Pompeo y la CIA contra Venezuela
Katu Arkonada
https://www.jornada.com.mx/2020/10/10/opinion/013a1pol
La misma semana que se hacía
público un informe denunciando al gobierno venezolano por crímenes de lesa
humanidad, realizado por una Misión Internacional Independiente que
no llegó a pisar el país y se basó en testimonios opositores y redes sociales,
el secretario de Estado Mike Pompeo visitaba Brasil y Colombia para seguir
alimentando la retórica contra la revolución bolivariana durante la campaña
presidencial estadunidense, pero también en plena campaña electoral por las
elecciones legislativas que tendrán lugar el 6 de diciembre en Venezuela.
En
Brasil, Pompeo llamó a Nicolás Maduro traficante de drogas, y dijo que
Washington seguirá trabajando para llegar al lugar correcto en lo que
respecta a la crisis desatada por el bloqueo y las sanciones impuestas a la
economía venezolana. En Colombia, su principal socio en la región, acusó al
gobierno venezolano de colaborar con el terrorismo y cobijar a miembros del ELN
y disidencias de las FARC.
Terrorismo
y narcotráfico, pero no colombiano, principal suministrador de la cocaína
consumida en Estados Unidos, sino venezolano, a pesar de que en Venezuela no
hay hoja de coca, al contrario que en el país vecino, que cuenta con más de 200
mil hectáreas de cultivos, 10 veces más que por ejemplo, las hectáreas de hoja
de coca cultivadas en Bolivia.
Pero es
necesario detenerse en la visita de Pompeo, que no olvidemos fue director de la
CIA, a Colombia. Su principal objetivo fue impulsar un cambio en la estrategia
para derrocar al gobierno de Nicolás Maduro, comenzando por la incidencia en el
resultado electoral de las legislativas de diciembre.
La
delegación estadunidense ultimó detalles para el arribo de 300 soldados que se
instalarían en una nueva base militar en la ciudad fronteriza de Cúcuta,
concretamente en el Cerro del Tasajero, ubicación clave a nivel geopolítico
pues desde ahí se divisa una buena parte de la frontera colombo-venezolana y el
petrolero lago de Maracaibo.
Además de
pedirle a Iván Duque su apoyo para impulsar el voto republicano entre la
comunidad colombiana en Texas, New Jersey y sur de Florida, Pompeo solicitó a
Colombia sus consideraciones sobre la nueva estrategia operativa y mediática
diseñada contra Venezuela, la cual comprendería desde una acción militar en
coalición tripartita (EU-Colombia-Brasil), hasta la declaración de fraude y
desconocimiento de los resultados al estilo Bolivia, pasando por infiltraciones
paramilitares desde suelo colombiano, revueltas terroristas en forma de
guarimbas e incluso un intento de magnicidio contra Maduro.
Pompeo le
mencionó a Duque que durante su estancia en Brasil, acordó con Bolsonaro el
apoyo del ejército brasileño a una eventual intervención militar en territorio
venezolano. Se tiene contemplada la creación de falsos positivos que
justifiquen una intervención armada de la coalición, que podrían traducirse en
forma de ataque a una embajada en Caracas de un país aliado de Estados Unidos,
así como agresiones a diplomáticos y altos dirigentes opositores. Para ello, ya
se ha desplazado a territorio venezolano un grupo paramilitar, entrenado en
Inirida por desertores venezolanos supervisados por mercenarios estadunidenses
e israelíes.
Pompeo
también pidió a Iván Duque que realizara, durante el mes de octubre,
operaciones antinarcóticos, sobre todo en las franjas fronterizas de los
departamentos de Arauca, norte de Santander y la Guajira, de manera que
sirvieran como pretexto para el arribo y despliegue de militares que puedan
usarse en acciones de desestabilización de cara a las elecciones del 6 de
diciembre.
Otro de
los elementos que justificaría una posible agresión militar sería la denuncia
preparada sobre una supuesta compra de armas iraníes de mediano y largo
alcance, con las que Venezuela presuntamente intentaría agredir a Colombia.
Como ya
denunciamos en la columna Sabotaje electoral del G4, en fecha
cercana al 6 de diciembre se espera que se produzcan graves alteraciones del
orden púbico en Venezuela (saqueos y ataques a instituciones públicas) con el
objetivo de propiciar la tesis de un estado fallido que aumente la presión
internacional sobre Venezuela.
Pompeo
también le dejó claro a Duque que Guaidó ya no es un protagonista principal en
su estrategia de injerencia, por lo que no debe amparar su idea de un gobierno
paralelo en el exilio que podría terminar favoreciendo al chavismo electoralmente.
La apuesta estadunidense se mueve ahora hacia Capriles, quien a pesar de las
dudas que pesan sobre él tras su excarcelación, les resulta útil para impulsar
la campaña de desacreditación de las elecciones, junto a Almagro, la OEA y
otras vocerías de la derecha internacional.
Colombia
fue clave en la elección de la propuesta del Departamento de Estado para la
presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de Mauricio Claver
Carone, y parece que podría volver a jugar un rol determinante tanto en la
justificación internacional de nuevas sanciones económicas contra el sector
minero y petrolero, como en convertirse en plataforma de una nueva agresión
paramilitar con el objetivo de desestabilizar las elecciones legislativas
venezolanas.
Un mes antes,
la disputa presidencial entre Trump y Biden, donde buena parte del resultado se
puede jugar en el estado péndulo de Florida, y desgraciadamente, los votos en
Estados Unidos se pueden traducir en muertos en Venezuela.
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