Se acercan las fechas de las definiciones para los diferentes
grupos que se disputan el poder y las candidaturas dentro del PAN y PRD, pues
en septiembre de este año inicia el proceso electoral del 2018 y para ese mes
deberán tener plasmada su propuesta de coalición ante el Instituto Nacional
Electoral (INE).
La propuesta de los presidentes de ambos partidos para
conformar una alianza o coalición para enfrentar en las elecciones federales
del 2018 al PRI y a Morena, no plantea las principales preguntas que un frente
así debería proyectar hacia la ciudadanía, por ejemplo:
¿Será sólo un frente electoral, es decir con candidatos
comunes -a nivel federal y estatal- y después cada partido seguirá sus propios
objetivos? ¿O será un frente con objetivos a mediano y largo plazos para seguir
una agenda común legislativa y de gobierno? Y de ser así, se deberán definir la
repartición de cargos en los gobiernos estatales y eventualmente en el federal
(de triunfar), entre los partidos que formen el frente.
Aún no se sabe si en el frente estarán PAN y PRD solamente, o
si se sumarán otros partidos, como PVEM, PANAL, PES y especialmente el
Movimiento Ciudadano.
Mientras más grande sea la composición del frente, más difíciles
las negociaciones para conformar una plataforma común y para integrar listas de
candidatos que satisfagan a todos.
Como se sabe, la “joya de la corona” es la candidatura
presidencial, y ahí ya están apuntados en cada partido varios precandidatos,
más los independientes que bien podrían intentar encabezar este frente, como
supuesta opción para evitar divisiones entre perredistas y panistas.
Así, en el PAN están en precampaña el propio presidente del
partido Ricardo Anaya, más la esposa del expresidente Calderón, Margarita Zavala;
el ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle; el ex gobernador de
Guanajuato, Juan Carlos Romero Hicks; el ex gobernador de Baja California,
Ernesto Ruffo; el actual gobernador de Guanajuato, Miguel Márquez; y el ex
canciller y ex secretario de Economía, Luis Ernesto Derbez.
Por el PRD, sin estar formalmente adherido al partido, encabeza
la lista el jefe de gobierno de la ciudad de México, Miguel Angel Mancera; y
también han manifestado su interés en la candidatura presidencial, los
gobernadores de Michoacán, Silvano Aureoles; y de Morelos, Graco Ramirez.
Por los externos que podrían intentar encabezar el frente, están el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón; el senador “chapulín”
(ha estado en casi todos los partidos) Armando Ríos Piter; el ex presidente de
la Comisión de Derechos Humanos de la ciudad de México, Emilio Alvarez Icaza;
el comunicador, Pedro Ferriz de Con; el ex secretario de Salud, Juan Ramón de
la Fuente; y el actual alcalde de Guadalajara, que forma parte del Movimiento Ciudadano,
Enrique Alfaro.
Es cierto que muchos de estos precandidatos se apuntan en la
lista sólo para negociar después su declinación, a cambio de que se les prometa
algún puesto en el siguiente gobierno (si el frente llegara a triunfar) u otro
puesto de elección popular (por lo general a través de las candidaturas
plurinominales).
Sin embargo, aún está por verse cómo procesarán los
dirigentes de los partidos que conformen el frente los egos, ambiciones y hasta
chantajes de todos estos precandidatos, para evitar que ataquen el proceso o lo
boicoteen, si no consiguen, aunque sea medianamente, sus objetivos.
¿Se realizará una primaria, que sería costosísima para los
partidos? ¿Las cúpulas de los partidos definirían por “consenso” al candidato
presidencial, arriesgándose a provocar la ira y las acusaciones de "antidemocracia" de todos los que quedaran desplazados? ¿Se irán por la encuesta; en cuyo caso, qué encuestadora o
encuestadoras tendrán la confianza y credibilidad de todos los precandidatos? Y
una vez definida la candidatura presidencial, habrá que hacerlo con otras
candidaturas importantes, como la de jefe de gobierno en la ciudad de México y las
gubernaturas; además de diputaciones federales y senadurías. ¿Se irán otra vez
por encuestas o decidirán a los candidatos tomando en cuenta la fuerza de cada
partido en las diferentes entidades y ciudades?
La última encuesta de Consulta Mitofsky (10 de julio) sobre
preferencias electorales para la elección presidencial del 2018 señala que una
alianza PAN-PRD, sin mencionar candidato, aglutina una preferencia de 25.3% (18.6%
del PAN y 6,7% del PRD). El Movimiento Ciudadano sólo tiene una preferencia de
1.3%, así que sumándola al 25.3% de PAN-PRD, el posible frente alcanzaría
26.6%.
Por su parte Morena y PT, que se supone irán juntos suman
18.7% (17.7% de Morena y 1% del PT); y por su parte el PRI, suponiendo que
mantenga su alianza con el PVEM, PANAL y PES suma el 19% (PRI 16.6%; PVEM 1.1%;
Panal 0.7% y PES 0.6%).
Sin embargo, no declara preferencia el 32.1% de los
encuestados, por lo que si bien por ahora un frente entre PAN-PRD-MC parecería
hacer sentido en términos electorales, aún queda un amplio sector del
electorado sin definirse, que bien puede cambiar las tendencias actuales, a
medida que el proceso electoral se ponga formalmente en marcha y ya existan
candidatos a los diferentes puestos de elección popular.
De ahí que los retos para conformar el mencionado frente son
mayúsculos, puesto que conformar una plataforma que unifique a todos implicará
un nivel de generalidad, que bien puede evitar rispideces entre los miembros
del frente, pero decir nada o prácticamente nada a la ciudadanía; bajar a
detalles más finos, puede llevar a los miembros del frente a arriesgarse a criticar la política económica actual y las
reformas estructurales que ellos han apoyado tan resueltamente y hacerlos caer
en evidentes contradicciones.
El asunto de las candidaturas, especialmente la presidencial,
no va a dejar satisfechos a todos, y ello puede generar rupturas y divisiones
que comiencen a afectar las preferencias del electorado hacia un frente que en
principio pretende nacer sólo como una alianza electoral para intentar derrotar
al PRI y a Morena. Sin duda, un objetivo muy pobre ante la magnitud de los
problemas que tiene el país.
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