Pragmatismo para arrasar
Leo Zuckermann
https://www.excelsior.com.mx/opinion/leo-zuckermann/pragmatismo-para-arrasar/1614221
El mandato del Supremo Líder
está muy claro: no solo hay que ganar, sino arrasar. La vara está muy alta. Se
trata del famoso “plan C” de López Obrador: retener la Presidencia,
ganar dos terceras partes de la Cámara de Diputados y Senadores y, con esa
mayoría calificada, reformar la Constitución y apoderarse de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, además de debilitar, a lo mejor desaparecer, los
órganos autónomos del Estado, como el Instituto Nacional Electoral. Es un
proyecto de concentración del poder. Que la próxima presidenta pueda gobernar
sin contrapeso alguno.
Para lograrlo, hay que sumar
todos los votos posibles.
Puede ser que Clara
Brugada gane la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México
holgadamente. Pero si Omar García Harfuch lo hace con mayor
abundancia de votos, él será el candidato de Morena. Esos dos, tres, cinco
puntos de más pueden hacer la diferencia para lograr más diputaciones federales
en la capital.
Hay, incluso, que dar la
batalla en estados donde Morena parece no tener oportunidad de ganar.
Yucatán, por ejemplo. Para tal
efecto, ya están cooptando a políticos que hace unos minutos eran opositores
muy vocales en contra de la Cuarta Transformación. Les tienden la alfombra
roja. Si Rommel Pacheco ayuda a arrasar, bienvenido sea el
exclavadista que pertenecía a la diputación panista. Ni se diga un priista de
abolengo como Jorge Carlos Ramírez Marín.
Morena, por instrucciones
de López Obrador, anda en plan pragmático. Se quiere convertir en
un “partido atrapalotodo” (del inglés catch-all party).
Hay que sumar todo lo que se pueda sumar sin importar las ideologías. Atraer a
votantes de izquierda, centro y derecha. A estatistas y neoliberales. Progresistas
y conservadores. Proaborto y antiaborto.
Todos caben bajo la carpa
morenista.
Sí, efectivamente, suena como
el PRI de antaño: todos los grupos dentro de un partido. ¿Usted quiere hacer
política en México? No se haga bolas: purifique su pasado pasándose a Morena
que es el único partido que le puede asegurar presente y futuro políticos.
Dice el diccionario que el
pragmatismo es la “preferencia por lo práctico o útil”. Claudia
Sheinbaum tiene que entregarle buenas cuentas electorales a López
Obrador. No sólo se trata de ganar la Presidencia, sino el mayor número de
senadurías, diputaciones, gubernaturas, alcaldías y diputaciones locales. La
orden es demoler a la oposición y la candidata presidencial lo ha entendido.
Tiene un mandato y, disciplinada como es, hará todo lo posible por cumplirlo.
Claro que el pragmatismo tiene
un costo. Pero es menor. Los morenistas más ideológicos están alebrestados. No
entienden cómo Claudia prefiere a Omar que
a Clara. No quieren ver lo evidente: que García Harfuch tiene
un mayor potencial de jalar más votos a Morena, aunque él no sea morenista.
Y lo mismo pasará en las
candidaturas a gobernador en los otros ocho estados. Quedarán los que tengan el
mayor potencial de, no sólo ganar, sino arrasar. Por eso el método de elegir
candidatos por encuesta. Ganarán los que traigan más fichas a la mesa. Si ése
es un arribista, le darán la bienvenida con gusto.
Los que llevan años haciendo
cola en Morena, fundadores de ese movimiento, tendrán que tragarse el sapo.
¿Cuál es su opción? ¿Irse a la oposición? ¿Seguir el camino sin destino
de Marcelo Ebrard?
Muchos simpatizantes de la
Cuarta Transformación no han comprendido que terminó el periodo romántico de la
toma del poder, si es que algún día lo hubo. Ese halo histórico que los alumbra
de una izquierda que sufrió años por gobernar al país y que finalmente lo logró
en 2018 con López Obrador.
Lo que les molesta es
percatarse que AMLO, más que ser de izquierda, es un priista de
cepa.
Un pragmático que, al revés de
lo que dice, no tiene principios. Si lo que le conviene es aliarse a los
militares, venga el militarismo. Si lo que beneficia es abrir el partido a los
oportunistas que granjean más votos, que se amuelen aquellos que sí se creen el
cuento de la llegada de la izquierda al poder.
La que sí ya lo entendió
es Sheinbaum, quien tiene que dar resultados. El objetivo del 2024
es ganar contundentemente. Asegurar la mayoría calificada en el Congreso para
reformar la Constitución y apoderarse del Poder Judicial. Que no haya
contrapesos. No importa que se enojen algunos “compañeros” (así se dicen entre
ellos) por lo que esto implica. Igual y no pueden hacer mucho con esa rabia.
Esto no es activismo universitario de izquierda, sino pragmatismo para arrasar
en las elecciones del 2024.
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