Los gobiernos mexicanos del neoliberalismo siempre han vivido
en su fantasía. Creen que porque ya dieron, regalaron la soberanía, los
recursos financieros y naturales del país, aceptaron todas las condiciones
humillantes que les impusieron los gobiernos estadounidenses y las
trasnacionales; están libres de cualquier política contraria a sus intereses,
represalia o incluso de “malos modos”.
Realmente se creen “amigos, socios y aliados” de las élites
estadounidenses. Creen que porque ellos y sus juniors han estudiado en las universidades de la Ivy League, ya son considerados como
parte de la minoría que maneja el mundo.
Han acabado por creerse sus propias mentiras. Las élites
depredadoras de Estados Unidos usan a dichos “tontos útiles” para saquear y
mantener hundidos a sus países de origen, y a cambio estos sátrapas se
enriquecen mediante la corrupción, fraudes, abusos, oligopolios y cada vez más,
mediante su asociación con el crimen organizado.
Eso es el neoliberalismo mexicano; un mecanismo para mantener
explotado y dominado al pueblo mexicano, mientras las élites depredadoras de
Washington y Nueva York saquean el país, teniendo como capataces a los
tecnócratas, oligarcas y políticos corruptos mexicanos.
Pero ahora resulta que una parte de esas élites depredadoras
estadounidenses consideran el arreglo con México, como demasiado desventajoso
para Estados Unidos, y están dispuestas a cambiarlo, todavía más a su favor.
Los ilusos gobernantes y oligarcas mexicanos creen que van a “convencer”
a Trump y a su coalición gobernante que desbaratar el acuerdo de sumisión de
México a Estados Unidos, establecido desde hace 30 años, será perjudicial para
ambos.
No se quieren dar cuenta que a los nuevos amos de Washington
les importa un comino lo que le pase a México, y de lo que se trata
precisamente es que los “ganadores” del anterior acuerdo, incluidos los del
lado estadounidense, ahora deben asumir su cuota de “pérdidas” en favor de otra
parte de la élite estadounidense, que no se vio favorecida por el acuerdo
inicial.
No se quieren dar cuenta que la coalición de intereses por la
que apostaron perdió, y si bien dicha coalición intenta acomodarse a la nueva
situación, ello no significa que en el camino estén dispuestos a salvar a sus
capataces mexicanos. Muy al contrario, van a estar más que dispuestos a abandonarlos,
a cambio de ponerse de acuerdo con los nuevos mandamases de Washington.
Y así escuchamos día tras día a Peña, Meade, a ese esclavo de
las trasnacionales Guajardo, a Ruiz Massieu, etc. que no nos adelantemos a
posibles escenarios “catastrofistas”, que la economía mexicana es “solida”; que
Trump no va a llevar a cabo todo lo que prometió, pues ello también afectaría a
Estados Unidos,…etc….etc…
Quieren ver la realidad color de rosa, porque no pueden
entender que después de haber cumplido todo lo que las élites cosmopolitas y
globalizantes de Nueva York y Washington les exigieron las últimas tres
décadas; incluidas las “reformas estructurales” como parte de la Constitución, y
de esa forma amarrar “para siempre” el modelo neoliberal al cuello del país;
ahora resulta que no les sirvió para ganarse el favor permanente de nuestros “amigos,
socios y aliados”.
No quieren entender que para las élites depredadoras de
Estados Unidos el resto de los países del mundo (a excepción de Israel), son o
al menos deben ser sus vasallos, sus sirvientes y hacer lo que se les dice.
Aquél gobierno que se niega a ello es entonces “rebelde”, autoritario, corrupto
y un peligro para la humanidad.
Trump no va a “renegociar” el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte. Le va a ordenar al débil y servil gobierno de Peña lo que
tiene que hacer para que en no más de dos años, el déficit comercial a favor de
México, se convierta en un amplio superávit para Estados Unidos; que una parte
importante de empresas manufactureras establecidas en México, regresen a
Estados Unidos; y, por supuesto, que ya no se muevan más empresas a México (al
parecer ya logró que Carrier desista de mover una de sus plantas a México).
Así también, Trump va a obligar al gobierno de Peña a aceptar
en nuestro territorio a todos los indocumentados que deporte, sin importar que
sean o no mexicanos. México va a tener que cargar con cientos de miles de
expulsados de otras nacionalidades, por que las autoridades estadounidenses los
van a poner en los pasos fronterizos y hacerlos caminar hacia México. ¿Qué
harán las autoridades mexicanas? ¿Dejarlos en el limbo o abrirles las puertas,
puesto que no van a saber si son o no mexicanos? Y una vez que acepte México al
primer indocumentado no mexicano en su territorio, no podrá ya hacer nada para
evitar una marea de deportados de todas las nacionalidades.
Algunos ilusos economistas dicen que Estados Unidos “no podrá”
imponer tarifas de hasta 35% a los productos exportados por México, porque la
Organización Mundial de Comercio “lo prohíbe”. Ja, ja, se van a atacar de la
risa en Washington cuando les digan que unos burócratas en Ginebra, Suiza “les
prohíben” imponer tarifas a productos mexicanos. Lo harán si así lo quieren y
nadie se opondrá en el mundo entero. Nadie meterá las manos por un corrupto,
servil y neoliberal gobierno mexicano, que ha apostado a ser el esclavo de
Washington y Nueva York por 35 años, y ahora cree poder suplicarle al imperio
que no lo aplaste.
He ahí el gran ejemplo de Fidel Castro y la Revolución
Cubana. Se negaron a hincarse ante el imperio. Le dieron el valor real al
concepto de soberanía, a la palabra dignidad. Los mercaderes que dirigen el
neoliberalismo en el mundo creen que todos y todo está a la venta. Que todo se
puede comprar. Desgraciadamente en el México neoliberal esto ha sido cierto por
más de tres décadas.
Pero enhorabuena que Trump le haga ver al pueblo de México
(no así a las élites vendepatrias), que la gran mayoría de los estadounidenses,
y especialmente sus dirigentes, desprecian a México y a los mexicanos. Sólo
desean su mano de obra regalada, sus recursos naturales y saquear sus finanzas.
¿Pero el apático, “satisfecho”, alienado, coercionado y
manipulado pueblo mexicano abrirá los ojos esta vez, o seguirá creyendo las
mentiras y falacias de las élites depredadoras que tratan de salvar su pellejo,
a costa del país?
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