El
cipayo[1] Ebrard, muy ufano declaró
en Washington que México presentó al gobierno de Estados Unidos los “éxitos”
para reducir los flujos migratorios hacia ese país.
Se
congratuló de que no hubo amenazas de aranceles o “tonos agresivos” hacia
México, e incluso señaló que el presidente Trump lo saludó y él interpretó ese
gesto como “vemos con buenos ojos lo que están haciendo”.[2] Y ya nada más para taparle
el ojo al macho, dijo que promovió la propuesta de “congelar” el flujo de armas
ilícitas hacia nuestro país. ¿Congelar? Las irá a meter a un refrigerador. No
sabe ni cuantas armas llegan desde Estados Unidos, ni por dónde entran, pero “promovió”
que las “congelen”. JA, JA, JA. Realmente si esto no fuera ya la humillación
más patética de la diplomacia mexicana desde el Pacto de la Embajada durante la
Decena Trágica en 1913, sería de risa loca.
Este
pelele, que se hace llamar Secretario de Relaciones Exteriores de México, va
corriendo a rendirle cuentas a sus amos estadounidenses, sobre lo que el servil
gobierno de López Obrador hace para quedar bien con la potencia hegemónica, y
evitar los rayos y centellas que saldrían de la Casa Blanca contra la casa de
cartón en que se ha convertido el Palacio Nacional. En donde por cierto se
esconde el así llamado “Presidente de México”, que pretende defender la
soberanía nacional, entregando al gobierno de Trump absolutamente todo lo que
le exija. Ningún gobierno neoliberal entreguista de derecha había llegado al
nivel de servilismo como el de este pseudo gobierno patético de “izquierda”.
Vean
a Erdogan en Turquía, le está exigiendo a Trump que establezca una zona segura
en el norte de Siria, a donde pueda enviar a un millón de refugiados sirios (en
Turquía hay 3.6 millones); y a la Unión Europea, que le envíe muchos más
recursos para mantener al resto en su país (los europeos le han entregado 6.7
mil millones de dólares); de lo contrario, permitirá que esos millones de
sirios inunden el continente europeo.
El
presidente turco usa todos los medios que tiene a su disposición para que las
potencias occidentales asuman su responsabilidad en la crisis de los
refugiados. No le tiembla el pulso.
Pero
el ignorante y asustadizo López Obrador cree que entregándole a Trump todo lo que
pida lo mantendrá tranquilo. Lo que sucede es justo lo contrario; alimenta su
codicia, sus exigencias y su arrogancia.
López
Obrador es el Moctezuma moderno, quien creyendo que con regalos de todo tipo iba
a convencer a Cortés de que regresara a sus tierras, lo único que logró fue
incentivar la ambición del conquistador, que acabo arrebatándole su imperio
al cobarde e ingenuo Moctezuma; quien por cierto, debido a su traición, murió
apedreado por el pueblo azteca.
Y
de Ebrard, qué se puede decir. Está entregando los últimos jirones de la
soberanía nacional, aprovechándose de la ignorancia en temas internacionales de
López Obrador, y de su pavor a Trump, para venderse al gobierno estadounidense
como el candidato presidencial confiable para el 2024. Y como parte de su
estrategia, está el apoderarse de ese cascarón que es Morena, a través de Mario
Delgado, para evitar que alguien más le obstaculice su candidatura. Los
oligarcas ya lo ven como uno de sus prospectos, pues es el “moderado” del
gabinete.
Y
López Obrador terminará por escogerlo como su sucesor, como lo hizo cuando era
Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, a pesar de las barbaridades que hizo
Ebrard como Secretario de Seguridad Pública (aumento irrefrenable del crimen en
la ciudad, los linchados de la Policía Federal en Tláhuac en 2004, etc.).
Pero
para entonces México ya no tendrá nada que decir en materia de política
exterior, migratoria, de seguridad e inteligencia, comercial y militar, pues
todo se decidirá en Washington y Nueva York; y claro, Ebrard será nombrado el
capataz de los gringos en la hacienda llamada México.
[1]
Secuaz a sueldo; en la India era el soldado al servicio de Francia, Portugal y
la Gran Bretaña en los siglos XVIII y XIX.
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