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Zapata

viernes, 14 de marzo de 2014

Referéndum (14 de Marzo 2014)

Este Domingo 16 de Marzo se realizará el referéndum en Crimea para decidir entre dos posibilidades: la anexión de Crimea a Rusia o regresar al estatus cuasi independiente respecto a Ucrania, que tenía cuando se aprobó la Constitución de 1992 y que le permitía una autonomía casi completa a Crimea. Dicha constitución fue modificada en 1994, para restringir el margen de acción de las autoridades de la península.

Todo indica que el 60% de la población de origen ruso votará por la anexión, mientras que los ucranianos (28%), al no tener la opción de regresar al anterior estatus, votarían por el regreso a la Constitución de 1992 y los tártaros (12%), muy probablemente se abstendrán de acudir a votar.

Estados Unidos está ejerciendo todo tipo de presiones para evitar el referéndum, e incluso el secretario de Estado John Kerry ya dio un ultimátum al gobierno de Putin para que "Rusia revierta el curso tomado y abandone Crimea", o de lo contrario enfrentará una serie de sanciones, empezando con las económicas, que podrían afectar duramente a Rusia.

Así también, la OTAN ha estado realizando "juegos de guerra" en los países que tienen frontera con Ucrania como advertencia a Rusia, para que no intente ampliar la presencia de sus tropas hacia el este ucraniano; a lo que Putin respondió realizando sus propios "juegos de guerra" en las cercanías de la frontera ruso-ucraniana.

Las tensiones siguen aumentando, pues ya se presentaron enfrentamientos entre manifestantes pro rusos y pro ucranianos en la ciudad industrial del este de Ucrania, Donetsk, que tiene mayoría de población rusa, con el saldo de un muerto y varios heridos.

Para Putin es imperativo que el referéndum se realice este 16 de Marzo, para así legitimar la presencia de las tropas rusas y de los milicianos pro rusos en todo el territorio de Crimea. Está consciente que Rusia va a enfrentar una embestida económica y político-diplomática de las potencias occidentales, así como amagos militares en sus fronteras, pero el presidente ruso, una vez que tomó la decisión de ocupar Crimea, ya no puede hacerse para atrás, pues ello demostraría que Occidente puede intimidarlo sin llegar a aplicar las sanciones prometidas, y peor aún Putin se debilitaría ante la población rusa que lo ha visto como un líder que ha recuperado la salud económica, la fortaleza militar y el prestigio de gran potencia que perdió Rusia durante los nefastos años que la desgobernó Yeltsin y su banda de ladrones.

La crisis en Ucrania está sirviendo a otros actores en el escenario internacional para hacer avanzar agresivamente sus propias agendas, como es el caso del gobierno de Benjamín Netanyahu, que por lo visto prepara una nueva invasión a Gaza, con el pretexto de siempre (los "misiles" que envían desde Gaza a Israel, y que nunca dan en un blanco), con lo que nuevamente se realizarán matanzas indiscriminadas, violaciones masivas de derechos humanos y abusos de todo tipo sobre la indefensa población palestina, con lo que la farsa del proceso de paz que ha intentado impulsar John Kerry, acabará por derrumbarse.

Al mismo tiempo, el intervencionista secretario de Estados Unidos está intentando convencer a sus "aliados" en América Latina y en el resto del mundo de aislar al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, por la represión contra los manifestantes que se oponen a su gobierno.

Los grupos de provocadores entrenados por Estados Unidos y la élite empresarial venezolana, han mantenido las protestas violentas durante semanas y se han negado a cualquier posibilidad de diálogo con el gobierno, con la evidente intención de derrocar al gobierno de Maduro, tal como hicieron los grupos financiados y armados por los países occidentales en Ucrania.

Así también, están utilizando el mismo esquema de asesinar a manifestantes, a través de francotiradores expertos, para culpar al gobierno de estos crímenes (como se hizo con Yanukovich en Ucrania), y con ello justificar la "indignación" de los gobiernos occidentales y de sus vasallos por la "brutal" represión contra "el pueblo" que sólo exige democracia y libertad.

Putin y Maduro se encuentran en una situación difícil, pues sus aliados no están dando un paso al frente para defenderlos en la arena internacional. En América Latina se ha podido detener el intervencionismo de la OEA, pero los países latinoamericanos afines a Venezuela no están mostrando unidad; mientras que en el caso de Rusia, las potencias que podrían apoyarla (China, Brasil, Bielorrusia), no encuentran los argumentos apropiados para hacerlo, al menos dentro del ámbito del derecho internacional, y si lo hacen desde el ámbito de la real politik, pueden encontrarse más adelante con situaciones en las que les sean aplicadas esas mismas justificaciones.




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