Hace un año
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) triunfó en las elecciones presidenciales,
con el 53% del voto popular (30,113,483 votos[1]); la participación fue de
63.4%. Ganó en todos los estados, excepto en Guanajuato (donde triunfó Anaya) y
su partido Morena obtuvo la mayoría en las Cámaras de Diputados y Senadores[2].
Los índices
de aprobación de la población hacia AMLO se han mantenido elevados durante sus
primeros meses al frente del gobierno[3], coincidiendo la mayoría
de las encuestas en qué en los últimos meses, ha caído en un 7% su nivel de aprobación.
Con motivo
de su triunfo en las elecciones, AMLO dio una entrevista a La Jornada[4] en la que habla de
numerosos temas, pero centrándose sobre todo en que su propuesta de
transformación (la 4ª) va viento en popa. Que son las élites, la “mafia del
poder” la que está inconforme; que el pueblo está feliz con los cambios que ha
iniciado su gobierno; que la prensa sigue interpretando la realidad con la
visión neoliberal, y por eso no entienden, ni captan la nueva realidad (La
Jornada incluida).
Critica a
los conservadores porque quieren que su gobierno fracase, pero llama la
atención que critica sobre todo a los “conservadores de izquierda” que están
sobre ideologizados y que no quieren darse cuenta qué sus propuestas como el
Tren Maya, el Proyecto del Istmo, la refinería de Dos Bocas, el aeropuerto de
Santa Lucía, etc. van a beneficiar al pueblo.
Señala que
no está militarizada la seguridad pública y que si fuera por él desaparecería
al Ejército y lo convertiría en Guardia Nacional. Afirma con total
convencimiento que los militares y marinos ya no violan derechos humanos,
porque él no da órdenes para reprimir, desaparecer y torturar.
Y por
supuesto, el tema principal es el combate a la corrupción, que dice ha avanzado
mucho (contra el robo de combustible, los abusos dentro de la administración
pública, el tráfico de influencias en la compra de medicinas, etc.); insistiendo
en que el combate a la corrupción permitirá un mayor desarrollo económico,
contraponiéndolo al crecimiento, pues éste último es sólo la creación de
riqueza, mientras que el desarrollo implica también su redistribución.
Y para él sí
ha crecido el empleo, con la incorporación de 600 mil jóvenes al programa de capacitación
con pago; así como en el programa de siembra de árboles (otros 200 mil
campesinos), que las cifras oficiales no reflejan, porque son transferencias
monetarias directas, sin cotización al seguro social.
Que el
programa de austeridad ha tenido sus fallas, pero en general es lo correcto; y
que todavía falta cortar más “grasa” al gobierno (un argumento cien por ciento
neoliberal, por cierto).
Es claro el
voluntarismo de AMLO a todo lo largo de la entrevista. El está convencido que
lo que está haciendo está cambiando al país de fondo; que los que están en
contra o no lo quieren ver es porque forman parte de los grupos e intereses
creados que se beneficiaron y tuvieron secuestrado al gobierno durante 36 años.
Incluso los “izquierdistas” (zapatistas incluidos) y organizaciones sociales,
indígenas, campesinas, ambientalistas, de derechos humanos, etc. que han
criticado o han señalado errores e insuficiencias en sus propuestas de
políticas públicas, son descalificados.
Sólo él ve “la
realidad”, todo aquél que se opone o critica sus políticas forman parte de la “mafia
del poder”, del pasado corrupto, o son grupos que estando en la izquierda, no
se dan cuenta de los beneficios que sus propuestas traerán al pueblo.
Es una
visión extremadamente maniquea. Yo siempre estoy bien; ustedes, todos lo que se
opongan a mí, están mal.
Sólo en el
tema de inseguridad concedió que no hay avances y eso porque le dejaron el país
muy descompuesto; pero con las políticas que atacan las causas de la violencia
y las acciones de la Guardia Nacional, el índice de homicidios tenderá a bajar.
Se centra excesivamente en homicidios, y por ejemplo no concede que los
secuestros han aumentado. Ni siquiera menciona el aumento de robos a
casas-habitación, transporte de carga, transporte público, etc.
Es decir, a
7 meses de iniciado su gobierno, manteniendo altos índices de aprobación entre
la población, AMLO sólo ve su realidad. Cualquier otra que reflejen cifras,
interpretaciones o visiones distintas a las suyas, son mal intencionadas, sólo
quieren mantener privilegios y recursos financieros en beneficio de algunos
grupos, y no vale la pena ni escucharlos.
AMLO tiene
razón en que el gobierno en el período que él llama neoliberal (la verdad es
que la política económica que sigue aplicando sigue siendo neoliberal), fue
utilizado por grupos políticos y una cúpula empresarial, para enriquecerse
obscenamente, sin importarles el país y la mayoría de la población.
Que se tiene
que recuperar al gobierno como motor de un verdadero desarrollo socio económico
es indudable; que tiene que dejar de ser un botín para grupos políticos,
empresariales y delincuenciales; también es cierto.
Pero que lo
que está haciendo y cómo lo está haciendo AMLO sea lo correcto, sea la única
forma y no haya otro camino; no es necesariamente cierto.
Si AMLO se
aferra en que sólo él conoce al pueblo, sólo él interpreta los deseos del
pueblo correctamente; sólo él encarna al pueblo, va a rigidizar sus decisiones;
va a estrechar su visión de la realidad (su realidad V.S. la realidad); y a la
postre, va a llevar al país a un solo camino, que si fracasa, podría cerrar por
décadas la posibilidad de que opciones progresistas y cercanas a las
necesidades de las mayorías, puedan acceder al poder; pues el experimento
lopezobradorista podría acabar siendo la visión exclusiva de un solo hombre
(buena, regular o mala); contra lo que se esperaba que fuera, un movimiento
social de izquierda, para el cambio profundo del país.
[1]
El segundo lugar fue para Ricardo Anaya con 12,610,120 votos, el 22.27%; y en
tercero José Antonio Meade con 9,289,853 votos, el 16.4%.
[2]
55 senadores de 128 y 191 de 500 diputados.
[3]
Encuesta El Universal: marzo 2019, 79.4%; junio de 2019, 72.7%. Consulta
Mitofsky: abril de 2019, 67.8%; mayo de 2019, 60.5%.
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