Como se esperaba, los grupos político-criminales que carcomen
al Estado Mexicano, como el Grupo Atlacomulco en el Estado de México, los
Moreira en Coahuila y ahora los Yunes (ex priístas, afiliados al PAN) en
Veracruz, utilizando miles de millones de pesos del presupuesto y de procedencia
ilegal, compraron votantes, los intimidaron, lograron dividir al voto opositor
y lanzaron una de las más grandes operaciones de propaganda negra,
especialmente contra los candidatos del Movimiento de Regeneración Nacional
(Morena), para mantener su dominio sobre tres de las 4 entidades en donde hubo
elecciones ayer (en Nayarit, otra familia de oligarcas, afiliada al PAN, los
Echavarría, desplazaron al PRI de la gubernatura).
Con supuestas ventajas de 2% sobre Morena en el Estado de
México (33 a 31%) y sobre el PAN en Coahuila (38 a 36%), así como el triunfo en
109 alcaldías de 212 en Veracruz, los grupos político-empresariales-criminales
que manejan a su libre albedrío esas entidades, utilizaron todos los medios
legales e ilegales para sostenerse en el poder y evitar que el voto anti
sistema (es un decir en Coahuila, pues el candidato del PAN forma parte de la
mafia política del ex presidente Calderón) pudiera amenazar sus abusos y
privilegios.
Si bien es cierto que la mayoría de la población mexicana
está despolitizada, manipulada por los medios de comunicación, condicionada por
los magros programas sociales que les provee el gobierno para no morir de
hambre e intimidada tanto por la represión gubernamental, como por la violencia
inducida y protegida desde el Estado mismo, por las organizaciones criminales;
es tal el nivel de podredumbre de la vida política en el país; son tales los
niveles de violencia e inseguridad que sufre la ciudadanía; es tal la pobreza y
desigualdad que hunde al 80% de la población y son tales los niveles de
impunidad y de arrogancia de la subclase política corrupta, los oligarcas
nativos y las trasnacionales, que al menos una tercera parte de la ciudadanía
ha comenzado a despertar y a tratar de cambiar las cosas, utilizando el muy
corrompido y fraudulento sistema electoral mexicano; y aún con las trampas y
abusos permanentes que se verifican en los procesos electorales, a favor de los
partidos políticos que representan y defienden este sistema depredador
(principalmente PRI, PAN, PRD y PVEM), han puesto contra la pared a esas
estructuras y grupos, y los han obligado a usar sin recato alguno todas las
estrategias y tácticas sucias de su repertorio.
Ahora el sistema proclamará a los cuatro vientos sus “triunfos”
y seguirá demonizando a la oposición verdadera (Morena), con objeto de que su
seguro candidato presidencial para 2018, Andrés Manuel López Obrador no crezca
más en la preferencia de los electores; y comenzará a preparar una de las
elecciones de Estado más sucias y más desiguales de la historia para el próximo
año, en que se juega su supervivencia este sistema corrupto, criminal,
depredador y servil a Estados Unidos.
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