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Zapata

lunes, 6 de abril de 2020


LÓPEZ OBRADOR EN MANOS DEL MAYOR ESPECULADOR DEL MUNDO
A pesar de que el presidente de México se la pasa criticando al neoliberalismo (con toda razón) como la causa principal de las principales desgracias del país; desde que ganó las elecciones presidenciales, ha mantenido una estrecha relación con Larry Fink[1], quien preside el fondo de inversión más grande del mundo, Black Rock, con activos por 7 millones de millones de dólares[2], con quien acaba de tener una videoconferencia (la segunda durante su mandato), además de dos reuniones antes.
Black Rock ha tenido una presencia enorme en México desde hace años (principalmente en proyectos de energía) y es uno de los principales inversionistas en la Bolsa Mexicana de Valores. Pero a últimas fechas se ha posicionado en el sector de pensiones en donde comienza a ser dominante.
Este fondo también es el que está posicionado como el principal vehículo para la gestión de los más de dos millones de millones de dólares que el gobierno estadounidense tiene destinados para reactivar la economía del país.
En la videollamada de López Obrador con Fink, el único funcionario que lo acompañó es el que ya parece ser su “delfín” para la sucesión presidencial (como ya lo es para el gobierno de Donald Trump, al que le ha facilitado todo lo que ha demandado en la relación bilateral), el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, que además es el verdadero secretario de Gobernación, ya que la titular de esa cartera funciona oficialmente como “florero”, pues todas las decisiones importantes de esa área las acuerda el presidente con Ebrard.
Es muy factible que la próxima propuesta para reactivar la inversión privada en el sector energético y la reforma de pensiones que ha anunciado desde hace meses el gobierno, acaben por ser dictadas por el señor Fink, para su provecho y el de su fondo mundial especulativo.
Dada la debilidad de los miembros del gabinete de López Obrador, por  decisión del propio presidente, y especialmente la creciente marginación del por cierto bastante ortodoxo secretario de Hacienda, Arturo Herrera (al que insistentemente se le menciona como la próxima baja del gabinete), es factible que Black Rock se convierta, a trasmano, en la verdadera secretaría de Hacienda y en la de Economía (dado el pobre papel que juega la titular de esa dependencia Graciela Márquez), y a la postre sean el señor Fink y sus asesores los que determinen el rumbo de la muy atribulada economía nacional e incluso de la sucesión presidencial en 2024.


[1] Convencido sionista y apoyador de las barbaridades que hace el gobierno de Netanyahu en el Medio Oriente.

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