Iconos

Iconos
Zapata

sábado, 11 de noviembre de 2017

ISRAEL Y LOS NEOCONSERVADORES LANZAN A ARABIA CONTRA IRÁN

A raíz del triunfo en Siria y en Irak de las milicias chiítas iraníes, Hezbollah, el ejército sirio, el iraquí y el ruso contra los mercenarios y terroristas (ISIS y AL Qaeda, principalmente) la mayoría de ellos pagados, equipados y protegidos por Estados Unidos, Israel, Arabia Saudita, las petromonarquías del Golfo, Jordania, Egipto y en su momento Turquía;  el gobierno de Netanyahu y sus aliados neoconservadores en Estados Unidos, han estado intentando nuevas estrategias para desbaratar lo que han llamado la “creciente chií”, que iría desde Teherán, pasando por Bagdad, Damasco y hasta llegar a  Beirut.
Primero intentaron interponer entre Siria e Irak a los kurdos, empujando a la facción comandada por la familia Barzani a “independizarse” de Irak, mediante un referéndum; pero la oposición unificada de los gobiernos sirio, turco, iraquí e iraní y la división entre los propios kurdos (la facción de los Talabani logró un acuerdo con el gobierno iraquí, y se negó a apoyar a los Barzani), frustró el plan para crear el Kurdistán, lo que motivó el retiro kurdo de Kirkuk (principal zona petrolera de los kurdos), y la entrada de las tropas iraquíes, prácticamente sin disparar un tiro.
Ahora la estrategia ha sido que un ejército de mercenarios, llamado Syrian Democratic Forces (SDF, muy similar a las Israeli Defense Forces, IDF, o sea el nombre del ejército israelí), apoyados por tropas estadounidenses, logren irrumpir entre Siria e Irak, evitando así la unión de los ejércitos de ambos países, lo que hasta la fecha no han podido lograr.
Los estadounidenses, que durante el gobierno de Obama trataron de evitar el involucramiento directo con tropas en el terreno, en el conflicto sirio (aunque en todo momento hubo cientos de “asesores”, apoyando a los mercenarios); con Trump, y estando bajo el dominio completo de su yerno Jared Kushner en todo lo relativo al Medio Oriente -convencido sionista y aliado de Netanyahu y los neoconservadores, ya no han tenido reparos en enviar tropas a combatir, no únicamente al Estado Islámico, sino también al ejército sirio.
Sin embargo, esta nueva intentona por evitar el triunfo de iraníes, iraquíes, sirios y rusos, se ha quedado corta; y ahora, Rusia está llevando a los gobiernos sirio, iraní, iraquí, turco y a diversos grupos de la oposición siria a negociar, lo que bien podría resultar en diversos ceses al fuego y en acuerdos políticos que desbaraten los planes de “balcanización” que neoconservadores, israelíes y árabes tenían planteados para Siria e Irak.
De la misma forma, el heredero al trono en Arabia Saudita, Mohammed bin Salman (MBS), ha visto como su guerra contra los houtís en Yemen no logra su objetivo de derrotarlos, y por el contrario ha generado una crisis humanitaria mayúscula en ese empobrecido país; lo que ha elevado los llamados de la ONU y de diversos legisladores en Estados Unidos, para que los árabes finalicen con sus criminales bombardeos y se inicie un proceso de negociación política.
En este sentido, MBS está intentando afianzar su poder dentro del conglomerado de príncipes que conforman la familia real saudita, y está utilizando la disputa con el chiísmo y con su máximo representante, el gobierno iraní, como el vehículo para deshacerse de opositores y competidores dentro de la estructura de poder en Riyad.
Así, el primer golpe fue contra Qatar, al que se le acusó de “apoyar” a los grupos terroristas en la región, como si la propia Arabia Saudita no hubiera sido la inspiradora y líder en esa política, tratando así de “lavarse la cara”, cuando Riyad ha sido tan culpable de ello como los qataríes.
Pero la principal acusación contra ellos era su acercamiento con Irán, país con el que los qataríes comparten el yacimiento de gas más grande del mundo, por lo que no les queda de otra más que tener relaciones aceptables con Teherán; algo que la nueva cúpula del poder en Arabia no acepta, pues intenta aislar nuevamente a Irán.
Por ello Arabia lanzó la ofensiva diplomática y económica contra Qatar, intentando aislarlo; lo que no logró, debido a que Turquía e Irán mantuvieron su apoyo al pequeño emirato.
Por supuesto que la descertificación de Trump al acuerdo para el control de programa civil nuclear de Irán, ha sido el mayor logro de esta estrategia neoconservadora e israelí, que todavía tiene que reflejarse en el retiro formal de Estados Unidos del acuerdo, algo que aún no sucede; y que ha sido acremente criticado por los otros firmantes (Rusia, China, Gran Bretaña, Francia y Alemania), debido a que Irán ha cumplido escrupulosamente con los términos del acuerdo y por lo tanto no hay justificación para retirarse del mismo.
Todo lo anterior fue generando cada vez más oposición dentro de la familia real saudí, pues han considerado estas medidas de política exterior demasiado arriesgadas y poco meditadas por parte del príncipe heredero, por lo que seguramente éste solicitó apoyo y consejo a sus aliados neoconservadores en Estados Unidos; especialmente a su nuevo aliado, Jared Kushner, quien hizo una visita relámpago a Arabia en la primera semana de noviembre, para reunirse durante varios días, de forma privada, con MBS, después de lo cual éste lanzó una “purga” mayúscula dentro de las altas esferas de la familia real saudí, apresando y confiscando las fortunas de influyentes miembros de la misma, como el multibillonario Alwaleel bin Talal, el más rico del reino; y el favorito del anterior rey Abdalá, Mutain bin Abdalá, acusándolos de corruptos.
Así también, los cambios “modernizadores” de MBS, como permitir a las mujeres sauditas conducir vehículos a partir del próximo año, no han caído muy bien entre los clérigos wahabitas que monopolizan la religión y las reglas de convivencia en Arabia. Por ello, MBS, está tratando de evitar una coalición de inconformes y opositores, que pueda poner en peligro su recién adquirido poder.
Al mismo tiempo, y siguiendo las directrices israelíes y neoconservadoras, MBS decidió retener al Primer Ministro de Líbano, Saad Hariri, durante una visita a Riyad, y obligarlo a presentar su renuncia, alegando un complot para asesinarlo por parte de Hezbollah.
El gobierno libanés está conformado por una alianza muy frágil entre el grupo chiíta Hezbollah, los cristianos maronitas y los sunníes; Hariri representa a estos últimos, y por lo mismo los árabes lo ven como una cuota de ellos.
El régimen saudita intenta generar con este asunto y con su respuesta al lanzamiento de un misil de parte de los houtíes hacia Riyad, que fue derribado por las defensas saudíes, como un “cassus belli”, tanto contra Líbano, como contra Irán.
Con esto MBS pretende primero, detener la creciente oposición interna de diferentes ramas de la familia real, a su imprudente política de guerra abierta contra Irán (que saben que no podrían ganar), pues la verdadera apuesta saudí es que sea Estados Unidos el que combata en esa guerra, pues los saudíes serían derrotados ante el experimentado ejército iraní.
Después, MBS intenta detener la creciente insatisfacción y decreciente apoyo en Estados Unidos y en el mundo, a su genocida guerra contra Yemen, desviando la atención hacia una crisis fabricada en otras zonas del Medio Oriente.
Y por último, intenta generar un frente sunnita (con Egipto, Emiratos Arabes Unidos, Bahrein y Kuwait), y con el apoyo de Estados Unidos e Israel, para lanzar ofensivas diplomáticas, económicas y eventualmente militares contra Irán, y la famosa “creciente chií”, siguiendo así el guion de Netanyahu y los neoconservadores, para intentar nuevamente aislar y de ser posible, destruir al régimen teocrático iraní.
Sin embargo, una vez más estos desesperados intentos de Tel Aviv (Netanyahu también intenta crear una crisis internacional, en momentos en que está siendo acusado de actos de corrupción en Israel, lo que le podría costar el cargo), los neoconservadores (con Kushner como su principal aliado en la Casa Blanca) y Riyad, no están logrando sus objetivos, pues tanto Europa (Francia, Gran Bretaña y Alemania), como incluso el secretario de Estado, Rex Tillerson, han manifestado su rechazo a iniciar un nuevo ciclo de violencia, esta vez en Líbano; y no se advierte un frente unido en este sentido dentro del gobierno de Trump, que por lo demás ha dado abiertamente su apoyo a las irresponsables medidas tomadas por el príncipe heredero saudita.

En todo caso, tanto Irán, como Hezbollah en el sur de Líbano, han manifestado estar preparados ante cualquier escenario que se presente en las próximas semanas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario