El trepador, oportunista, traidor de sus protectores (Calderón) y aliados
(cuidado PRD), y corrupto Ricardo Anaya Cortés logró su sueño, ser precandidato
presidencial por el Frente “Ciudadano” por México o Por México al Frente, da
igual como se llame; después de desplazar al fracasado calderonismo, ignorar al
ya olvidado foxismo; y concertar una alianza (que sólo durará seis meses) con
el dueño del Movimiento Ciudadano, Dante Delgado y con los “chuchos” del PRD,
para desplazar a Mancera de la candidatura presidencial del frente, y así
quedar como el único precandidato del mismo.
¿Por qué cedió Mancera, después de que “todo” el PRD le dio
su respaldo? Básicamente porque hubiera tenido que ir sólo con el PRD a la
candidatura presidencial, ya que Dante Delgado le había dejado claro que el
Movimiento “Ciudadano” (MC) apoyaba la candidatura de Anaya. Y más relevante
aún, si no aceptaba recular en sus ambiciones presidenciales, Mancera y su
candidato (a) tendrían que ir a la elección en la Ciudad de México (CDMX) solos
contra Morena, PAN y PRI, y eso sería la derrota segura. En cambio, con el apoyo
del PAN en la CDMX (el MC no pinta en la ciudad), podrá competir contra Morena
y eso es algo fundamental para las “tribus” perredistas, que saben que los
recursos económicos y materiales del partido dependen de mantener la jefatura
de gobierno en la CDMX; y por ello, fueron las “tribus” las que presionaron a
Mancera para que finalmente aceptara que Anaya sea el candidato presidencial
del frente, a cambio de que el PRD defina al candidato a la CDMX, que saldrá de
tres prospectos.
El primero y favorito es Salomón Chertorivski, ex secretario
de Desarrollo Económico, quien representa los intereses del “círculo Polanco”;
grupo fundamentalmente compuesto por miembros de la comunidad judía de la
ciudad, que durante 20 años han realizado jugosos negocios con los gobiernos
perredistas, en materia de infraestructura de la ciudad, especulación inmobiliaria,
privatización de las calles, los camellones y próximamente el agua y la basura.
Para este grupo fabulosamente rico e influyente, lo más importante es que la
CDMX siga siendo la fuente de sus enormes riquezas y por ello ahora ya no les
interesa tener a un títere como Mancera al frente de la ciudad, sino a uno del
grupo, para así asegurar la explotación bestial de la misma y de sus habitantes
por los próximos 6, 12, 18 años, o los que se puedan.
Chertorivski compite contra dos piezas del “mancerismo” que
no tienen tantos recursos económicos, pero que eventualmente podrían derrotarlo,
si logran movilizar a las bases clientelares del perredismo en la ciudad; algo
de lo que carece Chertorivski.
Así, Alejandra Barrales, que parece la opción principal de
Mancera, y que fue substituida en el CEN del PRD por el cercanísimo colaborador
de Mancera, Manuel Granados, intentará hacer valer los acuerdos que ella
negoció con Anaya y Delgado, para que se le asigne la candidatura del frente en
la CDMX; aunque no contaba con el poder económico de Chertorivski. Y el Dr.
Armando Ahued, qué si bien es conocido en la ciudad y en la administración
capitalina, poco podrá hacer ante sus adversarios, y quedará a la espera de que
un impasse pueda provocar la designación
de un tercero, como él, para la candidatura.
Por su parte, Anaya
sabe que los gobernadores panistas que no lo han apoyado del todo (como Mendoza
Davis de Baja California Sur, que es muy cercano al candidato del PRI, Meade),
tendrán que decidirse pronto a apoyar al candidato del frente, o romper con él
y apoyar a Meade.
En todo caso, los gobernadores panistas que no apoyen a
Anaya, tendrán que explicar a sus bases el porqué de esa posición; y sobre
todo, si ello significa un apoyo tácito al candidato príísta, lo que podría
resultarles muy costoso localmente.
Anaya tiene una larga cola que le pueden pisar, especialmente
desde el gobierno peñista, al que ha traicionado en distintas negociaciones (“Fiscal
Carnal”, elecciones locales del Estado de México y Coahuila, entre otras) y por
ello van a ir dando a conocer a la opinión pública distintos expedientes sobre
su oscuro pasado, en especial cuando fue secretario particular del gobernador
de Querétaro, Francisco Garrido, período durante el cual su “familia política”
(sus suegros, que son sus prestanombres), se hicieron de una fortuna
inmobiliaria cercana a los 400 millones de pesos.
Por lo pronto, Anaya se sube al ring contra López Obrador y
Meade, e intentará presentarlos a ambos como los representantes del pasado corrupto
y autoritario, a pesar de que él formó parte de gobiernos corruptos y
autoritarios como el de Garrido Patrón en Querétaro y el de Felipe Calderón
(fue subsecretario de Turismo) a nivel federal, por lo que será muy ilustrativo
ver como intenta desmarcarse de los gobiernos de Calderón y Fox; y al mismo
tiempo trata de proteger a los aliados que trabajaron en esos gobiernos, como
Santiago Creel y Jorge G. Castañeda. Total, la política es puro malabarismo,
mentiras, demagogia y apostar a la corta, cortísima memoria de los ciudadanos
de este país que seguirá hundido en la corrupción, la impunidad, la
desigualdad, la violencia, la pobreza, a pesar de discursos, propuestas,
promesas y proyectos de nación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario