El nada sorpresivo triunfo de Emmanuel Macron sobre Marine Le
Pen en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, marca la
continua sumisión de ese país a las élites globalizantes neoliberales que
tienen en Francia un país vasallo que apoya las políticas de guerra, caos
permanente y balcanización del Medio Oriente para favorecer la hegemonía
israelí en esa región; la “rusofobia” washingtoniana, para mantener semi
aislada a Rusia; el intervencionismo de Occidente en Africa, para seguir
depredando sus recursos naturales; y el europeísmo tecnocrático que mantiene en
el estancamiento a las economías de esa zona, y en la explotación a las clases
trabajadoras y a los ilusos “mil euristas”, jóvenes que salen de las
universidades europeas para encontrarse con trabajos de baja calificación, en
los que normalmente no ganan más de mil euros al mes, con lo que no pueden
tener un futuro viable e independiente.
Macron representa la profundización de esas políticas, y no había
antes de las elecciones, y no hay ahora duda de que lo va a seguir haciendo,
puesto que es un títere de las élites neoliberales francesas, como lo demuestra
su curriculum.
Fue relator de la llamada “Comisión Attali”[1]
(2007), presidida por Jacques Attali[2],
quien fuera uno de los principales asesores del presidente François Mitterrand
(Partido Socialista). Macron fue nombrado en dicha comisión por Nicolás Sarkozy
(Partido gaullista).
Como se puede apreciar, Attali que ha sido uno de los
mentores de Macron, ha tenido cercanía e influencia, tanto en gobiernos de
supuesta izquierda como el de Miterrand, como en los de derecha (Sarkozy).
Después Macron, mágicamente fue invitado a formar parte del
grupo financiero Rothschild & Cie., como socio (2008). Ahí se convirtió en
millonario después de pasar cuatro años bajo la tutela y supervisión del Barón
David René de Rothschild, miembro de la poderosísima familia de origen
judío-alemán, que tiene ramificaciones en Inglaterra, Francia, Italia, Austria
y Suiza; y que como bien se sabe, han sido desde mediados del siglo XIX los
principales financiadores del proyecto sionista en Israel.[3] Hasta la fecha se considera a la familia
Rothschild como los verdaderos líderes del sionismo mundial, por más que
mantengan un bajo perfil a nivel internacional.
Después el falso socialista, François Hollande lo invitó como
su asesor desde 2010, cargo en el que lo ratificó al asumir la presidencia en
2012, cuando Macron dejó la banca Rothschild. Posteriormente, Hollande lo
nombró secretario general adjunto de la Presidencia; y en 2014 lo ascendió a un ministerio “abarca todo”,
denominado de Economía, Recuperación Productiva y Asuntos Digitales, desde
donde este tecnócrata de utilería (pues es filósofo), manejado por sus
titiriteros (Sarkozy, Hollande, Attali y Rothschild)[4]
elaboró una reforma laboral regresiva (aprobada en 2016), que provocó grandes
manifestaciones de protesta por los sindicatos franceses; y aunque la reforma
se le atribuyó a la ministra francesa del Trabajo, Myriam El Khomri, el
verdadero autor fue Macron.
Y también desde su ministerio, Macron impulsó y aprobó la
venta de la división de energía de la francesa Alstom a la General Electric, lo
que le generó numerosas críticas en Francia, por permitir que un sector
estratégico de la economía cayera en manos de la trasnacional estadounidense.
Después, de la nada Macron “se independiza”, y no se sabe de
dónde obtiene millones de euros y el apoyo incondicional de los principales
medios de comunicación franceses para crear un nuevo partido político llamado
En Marcha (¿hacia dónde, hacia qué?), formado hace apenas un año (Abril del
2016), que logra el primer lugar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales
francesas, prácticamente sin contar con estructura partidaria, ni tampoco con
una propuesta clara al electorado.
Las élites neoliberales de Washington, Nueva York, Londres,
Paris y Tel Aviv, habían apoyado inicialmente a Sarkozy para que regresara a la
presidencia, pero fue derrotado en las primarias del Partido Republicano por el
conservador François Fillon.
Y de la misma forma, el precandidato original de Hollande,
que era su Primer Ministro Manuel Valls, fue derrotado por Benoit Hamon en las
primarias del Partido Socialista, por lo que las élites globalizantes, tuvieron
que apurar la elevación de Macron a la presidencia. Es posible que tuvieran
pensado lanzarlo dentro de 5 años, pues ahora sólo tiene 39 años de edad, pero
ante la debacle de sus dos principales precandidatos (uno a la derecha y el
otro a la izquierda), se vieron obligadas a impulsar la candidatura de su
títere Macron, al que de todas formas ya venían preparando desde hace años para
asumir la presidencia; sin embargo, fue necesario apresurar su llegada, sobre
todo ante las inclinaciones amistosas de Fillon y de Le Pen con Vladimir Putin;
y el antineoliberalismo del candidato de la izquierda Jean Luc Melénchon.
Marine Le Pen y su Frente Nacional han servido como el
“espantapájaros” perfecto (en México le diríamos “el petate del muerto”), para
asustar a las declinantes clases medias francesas y a la siempre dividida
izquierda, como si fuera el renacimiento del fascismo (el llamado régimen de
Vichy), para así tenerlos como los “tontos útiles” que juegan el papel del malo
de la película, para que los partidos de derecha, como los republicanos; o de
derecha embozada como los supuestos socialistas, tengan enfrente a un malvado
monstruo que se debe derrotar, y que es preferible seguir con las políticas
destructivas del neoliberalismo y la sumisión francesa a la hegemonía
estadounidense y al sionismo internacional, que caer en las terribles garras de
la “extrema derecha”.
Les funcionó en 2002 cuando el padre de Marine, Jean Marie
llegó a la segunda vuelta presidencial contra Jacques Chirac, y éste derechista
se convirtió entonces en el defensor de las libertades civiles, los derechos
humanos y las garantías de todos los franceses.
Ahora una vez más, el Frente Nacional juega el papel que le
han permitido y asignado las élites neoliberales, como los malvados racistas,
xenófobos y chovinistas que regresarán a Francia a los oscuros días del
fascismo de los años treinta y cuarenta del siglo pasado.
La realidad es que este partido va a ser usado por esas élites
como la némesis de todo lo que supuestamente significó Francia alguna vez, y
que hace mucho tiempo dejó de ser; con objeto de mantener manipulados y
“zombificados” a los supuestamente muy sofisticados electores franceses, que
han resultado ser tan silvestres como cualquier granjero de Arkansas, que se
traga completitas todas las mentiras de Fox News; o en su caso de los yuppies
neoyorkinos que adoran las mentiras de CNN.
Hay que ver como presentan a Macron en todos los noticieros y
medios de comunicación manejados por las élites neoliberales: el “centrista”;
el “socio liberal”, el “liberal socialista”, y terminajos parecidos.
Se ve clara la mano en ello de Attali, pues recordemos que
ese tipo de políticas, supuestamente centristas fueron las que intentó impulsar
con Mitterrand y que terminaron siendo una versión light del neoliberalismo thatcheriano.
De la misma forma, uno de los protegidos de Attali de nombre
José Córdoba Montoya[5],
quien fuera el principal asesor de Carlos Salinas de Gortari cuando éste fue
presidente de México (1988-1994), formuló una nueva ideología para el Partido
Revolucionario Institucional y para el gobierno mexicano, llamada entonces el
“liberalismo social”, es decir una mezcla de políticas supuestamente positivas
para los grupos menos favorecidos de la sociedad, con políticas favorables al
gran capital nacional y trasnacional (destacando sobre todo la firma del
Tratado de Libre Comercio de América del Norte).
“Liberalismo social”, “socio liberalismo”, “socialismo
liberal”, puras patrañas para mantener a las clases trabajadoras y a las
marginadas (que serán muy pronto la mayoría), sometidas a los dictados del gran
capital, especialmente el financiero, con objeto de que se sientan
“representadas” en los programas de gobierno de los títeres de las élites
neoliberales, como Macron en Francia; y Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña
en México.
Pues ahora esas mismas élites que tienen puesta sobre México
la bota desde hace décadas, están explorando inventar un “Macron
mexicano”, para adelantarse a la posibilidad de que en
las elecciones del 2018 los candidatos que defienden al establecimiento
político y económico actual, o sea los del PRI, PAN y PRD, puedan derrumbarse
ante el crecimiento del único candidato anti neoliberal en la contienda
(incluso con tintes cada vez más “light”), Andrés Manuel López Obrador.
Así, están impulsando la supuesta candidatura presidencial
independiente del ex presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito
Federal (2001 a 2009), Emilio Alvarez Icaza; y en especial del “chapulín”
Armando Ríos Piter, actual senador “independiente” (fue priísta, panista y
perredista), quien está siendo apoyado para una candidatura presidencial “independiente”
por el ex canciller (durante los primeros dos años del gobierno de Fox) Jorge
G. Castañeda, un protegido del multimillonario sionista, George Soros
(prestanombres de la familia Rothschild), quien ha sido designado por las
élites neoliberales para que sea el mentor de este títere tecnócrata, que es el
nuevo proyecto para intentar mantener la presidencia de México en el 2018, en
caso de que los partidos tradicionales que defienden el proyecto
depredador-expoliador impuesto a México, no tengan los tamaños para competir
contra López Obrador.
[1]
En los años noventas del siglo pasado, varios gobiernos contrataron a
académicos y expertos para evaluar las pautas de desarrollo en diversos campos
de la actividad social. Attali presidió la encargada por el gobierno francés.
http://resu.anuies.mx/archives/revistas/Revista119_S6A2ES.pdf
[2]
Attali nació en Argel de una familia franco-judía. Fue muy cercano a Mitterrand
y fue el primer presidente del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo
entre 1991 y 1993. Attali es masón y forma parte del Club Bilderberg.
[3]
Basta anotar que la famosa Declaración Balfour de 1917, mediante la cual el
entonces Ministro de Relaciones Exteriores del Imperio Británico, Arthur James
Balfour, en una carta enviada al Barón Lionel Walter Rothschild, máximo
dirigente de la comunidad judía británica, comprometió al gobierno británico a la
creación de un “hogar nacional para el pueblo judío” en Palestina, con la
encomienda de que trasmitiera tal determinación a la Federación Sionista.
[4]
Todos ellos convencidos sionistas. http://www.alertadigital.com/2014/04/26/francois-hollande-manuel-valls-y-el-lobby-sionista-en-francia/
[5]
De familia franco-sefardita.
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