Para Andrés Manuel
López Obrador (AMLO) las amenazas de Trump de cerrar la frontera parece que no
le afectan. Dice que no se quiere enganchar en una confrontación con el presidente
de Estados Unidos; que todo esto tiene que ver más con el proceso electoral en
el vecino del Norte. Lo que no sabe es que ese presidente ya tiene una confrontación
con el gobierno mexicano, lo quiera éste o no; le guste o no.
AMLO le está
apostando a que el poder de las corporaciones estadounidenses, agricultores,
gobernadores de estados que comercian con México y legisladores de ambos partidos
(Demócrata y Republicano), será suficiente para disuadir a Trump de cerrar la
frontera y así evitar el caos en el comercio y el paso de personas, que se
registraría en la frontera común.
Pero Trump
puede cerrar la frontera un día a la semana, o unos días al mes, sólo para subrayar
su molestia sobre lo que llama “inacción” del gobierno mexicano para detener a
los migrantes de todo el mundo que se apiñan en la frontera de México y Estados
Unidos.
Trump no requiere
cerrarla todo el tiempo, sino intermitentemente para generar un caos,
principalmente para los habitantes de las ciudades mexicanas, que continuamente
pasan al otro lado a trabajar, estudiar, de compras, al médico, a visitar
familiares, etc. Sin duda, los negocios a ambos lados de la frontera sufrirán,
como ya lo están experimentando ahora que Trump quitó a 750 agentes de aduanas
y de migración en algunos cruces, para reubicarlos en la detención de migrantes
indocumentados en las zonas en donde no hay puertos de entrada. Y piensa
reubicar hasta 2000 en total. Esto ya está generando esperas de más de 4 horas
para camiones de carga y población que pasa al lado estadounidense en el cruce
Juárez-El Paso.
Y ahora
Trump pretende aumentar el número de centroamericanos que regresa a México,
para que ahí esperen la respuesta a su solicitud de asilo. En las próximas semanas
podría enviar a nuestro país a miles de ellos.
Esos
centroamericanos en espera, más los deportados, más los migrantes de todo el
mundo que están llegando a la frontera norte, y los miles que se espera que
sigan llegando por la frontera sur, van a seguir generando una crisis humanitaria
¡EN MÉXICO!
¿AMLO
seguirá con el “amor y paz”, sin especificar el tipo de política pública que va
a seguir en la relación bilateral?
No se trata
de que insulte o confronte al presidente de Estados Unidos, sino de que defina lo
que va a hacer nuestro gobierno respecto a los cientos de miles de migrantes
que llegan -y lo van a seguir haciendo- al país, para intentar cruzar a los
Estados Unidos. Cómo va a responder a la serie de medidas que está tomando el
gobierno de Estados Unidos, y que ya afectan a la población mexicana en el
Norte, y que seguramente repercutirán en el resto del país. Así como respecto a
la retórica racista antimexicana que se sigue desarrollando en Estados Unidos,
y que golpea duramente a los paisanos que viven en ese país (con y sin
documentos), y a los que viajan para allá.
La prudencia
está muy bien, pero si ésta se convierte en pasividad y en aceptar todas las
medidas unilaterales estadounidenses sin respuesta alguna, eso equivale a
omisión y a irresponsabilidad.
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