La verdad ya
no tiene mucho caso seguir hablando de este tema. Que el presidente de México
diga que defiende la soberanía nacional “sin balandronadas”, cuando Trump se ufana
de que “usa” a México para “defender” su frontera sur, es ya el colmo de la
ignorancia, la estupidez o las dos juntas.
Este señor
no entiende lo que significa en el ámbito internacional este tipo de
expresiones de un presidente de otro país. Es humillar la soberanía. Y este
ignorante insiste en que no quiere “confrontaciones”. Nada tiene que ver
confrontarse con exigir verdadero respeto al país. Nada tiene que ver cooperar
con Estados Unidos en numerosos ámbitos, pero al mismo tiempo poner un firme “hasta
aquí” a expresiones injuriosas contra México.
Nadie la ha
explicado (menos que nadie Ebrard, que busca el apoyo estadounidense para su
candidatura presidencial), que dejar pasar una y otra vez insultos y
humillaciones, lo único que provoca es que Estados Unidos exija, demande,
ordene a México cada vez más concesiones y más acciones que favorezcan sólo el
interés de Estados Unidos y no el de México.
Pero ya para
qué seguir; este señor es un ignorante en materia internacional y todo indica
que le tiene pavor a Trump, por lo que hay que esperar más servilismo de su
parte y por lo tanto, el que nuestro país pierda por completo, ya no digamos el
respeto (ese ya lo perdió), sino la más mínima posibilidad de defender la
soberanía nacional (o lo que quede de ella) ante Trump. Patético y muy grave.[1]
[1]
Por ahí hay una versión de que el servilismo de López Obrador hacia Estados
Unidos está influido por sus “asesores evangélicos” de Confraternice y del
Partido Encuentro Social, que tienen vínculos muy fuertes con sus pares de
Estados Unidos, y que por lo visto manipulan a López Obrador en este tema y en
otros más, como en el de los “valores morales”.
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