por alguno de los muchos casos por los que las autoridades estadounidenses lo vienen investigando desde hace años, el gobierno de AMLO, a través de la “autónoma” Fiscalía General de la República, solicitó el desafuero del gobernador, acusándolo de delincuencia organizada, lavado de dinero y evasión fiscal.

El proceso llevará algún tiempo, y no es seguro que el gobernador resulte removido de su cargo y juzgado, pero por lo pronto, la imagen de uno de los principales personajes del PAN, ya se ha manchado con las acusaciones y con la feroz propaganda que se ha lanzado desde el gobierno y desde Morena, para dejar fuera de la batalla por el 2024 a García Cabeza de Vaca; y golpeada la imagen del PAN.

Lo mismo pasa ahora con el PRI, cuando el diario EL País de España[5] da a conocer las transferencias por millones de dólares de la actual senadora por Sonora, Sylvana Beltrones, hija del cacique político de ese estado, ex gobernador del mismo, ex presidente del PRI, ex senador y ex diputado federal, Manlio Fabio Beltrones Rivera, quien ha estado en el ojo del huracán muchas veces; acusado de estar involucrado con el narcotráfico (New York Times dixit); de haber participado en la tortura del asesino de Luis Donaldo Colosio (Mario Aburto), supuestamente para obligarlo a desdecirse de que el autor intelectual del mismo había sido Raúl Salinas de Gortari; de haber ordenado el desvío de dinero público en las campañas del PRI en 2015 y 2016, cuando estaba al frente de dicho partido;  ahora, de cobrar “servicios” a la empresa Televisa, por la aprobación de una ley de telecomunicaciones en 2006 que favorecía a dicha empresa, y por lo cual su hija habría recibido el pago de más de 10 millones de dólares, a través de un prestanombres cercano a Beltrones (Luis Alejandro Capdeville), en Andorra, en los años 2009 y 2010; etc.

No hay mucha duda respecto al carácter corrupto de los gobiernos priistas y panistas, que saquearon al país durante décadas, por lo que el gobierno de AMLO debe contar con numerosas evidencias que puede utilizar ahora para recordar al electorado que estos partidos representan lo peor del pasado reciente de México y que no debe caer nuevamente en las mentiras y demagogia de estos depredadores.

De ahí que ahora, tanto PRI, como PAN, que están poniendo en peligro las victorias de Morena en algunas entidades importantes, como Sonora, en donde el ex secretario de Seguridad Ciudadana del gobierno de AMLO, Alfonso Durazo, es el abanderado del partido en el gobierno, están recibiendo una parte importante de la “artillería” con la que cuenta el gobierno actual, tanto para disuadir a la población de volver a votar por estos partidos, como para advertir a los grupos de poder locales de apoyar nuevamente al PRI, PAN y PRD en las próximas elecciones, ante el riesgo de que se vean acusados de actos de corrupción en el pasado reciente.

Veremos si esta estrategia le resulta a AMLO y a Morena para acabar de aplastar a una oposición, que se ha significado por su falta de propuestas alternativas ante las del actual gobierno, que sólo tiene que desmantelar parte del andamiaje neoliberal que se conformó en las últimas tres décadas; y exponer (ni siquiera castigar realmente) a alguno de los corruptos de entonces, para demostrar que es “diferente”; que no es igual a los anteriores, aunque se esté apoyando en una gran cantidad de políticos y funcionarios que se hicieron y prosperaron durante los gobiernos priistas, panistas y perredistas.

Por lo que también AMLO corre el riesgo de cambiar todo, sólo para que todo siga igual. Veremos.



[1] Además, se disputarán alcaldías y diputaciones locales en 30 de las 32 entidades federativas del país. En total 21,368 funcionarios.

[2] Este partido qué representó al centro-izquierda en el espectro político-ideológico de México entre 1988-2012, acabó por sucumbir a los “cantos de sirena” del neoliberalismo, y en 2013 apoyó las reformas “estructurales” neoliberales impulsadas por el entonces presidente Enrique Peña Nieto (PRI), lo que motivó la definitiva separación de AMLO del PRD, y la formación de un nuevo partido, que hoy es el mayoritario en México, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

[3] Morena más el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), el Partido del Trabajo (PT), el Partido Encuentro Social (PES), el Partido Redes Sociales Progresistas (RSP) y el Partido Fuerza México (FM); estos dos últimos apenas obtuvieron su registro de parte del Instituto Nacional Electoral (INE).

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