África y Occidente
Vijay
Prashad*
https://www.jornada.com.mx/2022/07/06/opinion/019a1pol
El 20 de
junio el presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, habló a la Unión
Africana (UA) en una reunión casi secreta. No estábamos entusiasmados por
patrocinar el encuentro, me dijo en privado un alto funcionario de la UA. Los
55 jefes de Estado y de gobierno de los países miembros de la unión fueron
invitados escuchar el mensaje en video de Zelensky. Sólo dos participaron,
desde sus oficinas: Denis Sassou Nguesso (República de Congo) y Alassane
Outtara (Costa de Marfil). Se unieron altos funcionarios de la UA y el
presidente del Consejo Libio, Mohammed el Menfi, pero Zelensky habló para un
grupo de Zoom vacío.
El ucranio
dijo que África ha sido, de hecho, tomada como rehén. ¿De quién es rehén
África? Zelensky obviamente sugería que el culpable es Rusia, pero no es así
exactamente como la UA ve la situación, ni como la ve la mayor parte de los
países del continente.
A principios
de junio, el presidente de la UA, Macky Sall, de Senegal, y el presidente de la
Comisión Africana, Moussa Faki Mahamat, de Chad, fueron a la ciudad rusa de
Sochi donde se encontraron con el presidente ruso, Vladimir Putin. Sall y Faki
dijeron que las sanciones que Occidente impuso a Moscú crearon un problema para
África. Después de la reunión con Zelensky, tanto Sall como Faki hicieron
un llamado urgente a un diálogo para poner fin al conflicto, a encontrar
una resolución pacífica y a reanudar la libertad de comercio.
Ni Sall ni
Faki siguieron la narrativa occidental sobre el conflicto en Ucrania, sino que
llamaron al diálogo, a frenar la guerra y a reanudar los embarques de granos y
fertilizantes de Rusia a Ucrania.
La guerra de
la OTAN. En marzo, el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, se dirigió al
parlamento de su país para explicar la postura de su gobierno ante el
conflicto. “La guerra pudo haberse evitado –indicó Ramaphosa– si la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hubiera prestado atención a
las advertencias que durante años hicieron sus propios líderes y funcionarios
de que una expansión hacia el Este llevaría a una mayor, no menor,
inestabilidad en la región.”
Ramaphosa,
quien no es un estridente antioccidental, no estuvo dispuesto a aceptar la
visión de los gobiernos de la OTAN de que toda la responsabilidad sobre el
conflicto recae en Rusia o sobre Putin. El mandatario ve la raíz del conflicto
en el intento occidental de dominar el Este de Europa, que es lo que muchos
expertos en política exterior de Wahington señalaron durante años, pero cuyas
advertencias ahora han sido silenciadas.
En la
insigne publicación académica africana, Codesria Bulletin, el
profesor Yusuf Bangura, de Sierra Leona, ofreció una narrativa ampliamente
proccidental del conflicto en Ucrania; sin embargo, se sintió obligado a
destacar que la insistencia de Occidente de mantener la política de
puertas abiertas de la OTAN, que consiste en aceptar a cualquier país que
busque unirse a la alianza es tonta. Putin debe retirarse de Ucrania, y Ucrania
no debe ser admitida en la OTAN.
Hay quienes
insisten en que debemos adoptar la postura de adversarios de Rusia, indicó
Ramaphosa. Sin embargo, Sudáfrica permanece amistosa con Rusia e insiste en que
debe haber diálogo. Ramaphosa incluso dijo a su parlamento que Sudáfrica
estaría feliz de mediar entre Rusia y Ucrania.
El espíritu
de negociación está ausente entre los gobiernos de la OTAN que están ansiosos,
como dijo el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin,
por debilitar a Rusia.
En la mayor
parte de los estados africanos el entendimiento general es que ni Rusia ni
China pueden ser debilitados sin que la consecuencia sea la creación de un
catastrófico ambiente global. Si la gente está preocupada por la inflación, se
verá un impacto mucho mayor si Estados Unidos escala el conflicto con ataques
de misil dentro del territorio ruso.
Los estados
africanos han dejado claro que no se les debe obligar a tomar partido, pues
este no es su conflicto. En la votación que se hizo en abril que llevó a la
suspensión de Rusia del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, la
mayoría de las naciones africanas se abstuvieron y sólo ocho votaron en favor
de suspender a Moscú: Costa de Marfil, Chad, República Democrática de Congo,
Malawi, Mauricio, Libia, Seychelles y Sierra Leona. La mayoría de estos países
no fueron a escuchar a Zelensky en junio.
Mientras,
algo interesante se ha estado observando en varios países de la región africana
del Sahel, donde los ánimos se han vuelto contra la intervención militar
francesa de 2013 en Burkina Faso y Malí. Protestas masivas resultaron en la
expulsión del ejército francés de Malí. En estas protestas, la gente llevaba
banderas rusas para celebrar que mercenarios de la organización rusa Grupo
Wagner entraron a sus países.
La actitud
podrá no ser enteramente prorrusa en el continente, pero ciertamente está
contra la añeja mentalidad colonial en que se espera que los estados africanos
sigan de cerca los pasos de Occidente.
* Director
del tricontinental Instituto para la Investigación Socialthe y corresponsal
jefe de la publicación Globetrotter. Su último libro –en colaboración con Noam
Chomsky– es: La reitrada: Irak, Libia, Afganistán y la fragilidad del poder de
Estados Unidos (The Withdrawal: Iraq, Libya, Afghanistan, and the Fragility of
US Power. New York: The New Press).
Traducción:
Gabriela Fonseca
No hay comentarios:
Publicar un comentario