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Zapata

lunes, 8 de mayo de 2017

FRANCIA SUMISA Y DE RODILLAS ANTE LAS ÉLITES NEOLIBERALES

El nada sorpresivo triunfo de Emmanuel Macron sobre Marine Le Pen en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, marca la continua sumisión de ese país a las élites globalizantes neoliberales que tienen en Francia un país vasallo que apoya las políticas de guerra, caos permanente y balcanización del Medio Oriente para favorecer la hegemonía israelí en esa región; la “rusofobia” washingtoniana, para mantener semi aislada a Rusia; el intervencionismo de Occidente en Africa, para seguir depredando sus recursos naturales; y el europeísmo tecnocrático que mantiene en el estancamiento a las economías de esa zona, y en la explotación a las clases trabajadoras y a los ilusos “mil euristas”, jóvenes que salen de las universidades europeas para encontrarse con trabajos de baja calificación, en los que normalmente no ganan más de mil euros al mes, con lo que no pueden tener un futuro viable e independiente.
Macron representa la profundización de esas políticas, y no había antes de las elecciones, y no hay ahora duda de que lo va a seguir haciendo, puesto que es un títere de las élites neoliberales francesas, como lo demuestra su curriculum.
Fue relator de la llamada “Comisión Attali”[1] (2007), presidida por Jacques Attali[2], quien fuera uno de los principales asesores del presidente François Mitterrand (Partido Socialista). Macron fue nombrado en dicha comisión por Nicolás Sarkozy (Partido gaullista).
Como se puede apreciar, Attali que ha sido uno de los mentores de Macron, ha tenido cercanía e influencia, tanto en gobiernos de supuesta izquierda como el de Miterrand, como en los de derecha (Sarkozy).
Después Macron, mágicamente fue invitado a formar parte del grupo financiero Rothschild & Cie., como socio (2008). Ahí se convirtió en millonario después de pasar cuatro años bajo la tutela y supervisión del Barón David René de Rothschild, miembro de la poderosísima familia de origen judío-alemán, que tiene ramificaciones en Inglaterra, Francia, Italia, Austria y Suiza; y que como bien se sabe, han sido desde mediados del siglo XIX los principales financiadores del proyecto sionista en Israel.[3]  Hasta la fecha se considera a la familia Rothschild como los verdaderos líderes del sionismo mundial, por más que mantengan un bajo perfil a nivel internacional.
Después el falso socialista, François Hollande lo invitó como su asesor desde 2010, cargo en el que lo ratificó al asumir la presidencia en 2012, cuando Macron dejó la banca Rothschild. Posteriormente, Hollande lo nombró secretario general adjunto de la Presidencia; y en 2014 lo  ascendió a un ministerio “abarca todo”, denominado de Economía, Recuperación Productiva y Asuntos Digitales, desde donde este tecnócrata de utilería (pues es filósofo), manejado por sus titiriteros (Sarkozy, Hollande, Attali y Rothschild)[4] elaboró una reforma laboral regresiva (aprobada en 2016), que provocó grandes manifestaciones de protesta por los sindicatos franceses; y aunque la reforma se le atribuyó a la ministra francesa del Trabajo, Myriam El Khomri, el verdadero autor fue Macron.
Y también desde su ministerio, Macron impulsó y aprobó la venta de la división de energía de la francesa Alstom a la General Electric, lo que le generó numerosas críticas en Francia, por permitir que un sector estratégico de la economía cayera en manos de la trasnacional estadounidense.
Después, de la nada Macron “se independiza”, y no se sabe de dónde obtiene millones de euros y el apoyo incondicional de los principales medios de comunicación franceses para crear un nuevo partido político llamado En Marcha (¿hacia dónde, hacia qué?), formado hace apenas un año (Abril del 2016), que logra el primer lugar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas, prácticamente sin contar con estructura partidaria, ni tampoco con una propuesta clara al electorado.
Las élites neoliberales de Washington, Nueva York, Londres, Paris y Tel Aviv, habían apoyado inicialmente a Sarkozy para que regresara a la presidencia, pero fue derrotado en las primarias del Partido Republicano por el conservador François Fillon.
Y de la misma forma, el precandidato original de Hollande, que era su Primer Ministro Manuel Valls, fue derrotado por Benoit Hamon en las primarias del Partido Socialista, por lo que las élites globalizantes, tuvieron que apurar la elevación de Macron a la presidencia. Es posible que tuvieran pensado lanzarlo dentro de 5 años, pues ahora sólo tiene 39 años de edad, pero ante la debacle de sus dos principales precandidatos (uno a la derecha y el otro a la izquierda), se vieron obligadas a impulsar la candidatura de su títere Macron, al que de todas formas ya venían preparando desde hace años para asumir la presidencia; sin embargo, fue necesario apresurar su llegada, sobre todo ante las inclinaciones amistosas de Fillon y de Le Pen con Vladimir Putin; y el antineoliberalismo del candidato de la izquierda Jean Luc Melénchon.
Marine Le Pen y su Frente Nacional han servido como el “espantapájaros” perfecto (en México le diríamos “el petate del muerto”), para asustar a las declinantes clases medias francesas y a la siempre dividida izquierda, como si fuera el renacimiento del fascismo (el llamado régimen de Vichy), para así tenerlos como los “tontos útiles” que juegan el papel del malo de la película, para que los partidos de derecha, como los republicanos; o de derecha embozada como los supuestos socialistas, tengan enfrente a un malvado monstruo que se debe derrotar, y que es preferible seguir con las políticas destructivas del neoliberalismo y la sumisión francesa a la hegemonía estadounidense y al sionismo internacional, que caer en las terribles garras de la “extrema derecha”.
Les funcionó en 2002 cuando el padre de Marine, Jean Marie llegó a la segunda vuelta presidencial contra Jacques Chirac, y éste derechista se convirtió entonces en el defensor de las libertades civiles, los derechos humanos y las garantías de todos los franceses.
Ahora una vez más, el Frente Nacional juega el papel que le han permitido y asignado las élites neoliberales, como los malvados racistas, xenófobos y chovinistas que regresarán a Francia a los oscuros días del fascismo de los años treinta y cuarenta del siglo pasado.
La realidad es que este partido va a ser usado por esas élites como la némesis de todo lo que supuestamente significó Francia alguna vez, y que hace mucho tiempo dejó de ser; con objeto de mantener manipulados y “zombificados” a los supuestamente muy sofisticados electores franceses, que han resultado ser tan silvestres como cualquier granjero de Arkansas, que se traga completitas todas las mentiras de Fox News; o en su caso de los yuppies neoyorkinos que adoran las mentiras de CNN.
Hay que ver como presentan a Macron en todos los noticieros y medios de comunicación manejados por las élites neoliberales: el “centrista”; el “socio liberal”, el “liberal socialista”, y terminajos parecidos.
Se ve clara la mano en ello de Attali, pues recordemos que ese tipo de políticas, supuestamente centristas fueron las que intentó impulsar con Mitterrand y que terminaron siendo una versión light del neoliberalismo thatcheriano.
De la misma forma, uno de los protegidos de Attali de nombre José Córdoba Montoya[5], quien fuera el principal asesor de Carlos Salinas de Gortari cuando éste fue presidente de México (1988-1994), formuló una nueva ideología para el Partido Revolucionario Institucional y para el gobierno mexicano, llamada entonces el “liberalismo social”, es decir una mezcla de políticas supuestamente positivas para los grupos menos favorecidos de la sociedad, con políticas favorables al gran capital nacional y trasnacional (destacando sobre todo la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte).
“Liberalismo social”, “socio liberalismo”, “socialismo liberal”, puras patrañas para mantener a las clases trabajadoras y a las marginadas (que serán muy pronto la mayoría), sometidas a los dictados del gran capital, especialmente el financiero, con objeto de que se sientan “representadas” en los programas de gobierno de los títeres de las élites neoliberales, como Macron en Francia; y Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña en México.
Pues ahora esas mismas élites que tienen puesta sobre México la bota desde hace décadas, están explorando inventar un “Macron mexicano”,   para adelantarse a la posibilidad de que en las elecciones del 2018 los candidatos que defienden al establecimiento político y económico actual, o sea los del PRI, PAN y PRD, puedan derrumbarse ante el crecimiento del único candidato anti neoliberal en la contienda (incluso con tintes cada vez más “light”), Andrés Manuel López Obrador.
Así, están impulsando la supuesta candidatura presidencial independiente del ex presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (2001 a 2009), Emilio Alvarez Icaza; y en especial del “chapulín” Armando Ríos Piter, actual senador “independiente” (fue priísta, panista y perredista), quien está siendo apoyado para una candidatura presidencial “independiente” por el ex canciller (durante los primeros dos años del gobierno de Fox) Jorge G. Castañeda, un protegido del multimillonario sionista, George Soros (prestanombres de la familia Rothschild), quien ha sido designado por las élites neoliberales para que sea el mentor de este títere tecnócrata, que es el nuevo proyecto para intentar mantener la presidencia de México en el 2018, en caso de que los partidos tradicionales que defienden el proyecto depredador-expoliador impuesto a México, no tengan los tamaños para competir contra López Obrador.



[1] En los años noventas del siglo pasado, varios gobiernos contrataron a académicos y expertos para evaluar las pautas de desarrollo en diversos campos de la actividad social. Attali presidió la encargada por el gobierno francés. http://resu.anuies.mx/archives/revistas/Revista119_S6A2ES.pdf
[2] Attali nació en Argel de una familia franco-judía. Fue muy cercano a Mitterrand y fue el primer presidente del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo entre 1991 y 1993. Attali es masón y forma parte del Club Bilderberg.
[3] Basta anotar que la famosa Declaración Balfour de 1917, mediante la cual el entonces Ministro de Relaciones Exteriores del Imperio Británico, Arthur James Balfour, en una carta enviada al Barón Lionel Walter Rothschild, máximo dirigente de la comunidad judía británica, comprometió al gobierno británico a la creación de un “hogar nacional para el pueblo judío” en Palestina, con la encomienda de que trasmitiera tal determinación a la Federación Sionista.
[4] Todos ellos convencidos sionistas. http://www.alertadigital.com/2014/04/26/francois-hollande-manuel-valls-y-el-lobby-sionista-en-francia/
[5] De familia franco-sefardita.

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