LÓPEZ OBRADOR PONE CONTRA LA PARED A
VA POR MÉXICO
Las cruciales
elecciones de este 2021 en México, en que estarán en juego la Cámara de
Diputados y 15 gubernaturas[1], constituyen la oportunidad
ideal para el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), para derrotar a
los partidos políticos representantes del período neoliberal (1982-2018), es
decir el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional
(PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD)[2] de manera contundente, una
vez más; tal como sucedió en las elecciones generales del 2018 y, con ello,
prácticamente asegurar que la coalición de partidos que lo apoya[3], se alce con la victoria
en las elecciones presidenciales del 2024, incluso con el propio López Obrador
como candidato, si como muchos de sus seguidores creen, su popularidad (de más
del 64%), lo lleva a intentar cambiar la Constitución, para permitir la reelección
presidencial consecutiva.
Las
encuestas señalan una amplia ventaja de Morena sobre sus rivales en las
elecciones para diputados federales, con preferencias de 35%, mientras el PRI
cuenta con 12%, el PAN con 9% y el PRD con 3%[4] .
De los 15
estados en que se elegirá gobernador, en 10 lleva ventaja en las encuestas el o
la candidata de Morena (Baja California, Sinaloa, Nuevo León, San Luis Potosí,
Nayarit, Colima, Michoacán, Guerrero, Campeche y Tlaxcala), en 3 lleva la
ventaja el PAN (Chihuahua, Querétaro y Baja California Sur) y en 2 (Sonora y
Zacatecas), el PRI.
Para AMLO y
su proyecto de permanencia en el poder (ya sea a través suyo y/ o de su
partido), más allá del 2024, es fundamental aplastar a la oposición neoliberal en
estas elecciones, para así evitar que, en las elecciones presidenciales, un
frente unido de los partidos rivales pudiera poner en peligro su reciente
dominio del escenario político mexicano.
Por ello,
AMLO no ha tenido ninguna reserva para que el presidente de Morena, Mario
Delgado (subordinado del canciller Marcelo Ebrard, y quien está operando para
que la candidatura presidencial de Morena recaiga en el actual Secretario de
Relaciones Exteriores), llegue a alianzas con ex priistas, ex perredistas y ex
panistas para que asuman las candidaturas de Morena, ya sea a gobernador (ahí
está el caso de la ex priista Clara Luz Flores en Nuevo León) o a diputados
federales y locales, y alcaldes (tal el caso de Xavier Nava, ex panista y ex
perredista, como candidato a reelegirse como alcalde de San Luis Potosí).
Para AMLO y
Morena lo que priva en estos momentos es el pragmatismo puro. No importa que
las nuevas “adquisiciones” vengan de los vilipendiados y odiados rivales, sino
que aseguren un triunfo electoral para el actual partido gobernante. De ahí que,
la mayoría de las candidaturas de Morena y sus aliados representan los
intereses de grupos locales de poder, que también de manera pragmática se unen
a Morena y a AMLO, para seguir formando parte de la alianza gobernante en
turno; tal como lo hicieron durante el período neoliberal.
Sin embargo,
los tres principales partidos opositores, PRI, PAN y PRD, han llegado a un
acuerdo para formar una coalición que enfrente al partido gobernante, a la que
han registrado ante el INE con el nombre de Va por México, la cual presentará
candidatos de manera unificada, para 11 gubernaturas (Baja California, Baja
California Sur, Campeche, Colima, Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí, Sinaloa,
Sonora, Tlaxcala y Zacatecas); mientras que en otras 2 sólo van en coalición
PRI y PRD (Guerrero y Nuevo León); en otra más solo van juntos PAN y PRD
(Chihuahua); y en una más cada partido va por su cuenta (Querétaro).
Esto al
parecer ha prendido las alarmas en Palacio Nacional, pues aunque las encuestas
señalan que Morena podría ganar 11 de las 15 gubernaturas y la mayoría de la
Cámara de Diputados de manera cómoda; el hecho de que los tres principales
opositores logren triunfos importantes en gubernaturas, diputaciones y
alcaldías, de manera conjunta, los puede llevar a generar una unión aún mayor,
con vistas a las elecciones generales del 2024; y AMLO lo que quiere es
debilitarlos al máximo, no permitir que se den cuenta de que la unión puede llevarlos
a derrotar a la coalición gobernante actual.
Por ello,
desde el gobierno se ha iniciado una campaña de limpia de corruptos de pasados
gobiernos, que inició con las imputaciones al gobernador panista de Tamaulipas;
entidad en donde si bien no se renovará la gubernatura, sí habrá elecciones para
otros cargos de elección popular, y AMLO desea eliminar del escenario político
al gobernador García Cabeza de Vaca, que aspira a ser el candidato presidencial
del PAN en 2024, y que se ha significado por enviar recursos de su estado para
apoyar las campañas de su partido en otras entidades.
De ahí que, aprovechando
las presiones del gobierno de Biden para que se imputara al gobernador por
alguno de los muchos casos por los que las autoridades estadounidenses lo
vienen investigando desde hace años, el gobierno de AMLO, a través de la “autónoma”
Fiscalía General de la República, solicitó el desafuero del gobernador,
acusándolo de delincuencia organizada, lavado de dinero y evasión fiscal.
El proceso
llevará algún tiempo, y no es seguro que el gobernador resulte removido de su
cargo y juzgado, pero por lo pronto, la imagen de uno de los principales
personajes del PAN, ya se ha manchado con las acusaciones y con la feroz
propaganda que se ha lanzado desde el gobierno y desde Morena, para dejar fuera
de la batalla por el 2024 a García Cabeza de Vaca; y golpeada la imagen del
PAN.
Lo mismo
pasa ahora con el PRI, cuando el diario EL País de España[5] da a conocer las
transferencias por millones de dólares de la actual senadora por Sonora,
Sylvana Beltrones, hija del cacique político de ese estado, ex gobernador del
mismo, ex presidente del PRI, ex senador y ex diputado federal, Manlio Fabio Beltrones
Rivera, quien ha estado en el ojo del huracán muchas veces; acusado de estar
involucrado con el narcotráfico (New York Times dixit); de haber
participado en la tortura del asesino de Luis Donaldo Colosio (Mario Aburto),
supuestamente para obligarlo a desdecirse de que el autor intelectual del mismo
había sido Raúl Salinas de Gortari; de haber ordenado el desvío de dinero público
en las campañas del PRI en 2015 y 2016, cuando estaba al frente de dicho
partido; ahora, de cobrar “servicios” a
la empresa Televisa, por la aprobación de una ley de telecomunicaciones en 2006
que favorecía a dicha empresa, y por lo cual su hija habría recibido el pago de
más de 10 millones de dólares, a través de un prestanombres cercano a Beltrones
(Luis Alejandro Capdeville), en Andorra, en los años 2009 y 2010; etc.
No hay mucha
duda respecto al carácter corrupto de los gobiernos priistas y panistas, que
saquearon al país durante décadas, por lo que el gobierno de AMLO debe contar
con numerosas evidencias que puede utilizar ahora para recordar al electorado
que estos partidos representan lo peor del pasado reciente de México y que no
debe caer nuevamente en las mentiras y demagogia de estos depredadores.
De ahí que
ahora, tanto PRI, como PAN, que están poniendo en peligro las victorias de
Morena en algunas entidades importantes, como Sonora, en donde el ex secretario
de Seguridad Ciudadana del gobierno de AMLO, Alfonso Durazo, es el abanderado
del partido en el gobierno, están recibiendo una parte importante de la “artillería”
con la que cuenta el gobierno actual, tanto para disuadir a la población de
volver a votar por estos partidos, como para advertir a los grupos de poder
locales de apoyar nuevamente al PRI, PAN y PRD en las próximas elecciones, ante
el riesgo de que se vean acusados de actos de corrupción en el pasado reciente.
Veremos si
esta estrategia le resulta a AMLO y a Morena para acabar de aplastar a una
oposición, que se ha significado por su falta de propuestas alternativas ante
las del actual gobierno, que sólo tiene que desmantelar parte del andamiaje
neoliberal que se conformó en las últimas tres décadas; y exponer (ni siquiera castigar
realmente) a alguno de los corruptos de entonces, para demostrar que es “diferente”;
que no es igual a los anteriores, aunque se esté apoyando en una gran cantidad
de políticos y funcionarios que se hicieron y prosperaron durante los gobiernos
priistas, panistas y perredistas.
Por lo que
también AMLO corre el riesgo de cambiar todo, sólo para que todo siga igual. Veremos.
[1]
Además, se disputarán alcaldías y diputaciones locales en 30 de las 32
entidades federativas del país. En total 21,368 funcionarios.
[2]
Este partido qué representó al centro-izquierda en el espectro
político-ideológico de México entre 1988-2012, acabó por sucumbir a los “cantos
de sirena” del neoliberalismo, y en 2013 apoyó las reformas “estructurales”
neoliberales impulsadas por el entonces presidente Enrique Peña Nieto (PRI), lo
que motivó la definitiva separación de AMLO del PRD, y la formación de un nuevo
partido, que hoy es el mayoritario en México, el Movimiento de Regeneración
Nacional (Morena).
[3]
Morena más el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), el Partido del Trabajo
(PT), el Partido Encuentro Social (PES), el Partido Redes Sociales Progresistas
(RSP) y el Partido Fuerza México (FM); estos dos últimos apenas obtuvieron su
registro de parte del Instituto Nacional Electoral (INE).
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