MÉXICO ES CASI EL PARAÍSO, SEGÚN LÓPEZ OBRADOR
Ayer el
presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) festejó ante 250 mil
personas en el Zócalo de la Ciudad de México, su triunfo hace 5 años, en las elecciones
presidenciales del 2018.
Como es su
costumbre, convocó a todos sus subordinados en el gobierno federal y a los 23
gobernadores (de un total de 32), que forman parte de su coalición gobernante;
así como a los aspirantes a la candidatura presidencial de su partido, el
Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Dio un largo
discurso en el que se auto elogió hasta el paroxismo, presentando cifras en
todos los rubros del quehacer nacional, para afirmar que su denominada Cuarta
Transformación ya cambió al país de fondo, y para atacar con todo a sus
opositores, a los que él califica de conservadores, defensores de regímenes
oligárquicos y corruptos.
La base de
todo su discurso[1]
fue que su compromiso con el pueblo y el apoyo del pueblo hacia él y su
gobierno es lo que ha logrado la transformación. Su principal critica a los
gobiernos neoliberales del PRI y del PAN de los últimos 36 años (1982-2018), es
que nunca tomaron en cuenta al pueblo en sus políticas públicas.
En vista de
que desde 2021 el propio presidente abrió la competencia por la sucesión
presidencial en su coalición gobernante, y una vez que él mismo definió las
reglas para conseguir esa candidatura (el pasado 5 de junio), se ha entrado en
una fase de abierta competencia electoral, por lo que es lógico que el
presidente quiera presentar a su gobierno como exitoso, y como un punto de
inflexión en la historia de México, con objeto de que sus bases de apoyo se
mantengan fieles a su proyecto y eventualmente a la candidata presidencial de
su coalición (que todo indica será la ex jefa de gobierno de la Ciudad de
México, Claudia Sheinbaum); y mantener acorralada y descalificada a la
coalición opositora que está por iniciar su proceso de selección de su candidato
o candidata presidencial (PAN-PRI-PRD).
Por ello no
hubo auto critica, ni aceptación alguna de que existan pendientes, errores,
omisiones o incluso retrocesos durante su administración.
La economía,
la política, la seguridad, la sociedad, todo va viento en popa; México, dados
los datos, cifras y aseveraciones del presidente ayer 1º de julio del 2023, es
por lo menos tan desarrollado (y AMLO diría que más), que Estados Unidos, Canadá,
Australia, Nueva Zelanda, Europa Occidental, Japón, Corea del Sur y Singapur,
juntos.
Decir que
México es casi el paraíso[2], es quedarse corto ante el
“maná” de beneficios que este país ha recibido gracias a la llegada de AMLO al
poder.
Cero
equilibrio en su discurso, cero auto critica, cero contención; sin López
Obrador seguiríamos en la oscuridad de los gobiernos oligárquicos, de la
corrupción, del dominio del crimen organizado, de la pobreza, de la
desigualdad, de la violencia, etc.
Pero da la
casualidad de que muchas cifras y hechos desmienten esa visión idílica de AMLO
sobre el país y sobre lo realizado por su gobierno.
En el tema
de la corrupción, principal rubro en el cual AMLO basó su campaña para llegar a
la presidencia de la República, un índice aceptado internacionalmente para
medir ese fenómeno es el que año tras año realiza Transparencia Internacional.[3]
En el índice
de 2022, México aparece en el lugar 126 de 180 países con sólo 31 puntos de 100
posibles; en el mismo nivel de Bolivia, Laos y Uzbekistán. Por tercer año
consecutivo (2020, 2021 y 2022), México obtuvo esos magros 31 puntos.
Dentro de
los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE), México ocupó el último lugar en materia de corrupción de los 36 países
que la integran; y del llamado G20, ocupa el último lugar junto con Rusia.
Es decir,
para la comunidad internacional, México no ha avanzado nada en materia de
combate o erradicación de la corrupción durante el gobierno de AMLO.
Pero para
AMLO esos indicadores no cuentan, pues los realizan gobiernos “contrarios” a su
administración, que además favorecen a los oligarcas y a los gobiernos
neoliberales del pasado.
Sin embargo,
internamente ya hay numerosas pruebas de que su administración ha sido un
cochinero de corrupción, tal como la anterior de Peña Nieto (2012-2018).
Un
panegirista del gobierno de AMLO, Hernán Gómez Bruera, de quien no se puede
decir que haya sido crítico del actual gobierno, acaba de publicar un libro
llamado Traición en Palacio. El negocio de la justicia en la 4t.[4]
en el que detalla la serie de negocios y abusos que desde la Consejería Jurídica
de la Presidencia de la República llevó a cabo durante 3 años Julio Scherer Ibarra,
quien ha sido colaborador de AMLO por más de 20 años.
Parece
increíble como Gómez Bruera intenta hacernos creer, que durante 3 años López
Obrador no se enteró de tal cantidad de actos de corrupción y abusos de poder
de su subordinado, quien tiene su oficina a un lado de la del presidente en
Palacio Nacional. Simplemente no es creíble.
Así, igual
que los miembros del partido del presidente repiten una y otra vez que no es
creíble que el ex presidente Felipe Calderón (2006-2012), no se enterara de que
su secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna estuviera coludido con
cárteles del narcotráfico; igual se puede decir que no es creíble que AMLO no
tuviera ningún conocimiento de la corrupción descarada de su consejero
jurídico, al cual finalmente despidió después de su tercer informe de gobierno,
porque las evidencias de su actuar ilegal eran ya demasiadas, y AMLO no tuvo
más remedio que despedirlo.
Pero AMLO
suele ser muy “leal”, para aquellos que le son leales a él o que le han
proporcionado recursos económicos y protección política durante su larga
carrera.
Scherer fue
uno de los principales cabilderos para él, que conseguían dinero en efectivo de
empresarios para las campañas electorales de AMLO (págs. 65-72 de Traición
en Palacio), como lo atestiguó por años la que fuera esposa de uno de los
principales colaboradores de AMLO, César Yáñez (hoy subsecretario de Gobernación),
la periodista Elena Chávez, quien en su libro El Rey del Cash[5]
detalla como políticos y empresarios diversos entregaban sumas en efectivo a
López Obrador para que este pudiera continuar con su “lucha a favor del pueblo”,
primero en el Partido de la Revolución Democrática y después en el Movimiento
de Regeneración Nacional.
El escándalo
de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), en donde la Auditoría Superior de
la Federación identificó desvíos por casi 18 mil millones de pesos, pero ahora
según el gobierno de AMLO no son más de 4500 millones de pesos, pinta de cuerpo
entero a AMLO.
Primero, porque
por casi dos años se negó a aceptar que había un pozo de corrupción en esa
entidad, encargada de asegurar el apoyo a campesinos y el abasto de alimentos a
precios de descuento para la población más necesitada.
Cuando AMLO
ya no pudo ocultar lo obvio, él mismo salió a defender y a cubrir los
latrocinios del director de esa empresa, Ignacio Ovalle Fernández, quien en los
inicios de la carrera de AMLO le dio empleo y lo protegió políticamente.
Ahora AMLO
ha devuelto el favor, pero con una de las explicaciones más estúpidas que se
hayan escuchado en la historia de la corrupción en México.
Según AMLO
los subordinados de Ovalle “lo engañaron” y el viejito no se dio cuenta de que
estuvieron saqueando por tres años la empresa paraestatal que supuestamente él
dirigía.
Por lo tanto
AMLO ha “exonerado” a Ovalle, y lo ha colocado en un puesto menor en la
Secretaría de Gobernación. En vez de que la Fiscalía General de la República lo
investigue y abra una carpeta para judicializar el caso en contra de Ovalle,
diligentemente no ha hecho nada contra el funcionario, porque así lo quiere el
presidente. Así se demuestra que no hay justicia en México; que los poderosos,
en este caso AMLO, pueden evitar que investiguen y juzguen a corruptos como
Ovalle, porque según AMLO “es buena persona”; y así se demuestra que la Fiscalía
General de la República de autónoma no tiene nada, es una oficialía de partes
de la Presidencia.
Si vamos a
que los “pobres son primero”, es otra falacia, pues como lo acaba de documentar
el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria[6] la población sin seguridad
social en México casi se duplicó entre 2020 y 2023 al pasar de 15 al 28%;
mientras que el presupuesto para atender a la población en ese rubro bajó 7% en
el mismo lapso.
Y entre 2020
y 2023 el dinero que las familias tuvieron que gastar en médicos particulares y
medicinas subió 40%.
Mucho por la
atención a los pobres en materia de salud y seguridad social.
El supuesto
cambio en materia de pobreza y desigualdad es otra falacia, pues según la CEPAL
y el INEGI[7] de 2019 a 2022 la
desigualdad se ha mantenido sin cambios en el país, pues las remuneraciones de los
asalariados solo representan el 28.7% del PIB, lo que representa un avance de
sólo 0.2% entre 2020 y 2021.
Pero los que
sí han logrado un éxito rotundo en este gobierno son los banqueros, quienes el
año pasado consiguieron sus utilidades más altas en la historia con 250 mil
millones de pesos; y este año prevén que las superarán por mucho.
Otra falacia
ha sido la supuesta separación del poder político y el económico, cuando el
presidente ha establecido un “capitalismo de cuates”, como el que existió en los
gobiernos del llamado “nacionalismo revolucionario”, en donde aquellos
empresarios que se inclinan ante el presidente obtienen concesiones y contratos,
como ha sido el caso con los empresarios amigos de los hijos de AMLO; o aquellos
empresarios amigos y/o compadres del presidente (Carlos Slim, Jesús Chávez
Morán del Grupo Vidanta, José María Riobóo, Miguel Rincón Arredondo de Bio
Pappel, entre otros). Vaya con la separación del poder político y el económico.
Y que decir
de la inseguridad, cuando este año ya se llegó a 156 mil muertes, más que en
todo el anterior sexenio de Peña Nieto, y las ejecuciones, enfrentamientos
entre grupos del crimen organizado, extorsiones, asaltos a transporte público y
de carga siguen al alza en todo el país.
Pero no hay
peor ciego que el que no quiere ver, y AMLO sólo se ve a sí mismo como un
personaje histórico del tamaño de Benito Juárez y Lázaro Cárdenas, y los
fanáticos de su movimiento no están dispuestos tampoco a que esa visión se “empañe”
con cifras, datos y realidades que contradigan la narrativa exitosa y
victoriosa de su gran líder.
Malas noticias
para México, pues en la medida en que el presidente, su gobierno y su
movimiento sólo quieran ver “lo bueno” de su gestión y no estén dispuestos a
corregir lo malo (que es muchísimo), el país seguirá hundido en la mediocridad,
la corrupción, la violencia, la inseguridad, la pobreza, la desigualdad, la demagogia
y la realidad alternativa que llevará al país al borde del precipicio.
[1]
https://www.gob.mx/presidencia/articulos/version-estenografica-mensaje-del-presidente-5-aniversario-del-triunfo-del-pueblo?idiom=es
[2]
Como el nombre de la famosa novela de Luis Spota.
[4]
De Penguin Random House Grupo Editorial, publicado en la Ciudad de México en
junio del 2023.
[5]
Penguin Random House Grupo Editorial, publicado en octubre de 2022 en la Ciudad
de México.
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