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Zapata

miércoles, 17 de mayo de 2017

Los Neoconservadores, Israel y el “Deep State” arrinconan a Trump


Antes de su primer viaje al extranjero, para visitar a sus “aliados” en Medio Oriente, Israel y Arabia Saudita; y al Papa y a sus vasallos de la OTAN en Europa, Trump tenía que ser constreñido y chantajeado por los verdaderos detentadores del poder político en Washington: los neoconservadores, el complejo-militar-industrial, el “Deep State” y el lobby por Israel.
¿Qué no ya estaba Trump en el puño de estos actores desde su cambio de política en Siria, el endurecimiento de sanciones a Irán y el aumento de la rusofobia?
Se presentaron señales inquietantes que los manipuladores de Trump consideraron que generaban la posibilidad de riesgos para ellos. Por ejemplo, las conversaciones de Tillerson con Putin y Lavrov en Rusia reabrieron el diálogo directo que supuestamente ya habían logrado cerrar los neoconservadores y sus aliados, con el ataque a la base aérea de Sharyat en Siria.
El hecho de que Trump no renunciara del todo a la posibilidad de cooperar con Rusia en Siria contra el Estado Islámico y contra Al Nusra, sobre todo recibiendo a Lavrov en la Casa Blanca, prendió los focos rojos del “Deep State” y de los neoconservadores.
Así también, un enviado del Departamento de Estado que fue a Israel como avanzada antes del viaje de Trump, hizo comentarios que enfurecieron a Tel Aviv, como señalar que el muro que separa a palestinos e israelíes en cientos de kilómetros, está construido sobre “territorios ocupados” palestinos; y de la misma forma siguen las dudas sobre lo que Trump dirá respecto a los asentamientos ilegales judíos en esos territorios; además de que por ahora, no se contempla el cambio de la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén.
Todo ello tiene nervioso y enfadado a Netanyahu, quien ha decidido enviarle un mensaje a Trump, para que siga alineado con la política expansiva del Estado sionista, y no ponga en duda de ninguna forma, su subordinación a las directrices de Tel Aviv en el Medio Oriente.
Ese mensaje se coordinó con los aliados neoconservadores y del “Deep State”, para por un lado poner contra la pared a Trump, nuevamente en el asunto de Rusia, acusándolo de que había develado información clasificada a Lavrov, sobre el Estado Islámico, la cual coincidentemente había sido proporcionada por Israel (por lo cual es casi seguro de que sea falsa), con objeto de dejar a Trump en la posición de “pedir permiso” o al menos indulgencia a Israel sobre dicha develación; lo que por supuesto Tel Aviv ya concedió graciosamente, diciendo que “no hay problema”, y que el intercambio de información no se verá afectado. Pero el favor, al estilo “el Padrino”, ya fue otorgado y por lo tanto requerirá del consiguiente pago.
La otra pinza es la filtración que hizo el “Deep State” al New York Times, sobre el memorándum del destituido director del FBI, James Comey acerca de la conversación en la que Trump le pidió “dejar ir” la investigación acerca de los contactos del general Michael Flynn con los rusos durante la campaña presidencial y después de las elecciones.
Con esto, nuevamente se pone a Trump a la defensiva, con objeto de que su reiterado intento de acercamiento con Rusia fracase y las tensiones entre ambos países se mantengan en su máxima expresión.

Está claro que cada vez que Trump, ya sea por torpeza o por instinto quiere zafarse, así sea mínimamente del control de los neoconservadores, el complejo militar-industrial, el “Deep State”, Tel Aviv, Riyad y sus lobbies, surgen filtraciones, investigaciones, acusaciones, etc., para descarrilar cualquier tímido intento por cambiar las políticas de caos, guerra permanente, presupuestos militares estratosféricos y en suma, mantenimiento por la fuerza de la hegemonía estadounidense en la mayor parte del planeta.

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