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Volcán Popocatépetl

martes, 10 de enero de 2017

El gasolinazo y las protestas
Luis Hernández Navarro
La Jornada 10 de Enero de 2017

La imagen se ha reproducido una y mil veces como símbolo de los tiempos que corren. A la salida de una tienda departamental saqueada por una multitud plebeya, un joven carga sobre sus espaldas una enorme pantalla nueva.
Con esa pantalla se cobra el agravio de ser menesteroso en un país en el que serlo es no sólo una tragedia material sino el símbolo de una derrota social.
Instalados en la fiesta perpetua del consumo, los señores del dinero ostentan su fortuna sin recato. Exhiben sus lujos sin pudor alguno, como evidencia material de su éxito en la vida. Y, los parias, sin boleto de entrada al espectáculo del dispendio, miran el boato y la opulencia de los poderosos desde sus humildes viviendas a través de la vitrina de los programas de televisión. Hasta que les llega la oportunidad de tomar su revancha.
Con esa pantalla, su nuevo propietario tiene la ilusión de que se ha logrado colar al festín de los ricos. Cosecha de la rapiña, dos o tres veces más grande que las casi 10 millones de televisiones que el gobierno federal regaló con el pretexto del apagón analógico en 2015, su nuevo bien no compromete ni su voto ni su lealtad, como sucedió durante los comicios de ese año.
Ese televisor es, también, su personal desquite ante el atraco sin fin de los políticos. Si los ex gobernadores de Veracruz, Chihuahua, Quintana Roo, Coahuila y Nuevo León desfalcaron las arcas estatales sin sufrir por ello castigo alguno, ¿por qué no quedarse con un bien sin tener que pagar por ello?
Esa pantalla la obtuvo quebrantando la ley. Pero ¿acaso no lo hacen así los de arriba? La arrebató en un golpe de suerte y de audacia, en un acto de rabia y rencor acumulados durante años, que el gasolinazo destapó de golpe.
Esa es una explicación de la oleada de saqueos que ha sacudido varias regiones del país, como el estado de México, Veracruz, Hidalgo y Nuevo León. Empero, hay quien la pone en duda y ofrece otra: la del complot. La rapiña –dicen algunos– fue organizada por funcionarios públicos como parte de una variante de la doctrina del shock, para justificar la intervención de la fuerza pública contra los inconformes con el aumento al precio de la gasolina, y desalentar las protestas populares.
Esta estrategia del miedo combina campañas de desinformación en las redes sociales, convocatorias públicas a atracar almacenes, ausencia de la fuerza pública resguardando comercios, grupos de pobladores a los que agentes gubernamentales y policiacos ofrecen dinero e impunidad por cometer los asaltos y la acción de provocadores como Antorcha Campesina.
En las redes sociales se han difundido abundantes testimonios y evidencias que parecen corroborar esta hipótesis, sobre todo en el estado de México y en Puebla. En más de un video puede verse a policías robando mercancías.
¿Ha tenido éxito esta estrategia? Sí y no. Sí, porque en diversos sectores de la población se ha creado un clima de temor e incertidumbre que ha inhibido su incorporación a las protestas. Sí, porque grupos empresariales que se oponían en un primer momento al gasolinazo ahora demandan mano dura para aplacar las protestas.
No, porque, a pesar de todo, lejos de disminuir, el descontento social sigue extendiéndose y no tiene visos de debilitarse en el corto plazo. La relación entre el número de protestas y el de saqueos es, según un recuento de notas periodísticas, al menos de cinco a uno. Y no, porque, la rapiña se ha extendido más allá del control de sus hipotéticos patrocinadores: más de 800 comercios según la Concanaco.
Entonces, ¿son los atracos a grandes almacenes acciones orquestadas por actores gubernamentales o son expresiones del rencor social? Muy probablemente las dos. Aunque en un primer momento hayan sido inducidos desde alguna esfera del poder, son, también, expresión de un descontento social genuino y acumulado.
La rapiña es la cara más visible de la sublevación popular en marcha, pero dista de ser la única. En todo el país se han realizado mítines, marchas, liberación de casetas de pago de autopistas y bloqueos de gasolineras, carreteras, vías de ferrocarril y centrales de Pemex. Las expresiones de solidaridad abundan. Los traileros que en Chihuahua obstruyen el tránsito vehicular dicen, mitad en broma mitad en serio, que nunca habían comido tan bien como lo hacen ahora por el apoyo popular: carne en el desayuno, comida y cena.
La protesta contra el gasolinazo es un hecho inédito, generalizado, amorfo, espontáneo, carente de dirección fija y centro organizativo. En los hechos, se trata de múltiples protestas regionales, cada una diferente a las otras.
En la primera línea de la inconformidad se encuentran los traileros, los transportistas, los taxistas, todos aquellos cuyo trabajo está directamente asociado al consumo de combustible. Son ellos quienes han organizado muchos de los bloqueos carreteros. Han pagado un alto costo. No son pocos sus compañeros detenidos.
Pero en las jornadas de lucha participan, también, agricultores de riego, campesinos, ciudadanos autoconvocados, amas de casa, profesionistas, curas y maestros. El gasolinazo le pegó a una parte de la clase media en la línea de flotación y la lanzó a las plazas públicas. La impresionante manifestación de Monterrey da cuenta de ello.

El bloque en el poder se fracturó. Los gobernadores de Sonora, Chihuahua y Tamaulipas piden reconsiderar el aumento a la gasolina. El de Jalisco, fue aun más lejos y pactó un acuerdo con Enrique Alfaro y Movimiento Ciudadano. Con un tono aún más enérgico, lo mismo hizo la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM). Y por si faltara algo, en lo que es la cereza en el pastel de esta ruptura, Coparmex rechazó el pacto económico propuesto por Peña Nieto.
Desconcertadas, una buena parte de las dirigencias opositoras tradicionales, tanto sociales como políticas, han sido rebasadas. Su pasmo camina de la mano de la incapacidad gubernamental para comprender lo que tiene enfrente. Nuevos liderazgos populares locales han emergido al calor de la lucha.
Las marchas del pasado 7 de enero, en al menos 25 estados, parecieran ser un indicador del avance de la protesta nacional. En ellas, se pasó de la exigencia de bajar el precio de los combustibles a la demanda de la renuncia del Presidente. Esas manifestaciones, unas grandes y otras pequeñas, podrían ser un punto de inflexión en la capacidad de organizar la resistencia.
Twitter: @lhan55

lunes, 9 de enero de 2017

¿QUÉ VA A NEGOCIAR VIDEGARAY CON TILLERSON?

Cuando se encuentre Videgaray con el propuesto secretario de Estado de Trump, Rex Tillerson, en las próximas semanas, qué negociará el ex secretario de Hacienda, tomando en cuenta que es el “alter ego” de Peña y por lo tanto, lo que discuta y acuerde con su contraparte estadounidense, será lo que Peña apruebe.
Tillerson va a tener dos encomiendas primordiales: renegociar (junto con el representante comercial de su país) el NAFTA[1], de tal forma que el déficit de comercio que permanentemente tiene Estados Unidos con nuestro país, se revierta rápidamente en favor de Estados Unidos; y que México acepte, ya sea pública o privadamente, que de una u otra forma aportará los recursos para pagar el muro fronterizo.
Tillerson no va a estar encomendado para negociar los asuntos migratorios, que quedarán en la cartera del general Kelly en Homeland Security (así como los de seguridad) y de Jeff Sessions en el Departamento de Justicia. Ambos son “halcones” anti-inmigrantes que van a apretar hasta donde puedan a México.
¿Qué puede ceder México en el NAFTA, que deje satisfecho a Trump, y al mismo tiempo siga siendo atractivo para las trasnacionales que sacan provecho del mismo?
Por ejemplo, en materia de producción automotriz, el acuerdo comercial permite que toda la cadena de producción (que en muchas ocasiones comienza en Asia), fluya sin obstáculos arancelarios o no arancelarios, hasta la venta del producto final en Estados Unidos.
En otras ocasiones la mayor parte del vehículo se completa en México, y ya sólo algunos acabados finales se realizan en Estados Unidos.
Para que los estadounidenses terminen con superávit comercial (lo que devastaría a México, ya que el NAFTA es el tratado que le da el mayor superávit al país, y que le permite financiar el enorme déficit que se tiene con Asia y Europa), se tendrían que cambiar los flujos de las cadenas productivas, de tal forma que la mayor parte del vehículo se fabrique en territorio estadounidense, para así limitar el número de partes importadas.
Eso va a implicar que la mayor parte del vehículo que actualmente se fabrica en México, vería aumentar desmesuradamente su precio en Estados Unidos.
Y es que en México la industria automotriz paga 2.90 dólares la hora a los trabajadores (en promedio), mientras en Estados Unidos se pagan 26 dólares la hora[2]. Esto significa que para producir un vehículo o partes del mismo en México, la Ford o la General Motors se ahorran hasta el 90% del costo de mano de obra. Incluso los salarios de la industria manufacturera en México son 40% más bajos que en China.
¿Estarán dispuestos los estadounidenses, especialmente todos aquéllos que no trabajan o se vinculan a la industria automotriz, a pagar un aumento estratosférico en el precio de los vehículos?
Y en el caso de la agricultura, ¿México estaría dispuesto a comprar más a Estados Unidos y a vender menos de sus hortalizas, frutas, etc.?[3] Con ello la ya de por sí devastada agricultura mexicana, que ha expulsado a 20 millones de campesinos durante la vigencia del NAFTA, colapsaría.
De ahí que Videgaray, si quiere llegar a acuerdos con Trump, va a tener que sacrificar a los productos agroalimentarios, ya sea limitando las exportaciones voluntariamente (cuotas) y/o aumentando las importaciones de Estados Unidos (carne, jugo de naranja, maíz, etc.).
Y al mismo tiempo, tendrá que aceptar que una mayor parte de contenido nacional en las manufacturas se añada en Estados Unidos y no en México.
Si Videgaray acepta esto, para todo efecto práctico el NAFTA dejará de tener atractivo para la mayoría de las trasnacionales y para los productores de agroalimentos en México.
Se convertirá en un acuerdo de una sola vía (como en algún momento lo dijo Trump), para favorecer sólo a Estados Unidos.
En lo que respecta al muro, Trump ha señalado que habrá mecanismos con los cuales México pague el muro fronterizo.
El mecanismo que pudiera implementar, sin que nuestro gobierno pudiera hacer mucho al respecto, es el de aplicar impuestos o multas (o como le quiera llamar) a las remesas que los indocumentados mandan a nuestro país.
Habría que ver qué tipo de mecanismo legal utiliza, ya que en principio, no podría establecer esa medida sólo para una nacionalidad en específico, sino en general para todos los “ilegales” que trabajan en Estados Unidos y que envían dinero a sus países de origen.
Se ve realmente difícil, que aún Videgaray, llegue a aceptar públicamente que México pagaría (en cómodas mensualidades) el costo del muro. Eso le costaría inmediatamente el puesto y por lo tanto sus renovadas aspiraciones de ser el candidato presidencial del PRI se esfumarían.
Así que, al menos lo del pago del muro, aún para el servil y vasallo gobierno de Peña, resulta una marca muy elevada de pasar. Aunque no hay que desestimar la capacidad de servilismo y humillación de este gobierno.
Por lo anterior, llama la atención que Videgaray haya señalado en su discurso ante los embajadores y cónsules del país, en la reunión de año nuevo, que se negociará con dignidad e inteligentemente, pero rechazando tanto la sumisión, como la confrontación con Estados Unidos.
Pues hay que estar muy atentos de cómo pretende evitar ser humillado por Estados Unidos en el caso del NAFTA, y aún salvarlo; y cómo le va a dar la vuelta a las exigencias en el caso del muro, sin decirle abierta y claramente a Estados Unidos que en eso, ni negociación puede haber.



[1] North American Free Trade Agreement.
[3] Los principales productos agropecuarios que México exporta son cerveza de malta, tomate fresco o refrigerado, chiles y pimientos, berries, aguacate, carne y tequila. En el primer semestre de 2016 las ventas al exterior de los productos agroalimentarios fueron por 15 mil millones de dólares, con un superávit de 2,423 millones de dólares. http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/08/14/exportaciones-agricolas-rebasan-a-petroleo-y-remesas-sagarpa

viernes, 6 de enero de 2017

LAS ESTUPIDECES DE PEÑA Y DE MEADE

El mismo estúpido argumento que han utilizado todos los políticos corruptos e incompetentes de este país: “si no liberamos el precio de las gasolinas (o de cualquier otro producto o servicio), entonces la situación sería peor”.
Es lo mismo que decir “si mi abuelita tuviera ruedas, sería bicicleta”. El fascista, corrupto y dipsómano Calderón dijo la misma estupidez cuando la economía mexicana cayó 6.5% en 2009, el peor desempeño de todo Latinoamérica, a raíz del megafraude realizado por los usureros de Wall Street en 2007-2008. ¿Por qué sólo la economía mexicana cayó tan abruptamente, mientras que el resto de países de la zona no?
Con ese razonamiento, también se podría decir que si se hubieran construido 2 ó 3 refinerías más desde que los tecnócratas-depredadores-neoliberales se hicieron con el poder, no estaríamos importando el 57% de las necesidades de gasolina del país; o, si no se robaran los políticos, funcionarios y sus socios oligarcas y del crimen organizado, por lo menos 500,000 millones de pesos al año (es una cifra muy conservadora), habría suficientes recursos para mantener la inversión productiva, en infraestructura y en programas sociales (esos que dice Peña que está “salvando” con los gasolinazos); y también si no se hubiera aprobado una reforma energética en la que prácticamente se desmantela a Pemex, se le deja sin recursos para competir contra las trasnacionales, ya que se le sigue exprimiendo fiscalmente, y no se aprovecha al 100% la capacidad instalada de las 6 refinerías del país (están al 60%), habría oportunidad de producir suficiente gasolina para mantener precios aceptables para la ciudadanía; y si no se tuviera un esquema ilegal, mediante el cual Pemex Internacional (PMI) juega como intermediario en la importación de gasolinas, embolsándose miles de millones de dólares al año, que no pueden ser revisados por la Auditoría Superior de la Federación, tampoco se dispararía tanto el precio de la gasolina para el consumidor final.
Además, el estúpido Peña nos dice que el 60% de los mexicanos “sólo consume el 15%”  de la gasolina, y es el 10% con más ingresos el que consume la mayor parte.
¿Qué acaso esos 60 millones de mexicanos no consumen electricidad? Pues da la casualidad que las termoeléctricas funcionan con combustibles fósiles, y si el precio de éstos aumenta, el de la electricidad también. Lo mismo sucede con el gas natural.
Y la gasolina, el diésel, la electricidad y el gas natural mueven a la industria, el comercio, el transporte de mercancías, a los hogares mexicanos, etc. Por lo tanto, un aumento a esos insumos básicos dispara los precios de todo lo demás y afecta directamente a esos 60 millones de mexicanos, a los que se refirió el estúpido de Peña, señalando que sólo consumen el 15% de la gasolina.
Sobre los saqueos de tiendas en diferentes partes del país hay que decir que, ya sea que estén siendo provocados intencionalmente por el propio gobierno para asustar a las “buenas conciencias” y así legitimar una brutal represión contra todo el que proteste contra esta criminal política económica; o son los socios del gobierno, los del crimen organizado, los que están aprovechando la insatisfacción social predominante, a través de esta campaña de saqueos, organizada desde las redes sociales.
En todo caso, el que miles de personas estén dispuestas a realizar estos desmanes, por la instigación de quien sea, indica que la población ya está harta de la situación y prefiere arriesgarse a ser detenida, golpeada o incluso asesinada por la policía, en vez de seguir aguantando tanto abuso, tanta corrupción, tanta arrogancia (hay que escuchar a Meade, hablando de México como si fuera Noruega, increíble), tanta incompetencia y tanta estupidez.
Como lo adelantamos hace algunos meses en este blog, México está entre el Estado fallido y la dictadura. La subclase política corrupta y los oligarcas depredadores ya apostaron por la “mano dura” (con la nueva legislación que dará manga ancha a las fuerzas armadas para “abatir al enemigo”, en este caso los que protesten, pacíficamente o no contra los oligarcas y el gobierno); mientras que el crimen organizado y la nueva administración que tomará posesión en Washington el 20 de enero, prefieren un Estado fallido, pues es más fácil de explotar y depredar.

¿Y los mexicanos, qué vamos a hacer al respecto?

miércoles, 4 de enero de 2017

VIDEGARAY: EL PROCÓNSUL DE TRUMP

Trump (no Peña) nombró a Videgaray como secretario de Relaciones Exteriores del pelele presidente mexicano, porque sabe que ya lo tiene en la bolsa su sionista yerno, Jared Kushner y será el representante de Trump en México; Videgaray será el embajador del trumpismo en nuestro país.
Es decir, va a ser el encargado de apagar cualquier fuego nacionalista o soberanista, que por tímido que sea, pretenda surgir en el seno del vasallo, corrupto e incompetente gobierno mexicano y de la subclase política.
Su función real no es tratar de convencer a Trump de las bendiciones del NAFTA o de que México no pague el muro, o de que no se deporte a millones de connacionales; no, su función va a ser bajarle aún más la guardia a los mexicanos, desde dentro, para que Trump y su gobierno puedan asestarle a placer todos los golpes que quieran, como quieran y a la hora que quieran.
Videgaray es el “caballo de Troya” para acabar de tomar la plaza (y de paso, defender como perro rabioso al régimen racista de Israel) y evitar que en un arranque de locura, a Peña o a alguien en su gobierno se le ocurra defender la soberanía y los intereses del pueblo de México.
Además, Videgaray ha demostrado que es el eslabón principal de los oligarcas mexicanos y de las élites de Washington y Nueva York para manipular a su antojo a Peña; como al parecer el yerno Kushner maneja a su antojo a Trump.


Diplomatic puzzles for China to solve in 2017
By Jeremy Garlick Source:Global Times Published: 2017/1/3 11:28:39 globaltimes.cn
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By general consensus, 2016 was an erratic and unpredictable year in international affairs. Unexpectedly, the UK voted to leave the EU and the US elected a celebrity businessman, Donald Trump, as president. There was a tendency in Europe, probably exacerbated by social media, for swings in public opinion toward the political right.

The world is also facing ongoing crises such as the civil war in Syria, resulting in waves of refugees entering Turkey and Greece. In addition, and probably more importantly for the future of global affairs, there is a continuing general wobbliness in the global economy and an urgent need for concrete action on environmental issues.

Thus, China is presented with some potentially thorny diplomatic issues to solve. The foremost among these, of course, is the Trump conundrum: how to react to the incoming US president.

This is not going to be an easy issue to solve, because Trump seems happy to utilize inconsistency and capriciousness as tactical gambits to get what he wants. What he says is not necessarily what he intends to do. This makes it difficult to know how to respond.

The optimum strategy (one which Beijing already appears to have adopted) is that of sending strong signals that China is not going to bend to Trump's will, while taking a wait-and-see position until it becomes clearer what direction the new US administration is actually going to take once it is in office.

It is possible that, as a businessman, Trump is going to be amenable to face-to-face negotiation over economic and political issues, and that Beijing may therefore find him easier to deal with than at present. On the other hand, if he takes a hard line toward China, the going will get tough.

One of the most worrying aspects of Trump's avowed policy objectives is his rejection of the need for action on climate change. However, it seems that the outgoing President Barack Obama has enacted measures which will make it difficult for Trump to pull a reverse, so probably, there will be little impact on global environmental cooperation unless Trump is re-elected to a second term.

In fact, Trump's reluctance to face up to climate change presents an opportunity for China to become the de facto world leader in the area of renewable energy technology and environmental activism. With its vast resources, governmental resolve, and the growing public understanding of the urgent need for improvements, China now has the chance to present itself as a focus point for efforts to counter mankind's devastating impact on the planet.

In trade, Trump is not a fan of the Trans-Pacific Partnership (TPP). However, since China was not involved in the TPP, its demise would not cause Beijing any major headaches.

Yet it would leave a void which needs to be filled. Again, this will depend on the willingness of Trump to strike deals. There is an opportunity for a new dawn in US-China trade relations, but also a good chance for major friction.

This is also the case in the South China Sea, where Trump has expressed displeasure at China's activity. Yet the unanticipated decision of President Duterte of the Philippines to do business with China has dramatically eased tensions. The waning of the US influence in the region implies that Beijing mainly needs to stand its ground in order for a kind of stability to emerge.

A key priority for China must be maintaining the steadily warming relations with Russia. The Shanghai Cooperation Organization has proved an effective forum for building trust and confidence between Moscow and Beijing, particularly in the sensitive Central Asian region, critical for the progress of China's One Belt and One Road Initiative. The apparent flirtation between Russian President Vladimir Putin and US President-elect Trump must not be allowed to undermine Sino-Russian ties: Beijing must be alert to US efforts to divide the partners.

Further west, there is the question of how to engage with Europe. In the wake of the UK referendum, the EU is floundering in Brexit negotiations and its direction and unity are increasingly unclear. For the time being, the EU is a ship without a rudder, a union in name only. China would be wise to continue its policies of bilateral deals with individual countries, as well as attempting to build on the steady progress made so far in improving relations with Central and Eastern European countries via the 16+1 forum.

Finally, with the recent fall of Aleppo, there is hope that 2017 can bring an end to the war in Syria, and that the parties involved can enter into a negotiation at long last.

China, as befits its status as a current major world power, should play a significant role, both behind the scenes and in front of them, in establishing a new order in Syria. Careful and thoughtful Chinese diplomacy, in conjunction with efforts by the other interested nations, can also create a foundation for a more peaceful Middle East and North African region in the medium- to long-term. This would certainly be a win-win result which would demonstrate evidence of China's positive intentions in international affairs.

The author is a lecturer in international relations, Jan Masaryk Centre for International Studies, University of Economics in Prague. opinion@globaltimes.com.cn


Posted in: VIEWPOINT

martes, 3 de enero de 2017

LO DICHO, TRUMP HUNDIRÁ AL PELELE PEÑA


Aún antes de tomar posesión, Trump está haciendo una labor de zapa contra México en materia de inversiones, amenazando a General Motors y a Ford (ya lo había hecho durante la campaña), con aplicarle tarifas (aranceles) a los autos que produzcan en México y quieran venderlos a Estados Unidos. Y ambas empresas harán caso al nuevo presidente de ese país.
Como lo hemos comentado reiteradamente en este blog, a Trump y a su coalición de millonarios, generales y xenófobos-racistas, les importa un pepino el derecho internacional, los organismos internacionales y los tratados multilaterales. Aún son la primera potencia económica y militar del mundo y pretenden ejercer ese privilegio hasta sus últimas consecuencias.
Han escogido a México como el conejillo de indias en el que van a demostrar ese poder, con la esperanza de que eso convenza al resto del mundo de que van en serio.
Y es que el caso de México es bien fácil para ser usado por Trump y compañía, ya que la servil, vasalla y corrupta subclase política mexicana, sus socios oligarcas-depredadores y del crimen organizado, han hecho sus fortunas bajo la protección del imperialismo estadounidense, que les ha permitido enriquecerse a costillas del pueblo mexicano, mediante la corrupción, los abusos, los oligopolios, los fraudes y la explotación brutal del acomplejado, manipulado, coaccionado y “satisfecho” pueblo mexicano. A cambio de ello, la superpotencia tiene como vecino a un país que hace lo que se le ordene en materia económica, política y militar.
De ahí que Trump sabe que aún puede exprimir mucho más a México y sobre todo culparlo de casi todos los problemas que tienen los estadounidenses, como la migración indocumentada, que según ellos quita trabajos a los estadounidenses, aumenta los crímenes violentos y deprime los salarios; la crisis de la industria manufacturera, ocasionada por el NAFTA, debido a la salida de industrias hacia México; así como una parte importante del déficit comercial del país; y, por si fuera poco, también la crisis de drogadicción que sufre Estados Unidos, es atribuida a los cárteles mexicanos que trafican la droga por la frontera entre ambos países.
Es decir, junto con China y los terroristas “radicales musulmanes”, México es la principal amenaza para Estados Unidos, y estos tres factores externos, más la incompetencia de los políticos tradicionales de Washington, son los causantes de los problemas de los estadounidenses.
Con ello las élites de ese país le lavan la cara al depredador sistema económico capitalista, que provoca la mayoría de las desventuras económicas de las clases medias y trabajadoras estadounidenses; y de la misma forma, le lavan la cara al complejo-militar-industrial-de seguridad, que es el que constantemente crea e inventa las “amenazas” a la seguridad de Estados Unidos, con lo que la máquina de billones y billones de dólares que da vida al monstruo armamentista, puede seguir funcionando.

Qué mejor que tener un débil, incompetente y aquiescente vecino que está dispuesto a ser culpado por todos los males habidos y por haber en Estados Unidos, y que puede ser convenientemente aplastado económica y políticamente, para demostrar el poder de la superpotencia al resto del planeta, sin que ningún país levante un dedo para evitarlo o protestar, en vista de que desde hace mucho tiempo el mundo entero sabe que México es menos que el traspatio de Estados Unidos, es su WC.

lunes, 2 de enero de 2017

Is Trump About to Debunk the Media’s ‘Putin-gate’ Conspiracy Theory?
Cold war drama fizzling fast
by Justin Raimondo, January 02, 2017
Antiwar. Com

“It wouldn’t be a bad opening for a Tom Clancy novel about the Cold War” – that’s how the Los Angeles Times described the sequence of events leading up to the expulsion of 35 Russian diplomats (“spies”) and the latest face-off between Washington and Moscow. Indeed the whole episode of has about it a fictional aura, which is, after all, only appropriate, since the entire basis of this latest cold war drama is pure invention.
The Russian “spy nest” had supposedly been in use since 1972 – but our Keystone Kops were just now getting around to dismantling it. Oh well, better late than never! It’s a 45-acre compound on the Maryland shore, about 60 miles from Washington, a place where Russian diplomats went to relax with their families: neighbors said they never saw anything the least bit off, and that the Labor Day picnics to which they were invited featured plenty of really good vodka. The head of the town council, a retired Marine, told the Los Angeles Times: “They’re good neighbors, and have been the whole time they’ve been there.” On New York’s Long Island a similar scenario unfolded: an estate long the site of Russian diplomats relaxing with their families is raided by the feds, and impounded, while baffled locals look on.
It’s all part of the security theater performed by Obama’s dead-enders, as they do their best to cast a long shadow over the incoming Trump administration. And like any performance, it comes with a little booklet explaining the provenance of the piece, in this case a “report” reiterating in a most unconvincing manner the assertions we’ve been hearing since Election Day: that Trump’s victory was the culmination of an elaborate Russian conspiracy, a remake of “The Manchurian Candidate,” only this time with computers.
And just to add a little extra frisson to the mix, as the clock ticked toward 2017 the Washington Post ran a story alleging that those omnipotent Russkies had hacked into Vermont’s electricity grid – and were about to turn out the lights! Except they didn’t, they weren’t, and it was all a bit of that “fake news” WaPo has been warning us about. The “Russian malware” was found on a laptop that wasn’t even connected to the internet. And it wasn’t Russian malware, it was Ukrainian.
Oh, the drama! Except there wasn’t any – at least, not enough for a Tom Clancy novel. Instead we saw a series of anti-climaxes: no break into the grid, no evidence of a Vast Russian-Trumpian Conspiracy (as promised), and no Russian retaliation for the expulsion of their diplomats. Instead, Russian President Vladimir Putin announced that he would ignore the childish antics of the outgoing administration and instead wait for the adults to enter the room.
You could hear the gnashing of teeth in Washington, D.C., all the way to California.
Oh, but that didn’t mean the propaganda campaign abated. We haven’t seen one like this since the march to war against Iraq in 2003: the entire media-governmental-academic axis has been spinning full thrust in an effort to convince us that the President-elect of the United States won his office by dint of a foreign power’s exertions. It hasn’t worked: the public doesn’t believe it. Indeed, by reiterating this nonsense 24/7, the “mainstream” media is making itself more an object of derision than it already is: even Mrs. Clinton’s partisans think they’re biased.
My favorite part of this whole business is the role being played by Donald J. Trump. Unlike some of his spokesmen, and of course very much unlike the media, the President-elect has refused to swallow this Putin conspiracy theory for so much as a single minute. He’s shown more understanding of the difficulty of attributing cyber-attacks than most reporters, and he’s been skeptical from the beginning of the idea that it was the Russian state that hacked the DNC and John Podesta’s emails. In response to the latest barrage of hot air that’s slowly hardening into “fact,” Trump had this to say:
“’I just want them to be sure because it’s a pretty serious charge,’ Mr. Trump said of the intelligence agencies. ‘If you look at the weapons of mass destruction, that was a disaster, and they were wrong,’ he added, referring to intelligence cited by the George W. Bush administration to support its march to war in 2003. ‘So I want them to be sure,’ the president-elect said. ‘I think it’s unfair if they don’t know.’
“He added: ‘And I know a lot about hacking. And hacking is a very hard thing to prove. So it could be somebody else. And I also know things that other people don’t know, and so they cannot be sure of the situation.’
“When asked what he knew that others did not, Mr. Trump demurred, saying only, ‘You’ll find out on Tuesday or Wednesday.’”
The national security “Deep State” has naturally been opposed to Trump: his “no-regime-change” “America First” foreign policy would effectively put them out of business. However, that doesn’t mean the intelligence community is uniformly anti-Trump: far from it. Indeed, there are those who believe that the DNC/Podesta hacks were the work, not of the Russians, but of some inside our own intelligence communitywho were loath to see Hillary Clinton in the White House. And there is a whole school of thought, including Craig Murray, former UK diplomat, who maintain that the “hack” was in reality a leak, and that it came from American insiders rather than via the GRU. Murray is quite close to WikiLeaks founder Julian Assange: asked to comment on Murray’s statements, Assange said “I don’t want to go there.” Assange has stoutly denied any Russian involvement in the publication of the DNC/Podesta emails.
Is Trump about to blow this whole phony “Put did it” scam wide open?
It wouldn’t surprise me in the least. What we are seeing playing out is the reaction of the swamp creatures as Trump proceeds to drain their natural habitat. That screeching roaring sound you hear is their collective outrage as the implications of Trump’s triumph become apparent.

So get out the popcorn, and put your feet up: the entertainment is about to begin!