LÓPEZ OBRADOR PIERDE A SAMUEL GARCÍA EN LA CONTIENDA PRESIDENCIAL
El presidente Andrés Manuel López
Obrador (AMLO) había apoyado y cortejado al joven, inexperto y bravucón
gobernador de Nuevo León, Samuel García Sepúlveda, del partido Movimiento Ciudadano,
durante su gestión al frente de una de las entidades más importantes -desde el
punto de vista económico- del país.
El objetivo de AMLO siempre
fue dividir a la oposición que él denomina “conservadora”, integrada por los
otrora partidos en el poder Acción Nacional y Revolucionario Institucional, más
el partido del que el propio AMLO se distanció el de la Revolución Democrática,
y el Movimiento Ciudadano (antes Convergencia), que en su momento también había
apoyado a AMLO en sus anteriores candidaturas presidenciales.
La lógica era muy simple, si
AMLO había conseguido el 53% de los votos en las elecciones del 2018, y toda la
oposición conservadora el 47%, era factible que el desgaste del ejercicio de
gobierno, situaciones imprevistas como la pandemia y la subsecuente crisis
económica mundial y eventos catastróficos, como el reciente huracán Otis que
destruyó Acapulco, podrían hacer variar las preferencias electorales; y esos 6
puntos de ventaja desaparecerían.
De ahí que AMLO se dio a la
tarea de alimentar las ambiciones del joven, impulsivo e impreparado gobernador
de Nuevo León, para que aspirara a la candidatura presidencial, con lo que el
voto opositor para 2024 se bifurcaría en dos opciones, la del bloque
PAN-PRI-PRD y la del Movimiento Ciudadano.
Y tal como lo había planeado
AMLO, sucedió, cuando hace un par de semanas el gobernador de Nuevo León, con
el aval de la dirigencia de Movimiento Ciudadano, quedó como precandidato único
de ese partido a la presidencia.
Así, al inicio de las
precampañas presidenciales el pasado 20 de noviembre, las preferencias
electorales de arranque, según la mayoría de las encuestas, daban a la
candidata oficial Claudia Sheinbaum el 60%; a la candidata del frente Fuerza y
Corazón por México, Xóchitl Gálvez, el 30%; y a Samuel García el 10%.
Con esos números, AMLO estaba
seguro de que en los próximos 6 meses de precampañas y campañas, hasta las
elecciones del 2 de junio del 2024, una oposición dividida, una ventaja tan
grande del oficialismo; más la operación de una elección de Estado (uso ilegal
de recursos gubernamentales para apoyar a los candidatos oficialistas),
asegurarían no sólo el triunfo holgado de Sheinbaum, sino alcanzar las 2/3
partes de curules y escaños en el Congreso de la Unión, para así cambiar la
Constitución a placer, sin obstáculos ya de parte de una muy disminuida, casi
desaparecida oposición.
Pero da la casualidad de que
el inexperto y atrabancado gobernador neoleonés hizo un desastre jurídico al
tratar de pedir licencia de su cargo como gobernador, pues intentó dejar a su
secretario de gobierno como gobernador interino; cuando es el Congreso del
estado el encargado de nombrarlo, y teniendo mayoría PAN y PRI en dicha
instancia, decidieron nombrar a alguien distinto (el vicefiscal).
A pesar de todos los intentos
de García por imponer a su secretario de Gobierno como interino, la Suprema
Corte de Justicia de la Nación avaló el nombramiento del Congreso, ante lo cual
García ha preferido dejar su precandidatura y reasumir el cargo de gobernador
de Nuevo León[1],
con lo que AMLO ha perdido a un aliado en la elección presidencial, que
seguramente le hubiera quitado entre 10 y 12 puntos porcentuales a la candidata
que se encuentra en segundo lugar de las preferencias, Xóchitl Gálvez.
Para AMLO es un escenario que
no esperaba, y ahora dependerá de lo que decida Movimiento Ciudadano sobre un
nuevo candidato presidencial, que en todo caso no será tan conocido como García,
y ello podría generar una migración de votos de este partido hacia Xóchitl
Gálvez, con lo que la brecha entre Sheinbaum y la principal candidata de la
oposición, podría comenzar a cerrarse.
Y sobre todo, la posibilidad
de que el partido del presidente y sus aliados (Morena-PT-PVEM), logren las 2/3
partes en el Congreso de la Unión, comenzaría a alejarse.
[1] Según
la legislación electoral, los candidatos presidenciales se deben separar de
cualquier cargo público que ostenten, 6 meses antes de la elección; por lo que
García, al reasumir su cargo como gobernador este 2 de diciembre ya no cumple
con ese requisito.
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