LÓPEZ OBRADOR EN MANOS DEL MAYOR
ESPECULADOR DEL MUNDO
A pesar de
que el presidente de México se la pasa criticando al neoliberalismo (con toda
razón) como la causa principal de las principales desgracias del país; desde
que ganó las elecciones presidenciales, ha mantenido una estrecha relación con
Larry Fink[1], quien preside el fondo de
inversión más grande del mundo, Black Rock, con activos por 7 millones de
millones de dólares[2],
con quien acaba de tener una videoconferencia (la segunda durante su mandato), además
de dos reuniones antes.
Black Rock
ha tenido una presencia enorme en México desde hace años (principalmente en
proyectos de energía) y es uno de los principales inversionistas en la Bolsa Mexicana
de Valores. Pero a últimas fechas se ha posicionado en el sector de pensiones
en donde comienza a ser dominante.
Este fondo
también es el que está posicionado como el principal vehículo para la gestión
de los más de dos millones de millones de dólares que el gobierno
estadounidense tiene destinados para reactivar la economía del país.
En la
videollamada de López Obrador con Fink, el único funcionario que lo acompañó es
el que ya parece ser su “delfín” para la sucesión presidencial (como ya lo es
para el gobierno de Donald Trump, al que le ha facilitado todo lo que ha
demandado en la relación bilateral), el secretario de Relaciones Exteriores,
Marcelo Ebrard, que además es el verdadero secretario de Gobernación, ya que la
titular de esa cartera funciona oficialmente como “florero”, pues todas las decisiones
importantes de esa área las acuerda el presidente con Ebrard.
Es muy
factible que la próxima propuesta para reactivar la inversión privada en el
sector energético y la reforma de pensiones que ha anunciado desde hace meses
el gobierno, acaben por ser dictadas por el señor Fink, para su provecho y el
de su fondo mundial especulativo.
Dada la
debilidad de los miembros del gabinete de López Obrador, por decisión del propio presidente, y especialmente
la creciente marginación del por cierto bastante ortodoxo secretario de Hacienda,
Arturo Herrera (al que insistentemente se le menciona como la próxima baja del
gabinete), es factible que Black Rock se convierta, a trasmano, en la verdadera
secretaría de Hacienda y en la de Economía (dado el pobre papel que juega la
titular de esa dependencia Graciela Márquez), y a la postre sean el señor Fink
y sus asesores los que determinen el rumbo de la muy atribulada economía nacional
e incluso de la sucesión presidencial en 2024.
[1]
Convencido sionista y apoyador de las barbaridades que hace el gobierno de
Netanyahu en el Medio Oriente.
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