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Zapata

miércoles, 19 de marzo de 2014

Izquierda sin rumbo (19 de Marzo 2014)

Ayer se conmemoró el 76 aniversario de la expropiación petrolera, realizada por el Presidente Lázaro Cárdenas en 1938. Varios eventos se desarrollaron, tanto en la capital, como en Veracruz (evento oficial en Cosoleacaque) y en Tabasco.

En la ciudad de México destacaron dos marchas y concentraciones, una encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y los dirigentes del PRD, en el Monumento a la Revolución, para después dirigirse al Zócalo, y otra realizada por el Congreso Popular en la glorieta de La Palma, para también dirigirse posteriormente al Zócalo.

Se suponía que los organizadores del Congreso Popular intentarían convencer a las distintas personalidades de la izquierda mexicana para unificar en un sólo movimiento de rechazo a la reforma energética, las distintas protestas que se realizarían en este significativo día. Sin embargo, o no lo intentaron, o no fructificó su propuesta, ya que nuevamente se reflejó ante los medios de comunicación (en su gran mayoría pertenecientes a la oligarquía mexicana y por lo tanto dedicados a demonizar y minimizar a la oposición de izquierda), y especialmente ante la población, un movimiento opositor fragmentado, sin un planteamiento unificado (mientras Cárdenas insiste en que la consulta popular en el 2015 podrá revertir la reforma; los organizadores del Congreso Popular llamaron a hacer del 2014 el año de las protestas contra las reformas de Peña Nieto), y sin un liderazgo coordinado.

Andrés Manuel López Obrador del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) realizó su concentración en Tabasco, sin presentar ningún planteamiento novedoso o unificador para detener la implantación de la reforma energética de Peña.

En cambio, el presidente Peña Nieto insistió en el acto oficial en Veracruz, que la reforma energética no atenta contra el dominio de las reservas probadas, ni de la renta petrolera por parte del Estado Mexicano. El punto no es ese, sino que el Estado Mexicano, que por ahora él encabeza, le va a concesionar ambas a las grandes empresas trasnacionales, a cambio de promesas de grandes inversiones, aumento de la producción de hidrocarburos y de los ingresos; nada de lo cual está garantizado, y por el contrario, con las facilidades que se les darán a estas empresas en las leyes secundarias, lo único que obtendrá la población del país será una disminución dramática de las reservas, una concentración del ingreso obtenido, en las propias empresas (y especialmente en sus matrices); una mayor devastación del ecosistema en diversas regiones del país, y unas inversiones que se concentrarán en la explotación del petróleo y del gas, pero no en la creación de cadenas productivas que impacten positivamente en la creación de empleo, en una mayor recaudación fiscal y en crecimiento económico para el país.

Los únicos que ganarán con esta reforma serán los corruptos políticos y funcionarios, que como se ha podido apreciar en el caso de la empresa Oceanografía (que le ha trabajado a Pemex por muchos años), utilizan sus puestos para solapar y entenderse en fraudes y robos con empresarios deshonestos, para saquear a la mayor empresa del país; y los grandes empresarios que se asociarán con las trasnacionales para obtener las generosas concesiones de explotación que les va a dar el gobierno, con objeto de exportar los hidrocarburos.

Peña Nieto insiste en que la mayor producción, especialmente de gas, tendrá que reflejarse en una mayor oferta y por lo tanto en menores precios para el gas y la electricidad. Sin duda, le lavaron el cerebro con esa falacia y él se la pasa repitiéndola como mantra en todos lados. A la postre, le va a suceder como a George Bush, a quien los neoconservadores le vendieron la mentira de las "armas de destrucción masiva de Saddam", para así justificar la invasión a Irak. Una vez que se supo que no había tales armas, por supuesto que el principal responsable del desastre que resultó de dicha invasión fue el iluso, manipulable y bastante tontito Bush.

Pues bien, los tecnócratas que trabajan para los usureros y defraudadores de Wall Street y Washington (acaba de venir a México, el Secretario del Tesoro, Jacob Lew a darle órdenes a su empleado Videgaray), ya tienen a un Peña convencido de que la reforma energética va a "bajar los precios de los energéticos". Por supuesto que no va a suceder así (siguen aumentando mes tras mes por el retiro de subsidios; y más adelante será debido a los oligopolios que se crearán gracias a la reforma energética); y cuando al final de su sexenio esté claro que dicha promesa fue un engaño más, el único responsable será él, mientras que los que instrumentaron la reforma -y se aprovecharán más de ella- se lavarán las manos y apuntarán sólo a Peña. Y si no, al tiempo.

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