DETENCIÓN DE OVIDIO:
CONCESIÓN A ESTADOS UNIDOS
El presidente
López Obrador (AMLO) no podía recibir al de Estados Unidos, Joe Biden (al
Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau no hay que hacerle tantas caravanas), sin algún “regalo”, para evitar que la Cumbre de Presidentes de Norteamérica, a
realizarse los días 9 y 10 de enero en la ciudad de México, resultara en una
serie de acuerdos intrascendentes entre los tres países.
Y es que
Biden tiene varios reclamos a AMLO, como el de que el gobierno mexicano no ha
detenido el flujo de cargamentos de fentanilo hacia Estados Unidos (aunque la
verdad sea dicha, tampoco los estadounidenses han hecho gran cosa en sus
aduanas para evitarlo).
La aprehensión
de Ovidio Guzmán, hijo del “Chapo Guzmán” en la madrugada de hoy 5 de enero, en
las afueras de Culiacán, Sinaloa, es un intento por disminuir las presiones e
insatisfacción del gobierno de Estados Unidos por la falta de compromiso y
acción de las autoridades mexicanas por atacar a los cárteles que envían el
fentanilo a Estados Unidos; y que cada año mata a miles de estadounidenses.
Ovidio es
uno de los narcotraficantes que envía esos cargamentos de fentanilo a Estados
Unidos, por lo que el gobierno de AMLO se vio obligado a asumir el contraataque
del cártel de Sinaloa (bloqueos, quema de vehículos, cierre completo de
actividades en Culiacán ante los actos de violencia, etc.) por dicha
aprehensión; algo que no estuvo dispuesto a hacer el 17 de octubre de 2019,
cuando el Ejército Mexicano, presionado por el gobierno de Estados Unidos, ya
había capturado a Ovidio en Culiacán; pero entonces, como ahora, el cártel de
Sinaloa puso en vilo a la ciudad de Culiacán, y AMLO, que poco o nada sabía de
dicho operativo, ordenó abortarlo y dejar libre a Ovidio.
Ahora, con
pleno conocimiento de lo que sucedería, AMLO tuvo que ordenar la recaptura del
hijo del “Chapo” Guzmán, porque necesita presentarlo ante Biden como prueba de
su compromiso con las prioridades que Estados Unidos marca en materia de
seguridad.
Pero Biden
también quiere otras concesiones, como que AMLO levante la prohibición (a
partir del 2025) de importar maíz genéticamente modificado; y especialmente,
que AMLO cambie su política nacionalista para favorecer a Pemex y CFE en el
sector energético, que por cierto viola los términos establecidos en el T-MEC y
podría provocar el establecimiento de un panel de controversias solicitado por
Estados Unidos y Canadá, en donde nuestro país llevaría las de perder.
Estos dos
temas van a ser mucho más difíciles de tragar para AMLO, y aún no se sabe qué
podrá darle a cambio a Biden (y en el tema energético, también a Trudeau), como
para que no se establezcan sanciones económicas contra nuestro país.
AMLO recibe
a los líderes de Estados Unidos y Canadá en un momento muy vulnerable, pues
acaba de ser exhibido y derrotado en su intento por controlar la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, no sólo con la derrota de su preferida la ministra
Yasmín Esquivel (esposa del amigo y contratista del gobierno de AMLO, José
María Rioboó); sino que, con objeto de ayudarla para demostrar que no había
plagiado su tesis de licenciatura en Derecho, la jefa de Gobierno de la Ciudad
de México, Claudia Sheinbaum (preferida de AMLO para sucederlo en la presidencia)
aceptó prestarse a una acción ilegal, ordenando a la supuestamente
independiente fiscal de la Ciudad de México, Ernestina Godoy, para que avalara
una denuncia de la ministra Esquivel contra el supuesto plagiario de su tesis,
quien demostró que jamás se le llamó a declarar en la Fiscalía, y mucho menos
aceptó haber sido él, el plagiario.
Lo peor de
todo es que una vez que la ministra Esquivel perdió en la votación par la
presidencia de la Suprema Corte, en el colmo del ridículo y la ilegalidad, la
fiscal Godoy señaló que la supuesta denuncia contra el plagiario de la tesis de
licenciatura de la ministra era falsa, y no existía en sus archivos.
Así, el
gobierno de la 4T ha quedado exhibido como un violador y manipulador de la ley
a su conveniencia, y además ha quedado en ridículo.
A lo
anterior hay que sumarle que dentro del partido oficial, Morena, la lucha por la
sucesión presidencial ya se salió de control, pues la candidata del presidente,
Claudia Sheinbaum, ante el alud de críticas y de demandas ante la Fiscalía
contra Delitos Electorales por la campaña adelantada en su favor de miles de anuncios
espectaculares y pintas de bardas (abiertamente financiadas por diputados de
Morena afines a ella), incluida una demanda del equipo del canciller Marcelo
Ebrard, ha tenido que aceptar que se retire dicha campaña abiertamente ilegal,
que ha dividido aún más al partido en el gobierno.
Por si fuera
poco, en los primeros días del año se registraron varias matanzas en distintas
entidades del país, destacando la del penal de Ciudad Juárez, en donde un grupo
armado mató a 10 custodios y liberó a más de 25 presos (hubo otras matanzas en
Nuevo León y Veracruz).
Ello sigue
dejando en claro que la supuesta “mejoría” en materia de seguridad, presumida
por el gobierno de AMLO a fines del 2022, es una ficción.
Adicional a
lo anterior sigue el caos en la frontera de México y Estados Unidos por la
situación lamentable de miles de migrantes que siguen intentando cruzar a Estados
Unidos, y la presión que eso genera al gobierno de Biden para solucionar dicha
crisis.
En esta
situación semi caótica, AMLO recibirá a Biden y a Trudeau y pretenderá que la
cumbre fue un éxito.
Pero ya nos
enteraremos de cuántas concesiones tendrá que hacer AMLO para evitar que el
presidente de Estados Unidos le apriete todavía más “las tuercas” al presidente
mexicano, en todos los temas que para Washington son cruciales (otro es la
falta de compromiso de México con la estrategia anti rusa) y en los que el
gobierno de la 4T no está respondiendo como sus patrones gringos quieren.
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