Toda la
histeria que han desatado el Deep State estadounidense, los medios de
comunicación alineados con el complejo militar-industrial-de seguridad; los
neoconservadores, el Partido Demócrata y a trasmano, los lobbies pro Israel
y pro Arabia Saudita, contra Trump; por no haber “defendido” la impresentable
acusación del aparato de inteligencia estadounidense contra Putin, por su
inventada interferencia en las elecciones del 2016, durante la conferencia de
prensa posterior a la cumbre de Helsinki, sólo refleja la impotencia de estos
actores por aislar por completo a Rusia, que junto con China e Irán
son los únicos países en el mundo que realmente ejercen su soberanía, y se
oponen a subordinarse a Estados Unidos, Europa Occidental e Israel.
Trump se ha
acercado a Rusia, no por iniciativa propia, sino porque el primer ministro
israelí, Benjamín Netanyahu, a pesar de mantener una comunicación fluida con
Moscú y ciertos acuerdos para no agredirse en el teatro de operaciones sirio;
no ha podido convencer a Putin de que ejerza presión sobre Assad y sobre Irán,
para que las milicias chiitas y los asesores iraníes dejen de avanzar hacia los
últimos reductos de los mercenarios y terroristas apoyados por Israel y Arabia
Saudita, que se encuentran en el suroeste del país, y a los que próximamente
derrotarán las fuerzas combinadas sirias-iraníes y rusas.
Netanyahu
está desesperado por salvar a esos mercenarios, ya que entre ellos hay cientos
de operativos israelíes que son los que realmente los dirigen. Por lo pronto,
ya evacuaron a su “ONG”, que sirvió de “caja de resonancia” de la propaganda anti
siria y anti rusa, los llamados “cascos blancos” que todo el tiempo estuvieron
adosados a los grupos mercenarios y terroristas apoyados por Tel Aviv y Riad.
Como
Netanyahu y el resto de actores que desean que Estados Unidos se mantenga como el
“fiel de la balanza” en Medio Oriente, y sobre todo que inicie acciones bélicas
contra Irán, no han podido detener el avance sirio-iraní-ruso, y ello implicaría
una “amenaza” a la ilegal ocupación israelí de los Altos del Golan, que de facto se anexó desde 1967; ahora ha
recurrido a su “manchurian candidate”, Donald Trump, para que trate de llegar a
un acuerdo con Putin, con objeto de que los iraníes y sus milicias salgan de
Siria, a cambio de que Tel Aviv acepte por ahora, la permanencia de Assad en
el poder, en Damasco.
El
acercamiento de Trump tiene que ver con esta encomienda que le ha dado
Netanyahu, y no otra cosa.
Lo de un
posible acuerdo para controlar las armas nucleares de Rusia y Estados Unidos, nunca
va a suceder, en vista de que el complejo militar-industrial-de seguridad no lo
va a permitir, a través de sus comprados legisladores en el Congreso.
Y ya quedó
claro que no sólo no se va a levantar ninguna sanción contra Rusia, sino que el
Congreso le va a imponer muchas más.
El establecimiento
político-militar de Washington, no está dispuesto a ceder en nada ante Putin,
pues le conviene tener un enemigo enfrente, para seguir alimentando el
monumental presupuesto militar, mantener en alza las facultades y los recursos
para el Deep State y tener la justificación perfecta para continuar con el estado
policial dentro de Estados Unidos, ahora en busca de los “espías” rusos que
amenazan la soberanía estadounidense.
Putin no va
a obtener nada del acercamiento con Trump, y en todo caso el único real interés
de este, que es “la seguridad de Israel”, será lo que se negociará en estas “cumbres”.
Porque Trump es un títere, pero no de Putin, al que nada más está tratando de comprometer
para “defender” a Israel y para que no se meta en las próximas agresiones
contra Irán; sino de Netanyahu, que le dicta todo lo que tiene que hacer para
que los intereses israelíes queden bien resguardados.
Pero por
supuesto, ningún político estadounidense, ni medio de comunicación se indigna,
protesta o ataca a Trump por estar subordinado a los intereses israelíes. Eso sólo
sucede si se acerca a un metro de Putin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario