Iconos

Iconos
Zapata

sábado, 15 de septiembre de 2018

LA CRISIS DEL 2008

EN DICIEMBRE DEL 2008 ESCRIBÍ UN BREVE ENSAYO SOBRE LOS ORIGENES Y LOS PERPETRADORES DEL FRAUDE MÁS GRANDE Y ESCANDALOSO EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD. EN ENERO DEL 2009 ADICIONÉ ALGÚN MATERIAL NUEVO. REPRODUZCO AHORA ESA VERSIÓN DE INICIOS DEL 2009, AL CUMPLIRSE MAÑANA LOS 10 AÑOS DEL INICIO DE LA MEGACRISIS FINANCIERA.

Y EL GANADOR ES…GOLDMAN SACHS

Se afirma en el argot de los penalistas que un crimen se ha efectuado con todas las agravantes cuando se ha realizado con premeditación, alevosía y ventaja, es decir que no fue una situación fortuita, sino planeada con anticipación; realizada “a traición y sobre seguro”; sin riesgos para el autor, y sin posibilidad de defensa para la víctima.

Pues bien, el famoso “meltdown”, o “derretimiento” de los mercados de valores del mundo, especialmente del de Estados Unidos durante septiembre, octubre y noviembre de 2008, fue un crimen con todas las agravantes; cometido contra los ignorantes, ilusos y codiciosos participantes en esos casinos disfrazados de Bolsas de Valores; pero también contra millones de hombres y mujeres trabajadores que nada tienen que ver con esos antros de apuestas (donde sólo gana uno de cada 10), y que se verán seriamente afectados por la crisis económica que ya está golpeando a la mayor parte de las economías del mundo.

Pero usted dirá, ¿Cuál crimen? ¿Qué no tomó a todo mundo por sorpresa esta situación? ¿Qué no perdió todo mundo con este “crash”? ¿Quién pudo urdir semejante catástrofe financiera?  Y en caso de poder hacerlo ¿para qué lo haría? ¿No se requeriría la complicidad de miles, quizás de cientos de miles de personas para quebrar a la principal economía del mundo? ¿Parece eso posible? ¿No suena a una locura? Pues déjeme decirle que no.

Por supuesto que son válidos todos los cuestionamientos que podamos tener sobre lo que ha sucedido recientemente en los mercados mundiales y somos escépticos sobre la posibilidad de que unos cuántos personajes puedan armar un fraude tan colosal (engañando literalmente al mundo entero), sin que a primera vista aparezca una razón lógica, válida para hacerlo, puesto que en principio, da la impresión de que no identificamos ganadores, sólo perdedores.

Pero vayamos por partes, para ver si podemos ir disipando estas dudas y desconfianzas.

Subprime

El problema se inicia en Estados Unidos cuando los ahora famosos créditos hipotecarios “subprime” entran en crisis, pues se presenta una falta de pago de los mismos, que afecta no sólo a los bancos, sino a otras entidades que adquirieron esos créditos.

Los subprime se pactan con los prestatarios a tasas un poco más altas, ya que no calificaron dentro del segmento “prime” o de bajo riesgo (arriba de 850 puntos) o dentro de los solventes (entre 650 y 850), por lo que se les otorgó el crédito a una tasa más elevada y con más altos costos en las comisiones (de ahí su denominación de subprime, por debajo de 650 puntos de calificación, esto es con mayor riesgo).

Muchos bancos o entidades que otorgaron esos créditos tenían la opción de cederlos (a una tasa menor), con objeto de recuperar rápido ese crédito, dejando la responsabilidad de cobrarlo a la tasa pactada con el prestatario, a la entidad que lo adquirió.

Por ello, cuando el prestatario se atrasa en sus pagos o de plano no paga, afecta directamente a aquellas instituciones o sociedades que habían adquirido por cesión esos créditos, generándoles un problema de liquidez.

El problema se agrava cuando estos créditos sirven como base de otros instrumentos (los derivados) que se venden y compran en las bolsas, sin que los que los adquieren a través de fondos de inversión o directamente, sepan con certeza el nivel de riesgo en el que están incurriendo, debido a que esa información no está disponible al momento de la compra-venta (sólo el prestamista inicial sabe el nivel de riesgo de ese crédito).

Pero se preguntará usted ¿porqué los que pidieron prestado para comprar una casa, caen en morosidad y con ello se desata la crisis?

Es ahí donde comienza nuestra particular historia.

Tasas a la baja

A raíz de los atentados terroristas de septiembre de 2001, la Reserva Federal de los Estados Unidos, dirigida por Alan Greenspan, decide apoyar la atribulada economía norteamericana, que acababa de sufrir no sólo el golpe de los atentados, sino el estallido de la burbuja de las empresas “punto com” en el año 2000, por lo que los mercados estaban a la baja y la confianza muy deteriorada.

De ahí que el “mago” Greenspan decida iniciar una consistente disminución de las tasas de interés, hasta llegar al ridículo 1% (ya estamos de nuevo ahí), con lo que la facilidad para obtener créditos de todo tipo (al consumo, hipotecarios, para la producción, etc.), se amplió exponencialmente, y resultó un muy buen negocio pedir prestado, en vista de que las tasas de interés eran tan bajas.

Incluso el mismo Greenspan declaró que era positivo el que hubiera crecido el mercado de las hipotecas subprime del 1 ó 2 % del total, a fines de la década de los 90, al 10% en el 2004 (llegó en el 2007 al 12.5%).

Así también, Greenspan sugirió al público inversionista en el 2004, tomar créditos con tasas ajustables, en vista de que las mismas estaban históricamente bajas.

Sin embargo, el señor Greenspan, se dio cuenta de que esta expansión brutal del crédito estaba presionando al alza a la inflación (gran cantidad de dinero en circulación, contra una proporción cada vez menor de bienes y servicios para adquirir) por lo que decidió iniciar un aumento de las tasas de interés, gradual primero y después de manera brusca, llegando en el 2006 hasta el 5.25%.


Este aumento descomunal del 525% en menos de 5 años, golpeó sobre todo a aquellos que contrataron créditos con tasas de interés variables, como las hipotecas subprime, por lo que si bien con tasas de interés bajas ya había un riesgo de que este segmento cayera en moratoria, con el aumento decretado por el señor Greenspan, era más que lógico que se cayera en la insolvencia, iniciándose así una reacción en cadena.

Con la falta de pago, hay falta de liquidez en los bancos e instituciones prestamistas, y los riesgos de los instrumentos que se negociaban en las bolsas, basados en la capacidad de pago de los prestatarios de las hipotecas subprime, simplemente se fueron al cielo. Aquellas instituciones que habían acumulado una gran cantidad de créditos subprime, se quedaron con pura basura, ya no valían nada, pues el factor que les daba valor, o sea, los pagos de los prestatarios, no existían más.

Hasta aquí pareciera que el principal responsable de que se desatara la crisis fue el señor Greenspan y su “errático” manejo de las tasas de interés.

Greenspan fue una pieza importante, pero no la única.

Los Políticos

¿Sólo porque al señor Greenspan se le ocurrió recomendar las hipotecas subprime, cientos de miles de estadounidenses decidieron endeudarse? Sin duda, Greenspan tuvo una enorme influencia en la economía de Estados Unidos y del mundo (como siempre la tiene el presidente de la Reserva Federal), pero eso sólo, no era suficiente para embarcar a muchos ciudadanos que no tenían opción de recibir un crédito de bajo riesgo, y a muchos otros que vieron la posibilidad de pedir prestado sin que se les solicitaran demasiados requisitos, para comprar casas que luego revendían a precios elevados, pagando el crédito y después adquiriendo otro para seguir así con el negocio.

Algunos políticos del Partido Demócrata vieron la oportunidad, a principios de los años 90, de ampliar su base social, apoyando el otorgamiento de préstamos hipotecarios a personas de bajos recursos o que no contaban con suficientes garantías y que normalmente no hubieran podido obtenerlos en los bancos; para ello se impulsó a las dos empresas semi-gubernamentales (Fannie Mae y Freddy Mac) encargadas de comprar las hipotecas en el mercado secundario, para que ampliaran sus adquisiciones de las hipotecas subprime, con lo que se mandó el mensaje de que estas hipotecas tenían el visto bueno y el respaldo del gobierno, a través de las dos instituciones mencionadas.

El campeón de esta política fue el diputado demócrata por Massachussets, Barney Frank, actual presidente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes.
  
En el 2003, ante el temor de que estas hipotecas pudieran generar una crisis financiera, el gobierno de George Bush propuso una mayor regulación de las dos instituciones mencionadas, a través de una agencia independiente que las supervisara, pero Frank, desde su influyente posición en el Comité mencionado (a pesar de que entonces no lo presidía, por estar en la minoría) se opuso vehementemente, y señaló que ambas empresas estaban sanas.

Desgraciadamente Frank no era imparcial en este asunto, ya que además de aprovechar los créditos subprime para ampliar su clientela política, también recibió importantes donaciones de Fannie Mae y Freddy Mac para sus campañas de reelección.

Peor aún, Frank tuvo un largo amorío con Herb Moses (son homosexuales), quien trabajó en un alto puesto en Fannie Mae de 1991 a 1998, donde se encargó precisamente de elaborar los programas para préstamos hipotecarios a personas de escasos recursos.

Como vemos entonces, este político oportunista y sin escrúpulos, impulsó una política de créditos hipotecarios irresponsable, con el afán de granjearse el apoyo de ciertos segmentos de la población, de conseguir apoyo financiero para su carrera política y posiblemente de aprovechar el negocio de las subprime, con la ayuda de quien fuera durante mucho tiempo su pareja.

Otro político que defendió “a capa y espada “a Fanny y Freddie, fue el senador demócrata por Nueva York, Charles Schumer, quien señaló que las críticas que recibían estas instituciones eran por “cuestiones ideológicas”, y no porque realmente representaran un riesgo financiero. Schumer había recibido contribuciones para sus campañas de estas instituciones por 2.5 millones de dólares.

En la época en que comenzó el “boom” de las subprime, el Vicepresidente Ejecutivo de Fannie Mae (1993-97), era el actual presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, quien no tuvo empacho en esa época, en apoyar este tipo de instrumentos. Después Zoellick trabajó 2 años en el directorio de Goldman Sachs (97-99), para después ser nombrado Representante Comercial del gobierno de Estados Unidos (2001-05), subsecretario de Estado (2005-2006) y actual presidente del Banco Mundial a partir del 2007.

Así también, James A. Johnson, miembro del directorio de Goldman Sachs desde 1999, fue el CEO de Fannie Mae de febrero de 1991 a diciembre de 1998, y antes de eso había sido el vicepresidente.

Hasta aquí todo parece una desafortunada concatenación de eventos, criticables conductas y malas decisiones que llevaron a la catástrofe económica que ahora vivimos en el mundo, pero…aún falta en esta historia.

 Desregular

Para que las hipotecas subprime pudieran negociarse, y en especial los “derivados”, sin regulaciones excesivas que limitaran su crecimiento, era necesario eliminar una agencia que estorbaba a este negocio, la Commodity Futures Trading Commission y una ley que venía de la época de la gran depresión, la Glass.-Steagall (1933) que prohibía que bancos de inversión y bancos comerciales realizaran el mismo tipo de operaciones (entre otras regulaciones más, para así controlar la especulación).

Esta ley lo que intentaba era evitar la contaminación de los distintos mercados entre sí, prohibiendo que las mismas empresas y bancos operaran en todos ellos como una sola entidad.

Pues bien, nuestro viejo conocido Alan Greenspan, haciendo mancuerna con el entonces Secretario del Tesoro Robert Rubin (quien fuera Co-Chairman de Goldman Sachs en los años 80 y principios de los 90), presionaron lo suficiente para quitar la mayoría de las previsiones de esta legislación, y apoyaron la Gramm-Leach-Bliley Act, impulsada por el entonces senador republicano Phil Gramm, con objeto de eliminar esas regulaciones, lo cual finalmente sucedió en 1999, con la firma de la nueva ley por parte del presidente Bill Clinton.

Así, una serie de políticas y leyes aplicadas y aprobadas en los años 90 llevó primero, al crecimiento de los créditos subprime; segundo, a la desregulación para que estos créditos pudieran negociarse sin tantas restricciones en los mercados; y tercero, a principios del siglo XXI, a una baja de tasas de interés que permitió su crecimiento exponencial, sin regulación de por medio y con el visto bueno e incluso el aliento de políticos como Frank y Schumer, y del propio presidente de la Reserva Federal (Greenspan).

En este contexto, el señor Rubin aprovechó la desregulación para irse a presidir al nuevo gigante que se conformó en 1999 con la fusión del Citigroup y el Travelers Group (con la Glass-Steagall no se hubiera podido llevar a cabo esta fusión), dejando la titularidad del Departamento del Tesoro a su discípulo Larry Summers.

A fines de los 90, el actual titular del Departamento del Tesoro[1], Henry Paulson se convierte en el Director de Banca de Inversión de Goldman Sachs, y desde ahí inicia una labor de presión sobre la Securities and Exchange Comission (lo que viene a ser en México la Comisión Nacional Bancaria y de Valores), para no aplicar directamente la supervisión sobre los bancos de inversión, como entonces lo era Goldman Sachs.

Finalmente, Paulson logra su cometido en el 2004, cuando la SEC, dirigida por William Donaldson, desmantela una oficina encargada de supervisar las operaciones de los bancos de inversión y retira la obligación a estos bancos de mantener un capital suficiente para limitar la exposición al riesgo y un excesivo apalancamiento, pasando la relación de capital a créditos de 1-12  hasta 1-40.

De hecho Paulson logró convencer a Donaldson y a su sucesor Christopher Cox, para que el programa de regulación de estas instituciones fuera una autorregulación “voluntaria” (la que ahora dice Greenspan que le “sorprendió” que no funcionara).

Después de eso, Paulson llegó al Departamento del Tesoro en el 2006, recomendado por un antiguo empleado suyo, que trabajó en la filial de Goldman Sachs en Londres de 1994  a 1999.

Joshua Bolten es el Chief of Staff (algo así como el jefe de la Oficina de la Presidencia)[2] de la Casa Blanca y trabajó bajo las órdenes de Paulson en Goldman.

Los buenos oficios de Bolten llevaron a Paulson al Tesoro, en el momento preciso.

Pero hagamos un paréntesis, ¿No le parece, al menos curioso, que hasta ahora hayan aparecido tantos altos directivos de Goldman Sachs en todo este asunto? Obviamente, no queremos ser mal pensados, pero no deja de ser una singular coincidencia. Repasemos: Robert Rubin (trabajó desde 1966 en la firma; en 1987 lo nombraron Vice-Chairman y de 1990 a 1992 Co-Chairman y Senior Partner junto con Stephen Friedman); Henry Paulson (1982 ingresa en la filial de Chicago; después dirigió Banca de Inversión para el Medio Oeste y luego para toda la firma; fue Co-Chairman hasta 2006); Robert Zoellick (miembro del directorio de 97 a 99); James Johnson, miembro del directorio de Goldman desde 1999 y antes de eso, CEO de Fannie Mae y Joshua Bolten (dirigiendo la filial de Londres de 94 a 99).

La mayor parte de ellos forman o formaron parte en altos niveles de los gobiernos demócratas y republicanos por igual.

Por cierto, quien fue Co.Chairman en Goldman Sachs junto con Rubin, Stephen Friedman, es el actual Presidente del Grupo de Asesoría en Inteligencia para el Presidente Bush (desde 2006). Otra posición estratégica, sin duda.

Friedman es también, desde enero del 2008, miembro de la junta directiva de la Reserva Federal de Nueva York.

Ahora regresemos a la historia.

Crisis

Desde 2005, los aumentos de la tasa de interés decretados por la Reserva Federal estaban generando una crisis de pagos entre los deudores, pero esto no se quiso reconocer de manera inmediata e irresponsablemente se dejó que el problema siguiera creciendo hasta que en agosto del 2007 los créditos subprime, que ya no estaban siendo pagados por los prestatarios, por lo tanto no tenían valor, comenzaron a desplomarse en los mercados. Los subprime pasaron entonces a contaminar a fondos de inversión y de deuda.

Empieza así una huida de los inversores de las hipotecas de alto y de bajo riesgo y si bien ya varios bancos y  fondos acusan graves signos de falta de liquidez, es el obligado rescate del banco Northern Rock por parte del Banco de Inglaterra, lo que plantea la verdadera profundidad de la crisis, pues era el quinto banco más importante de la Gran Bretaña.

En octubre de 2007, UBS, Merril Lynch y Citibank anuncian pérdidas por los problemas en los créditos hipotecarios.

De ahí hasta la compra de Bear Stearns por JP Morgan en marzo del 2008, no fue sino una lista de malas noticias para todos los mercados y entidades financieras. En abril, el FMI ya calculaba pérdidas por 945 mil millones de dólares en todo el mundo (lo que a la postre resultó ser solo una pequeña porción del desastre).

En julio, el senador Schumer pone en entredicho la solidez financiera de otra entidad de ahorro y préstamo, conocida como Indymac, lo que provoca una corrida en su contra, que la lleva a la quiebra, y su posterior “nacionalización” por parte del gobierno de Estados Unidos.

Paulson afirma en ese mismo mes que el sistema financiero de los Estados Unidos es “sólido” y está bien vigilado por el gobierno (increíble).

En agosto, el gobierno de Estados Unidos tiene que reconocer el tamaño de la crisis y decide tomar el control definitivo de Fannie Mae y Freddy Mac, para evitar su quiebra.

En septiembre, Lehman Brothers se declara en quiebra, sin ser salvado por el gobierno y Merril Lynch es comprado por Bank of America. Se rescata también a la aseguradora AIG y a la caja de ahorros Washington Mutual.

Entonces, el 18 de septiembre aparece Paulson con su plan de rescate por 700 mil millones de dólares.  El famoso plan fue ardientemente defendido por,  ¿adivine quién? Los presidentes de las Comisiones de Servicios Financieros en la Cámara de Representantes, Barney Frank, y de Finanzas en el Senado, Charles Schumer.

El resto de la historia ya la sabe usted.

 ¿Quién gana?

En el plan de recapitalización de los bancos, que es parte del paquete de rescate de Paulson, los que se apuntaron para recibir los primeros 250 mil millones de dólares fueron: Goldman Sachs, Merril Lynch, Citigroup, Bank of America, JP Morgan, Morgan Stanley y Wells Fargo; no todos ellos tienen los mismos problemas (están mejor Goldman, Bank of America y los Morgan), pero están “dispuestos” a recibir el dinero para fortalecer la confianza.

Sin embargo, una parte de los bancos que recibirán este capital[3] ya ha manifestado que prefiere usar los recursos para adquirir a otros bancos en problemas, en vez de utilizar el dinero para reanudar el crédito; o sea que, van a aprovechar la crisis y el dinero de los contribuyentes para acaparar más mercado.

Y por si esto fuera poco, de los primeros 150 mil millones de dólares que van a recibir estas instituciones, ya anunciaron que van a destinar ¡108 mil millones! para pagar bonos y compensaciones a sus ejecutivos por los primeros nueve meses del 2008. Pero eso sí, Bush, Paulson y compañía se desgañitaron pidiendo el dinero para “salvar al sistema financiero”. Más bien, para engordar  las cuentas de los financieros de Wall Street.

Y qué cree, nuestro amigo Greenspan (que dejó la FED a su principal colaborador, Ben Bernanke en 2007), entró como consultor a una empresa que ha ganado cientos de millones de dólares apostando contra los derivados cuyo referente son las hipotecas. Esta empresa se llama Paulson & Co.

A pesar de la serie de pérdidas que llevaron a diferentes instituciones a la quiebra, por sus apuestas en las hipotecas subprime, Goldman Sachs obtuvo una utilidad neta de 11,600 millones de dólares en 2007, basada principalmente en la venta de estas hipotecas en corto, es decir, apostando a que su precio caería.

Esta es una estrategia riesgosa, pues no se tienen todos los elementos para predecir el precio.

¿No se tienen? Bueno Goldman Sachs sí los tenía en 2007 y los tiene ahora.

¿Cómo? Pues a través de Greenspan (copatrocinador junto con el entonces secretario del Tesoro, Robert Rubin, del proyecto para desregular el mercado de “derivados”); Rubin[4] (secretario del Tesoro con Clinton y después presidente de Citigroup); Paulson (actual secretario del Tesoro); Bolten (actual Chief of Staff de la Casa Blanca); John Thain, otro ex Goldman (ex presidente del New York Stock Exchange, de Merril Lynch y actual director de Banca Global de Bank of America); Friedman (Presidente del Grupo Asesor de Inteligencia de Bush); G.H Walker IV, otro ex Goldman (ex CEO de Lehman Brothers); Ben Bernanke (actual presidente de la FED y discípulo de Greenspan); Robert Zoellick (actual presidente del Banco Mundial y ex vicepresidente de Fannie Mae y ex Goldman);  y Schumer y Frank (Comités de Finanzas del Senado y de la Cámara de Representantes, y beneficiarios de las generosas contribuciones de Fannie Mae y Freddy Mac).

Merril Lynch fue dirigida por John Thain, actual director de Banca Global del Bank of America (que adquirió Merril Lynch), quien además fuera CEO del New York Stock Exchange y antes de ello… ¿adivina en que empresa fue co-presidente?, sí acertó, en Goldman Sachs.

Pues bien el que fuera el CEO de Lehman Brothers hasta su quiebra fue George Herbert Walker IV, primo del presidente Bush y sí, también trabajó en Goldman Sachs de 1992 a 1998.

Por si fuera poco, el actual Gobernador del Banco de Canadá, Mark Carney, antes de llegar a esa posición el 1 de Febrero de 2008, trabajó durante 13 años en Goldman Sachs en sus filiales de Londres, Tokio, en la matriz de Nueva York y finalmente en Toronto, de donde pasó a dirigir al Banco de Canadá.

Y la lista podría seguir, pues Michael Cohrs, actual director del Deutsche Bank de Alemania, trabajó en Goldman Sachs de 1981 a 1991 y después en una institución muy afin a Goldman, SG Warburg (91-95) y en el Swiss Bank, antes de pasar al Deutsche.

El también emproblemado Wachovia (que ahora será adquirido por Wells Fargo) estuvo dirigido por Robert Steel, quien hizo toda su carrera en Goldman Sachs (1976 a 2004), de ahí pasó como subsecretario para Finanzas Domésticas en el Departamento del Tesoro con Paulson (del 2006 a julio del 2008), y finalmente pasó a dirigir Wachovia.

¿No llama la atención que varios de estos accionistas y ejecutivos hechos en Goldman Sachs, pasen a dirigir instituciones como Lehman, Merril, Wachovia, que tienen graves problemas con las hipotecas subprime y los derivados; mientras otros ex Goldman dirigen las instituciones que se encargan de comprarlas; y otros más encabezan las instituciones públicas que dan el dinero para rescatarlas ?
  
Se podría pensar que todos son un conjunto de ineptos e incompetentes, pues desde sus posiciones en el Departamento del Tesoro, en la Casa Blanca, en las instituciones financieras más reconocidas en Wall Street, no previeron el desastre, y por el contrario, bajo su dirección, éste se profundizó cada vez más.

Pues bien, no son incompetentes o estúpidos, el colapso era el objetivo, quebrar al sistema, pues la ganancia estaba ahí. Y no sólo lo sabían, sino que lo prepararon, lo urdieron, para lograr un beneficio enorme, casi inimaginable.[5]

Porque sabe usted, los derivados son dinero especulativo virtual (para protegerse de alzas o bajas en los precios de distintos productos, mercados, índices, etc.), que ya llega a la suma de un cuatrillón de dólares (1000 000 000 000 000 000 000 000), mientras que la economía real, esto es el PIB mundial sólo llega a 54.3 millones de millones de dólares.

Por eso Warren Buffet los denominó “armas de destrucción masiva”; y el financiero Félix Rohatyn dijo de ellos “son bombas de hidrógeno”. Incluso George Soros señaló que él no le entró a los derivados porque “realmente no entendemos cómo funcionan”.

Por su parte, Jacques Attali (quien fuera asesor de Francois Mitterrand y mentor de José Córdoba; además de estar fuertemente vinculado con el banco de inversión S.G. Warburg)), advertía en el 2006 : “"Así va nuestro (sic) mundo, donde el futuro, aunque tan amenazante, no preocupa tanto y que no remunera en forma decente a quienes toman riesgos para prepararse a él creando riqueza real, prefiriendo canalizar los ahorros de la clase trabajadora a una especulación de casino. Esto no puede acabar sino mal. Un día las tasas de interés reflejarán los riesgos y el sistema financiero occidental entero (sic), empezando con EU, podría colapsarse. Nadie dirá que no fue advertido". (AJ Rahme La Jornada).

Nouriel Roubini de la Universidad de Nueva York (quien también trabajó en el Consejo de Asesores Económicos del Presidente Clinton de 1998 a 1999 y en el Departamento del Tesoro de 1999 a 2001, como asesor del secretario Summers y como Director de Política y Desarrollo), también anticipó en el 2004 el colapso del sistema financiero a causa de los créditos hipotecarios, y en octubre del 2008 señaló como los responsables a Greenspan y Bernanke, pues “la Reserva Federal ha sido la principal animadora de la ingeniería financiera que nos llevó a este desastre”.

El afán de crear dinero de dinero, como una bola de nieve, es un gran fraude. El valor sólo proviene del trabajo con el que el ser humano produce bienes y servicios. El dinero sólo, no produce valor. Pero los “magos” de Wall Street (y las estrellas de Goldman) le hacen creer a muchos que el dinero es por sí mismo, un multiplicador de valor.
Lo que parece aún más increíble en todo esto es que en 1993 se publicó un amplio y documentado estudio llamado “Derivados: Prácticas y Principios”, elaborado por un grupo de expertos, de los que no se puede dudar que no supieran exactamente el tipo de posibilidades, límites y sobre todo, riesgos que incubaban estos instrumentos.

Este grupo no es muy conocido a nivel popular, pero las elites mundiales sí que lo conocen. Se llama el “Grupo de los 30”, y en él participan los directores o gobernadores de los principales bancos centrales del mundo, así como los principales directivos de los bancos privados más grandes y algunos economistas destacados.

Pues bien, este grupo ya advertía hace 15 años, lo “complejo y oscuro” que eran los derivados, que incluso podrían llevar al fracaso de firmas en lo individual, o a una ¡crisis del sistema financiero global!

Así que ese cuento de que “la crisis los tomó por sorpresa”, a los mismos que ya en 1993 apuntaban sobre la posibilidad de que el sistema financiero global se colapsara, mediante las riesgosas apuestas en los derivados, es una mentira del tamaño del universo.

En este Grupo de los 30 (G30), participan actualmente 2 mexicanos, Guillermo Ortiz, Gobernador del Banco de México, y su ex jefe, el ex presidente Ernesto Zedillo, quien acaba de ser nombrado por Robert Zoellick como el encargado de la reforma al Banco Mundial.

Por cierto, ¿qué no fueron Zedillo y Ortiz los dos personajes principales del crack del sistema bancario de México en 1995, que llevó a crear el Fobaproa? ¿No es verdad que el actual “rescate” de la banca de Estados Unidos es un Fobaproa monumental? Qué coincidencia que estos personajes tengan esa estrecha relación con los actores principales del drama actual, como lo son los directores de los principales bancos centrales y privados del mundo[6].

Y por supuesto, no podían faltar en el G30 actual los representantes de Goldman Sachs, como Gerald Corrigan (Managing Director desde 1994), quien fue el presidente de la Reserva Federal en Nueva York (85-93), y Larry Summers, ex secretario del Tesoro y discípulo de Robert Rubin.

El actual presidente de la Reserva Federal de Nueva York, Timothy Geithner[7], es otro miembro del G30, ex colaborador en Kissinger y Asociados, así como en el Consejo de Relaciones Exteriores, y por supuesto también en el Departamento del Tesoro bajo las órdenes de Rubin y Summers, como Subsecretario para Asuntos Internacionales.
  
En México también tenemos nuestra filial de Goldman Sachs, que por cierto es dirigida por un ex subsecretario de Hacienda, Martin Werner, hermano del actual subsecretario de Hacienda, Alejandro Werner (qué bonita familia…me refiero a la de Goldman Sachs).

Dentro del G30 también participa Stanley Fischer, gobernador del Banco de Israel y quien fuera director de la tesis doctoral en el MIT del actual presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke. Además, Fischer trabajó en altos puestos directivos del Citigroup del 2002 al 2005 (¿recuerda a Rubin?), fecha en que se conviritó en gobernador del Banco de Israel (propuesto por Ariel Sharon y Benjamín Netanyahu, entonces Ministro de Finanzas).

Caray, y aquí siguen las coincidencias, fíjese que de 1991 a 2000 el señor Jacob Frankel fue el Gobernador del Banco de Israel, unos años antes que Fischer. Pero a que no sabe a dónde se fue a trabajar después; llegó como Vicepresidente al American International Group (AIG), la aseguradora que tan generosamente fue rescatada por la Reserva Federal (Bernanke) con 85 mil millones de dólares en septiembre pasado. Y después recibió otros 37,800 millones de dólares de la Reserva Federal de Nueva York (Geithner) el 9 de octubre, más otros 40 mil millones de dólares en noviembre. Además, resulta que Frankel es el actual presidente del G30.

Pero sigue la mata dando. De 1968 y hasta 2005 el presidente de la aseguradora AIG fue Maurice Greenberg, cercanísimo colaborador de la familia Rockefeller y de Henry Kissinger, quien además fuera presidente de la Reserva Federal de Nueva York (antes de Geithner) y después del New York Stock Exchange. Tuvo que dejar su puesto  como presidente de AIG en 2005, por acusaciones de fraude.

Otro miembro del directorio de AIG desde 1988 ha sido Martin Feldstein, profesor de la Universidad de Harvard, quien dirigió el Consejo de Asesores Económicos en la era Reagan; fue quien elaboró e impulsó la propuesta de privatización de las pensiones durante el gobierno de Bush Jr., y fue considerado como uno de los posibles sucesores de Greenspan. Por supuesto, también es uno de los integrantes del G30.

Pero ¿qué cree? A partir de septiembre del 2008, Edward Liddy, miembro hasta entonces del directorio de Goldman, pasó a convertirse en CEO de AIG. Otro ex Goldman que se queda al frente de una institución emproblemada y salvada por el gobierno.

¿Cómo es posible que todas estas personas vinculadas unas con otras, con el conocimiento que tienen y en las posiciones que han ocupado en Wall Street y en el gobierno, no supieran lo que podía suceder, y las desastrosas consecuencias que podían presentarse con las hipotecas subprime, los derivados y el sube y baja de las tasas de interés decretado por la Reserva Federal, en donde muchos de ellos trabajaron?
  

Crimen con agravantes

Por un lado, los financieros de Wall Street le dieron forma a un mercado de instrumentos casi esotéricos (los derivados); después aprovecharon a un segmento de la población necesitada (y otro codicioso) que requería vivienda; luego facilitaron el acceso a créditos con tasas de interés de risa loca, como las que inventó Greenspan.

Después se encargaron de quitarse de encima a los molestos supervisores y reguladores gubernamentales, a través de los obsecuentes y miopes presidentes Clinton y Bush, a los que manejaron a su antojo a través de Rubin, Paulson, Friedman, Bolten, Greenspan, Schumer y Frank.

Una vez que estuvo el escenario listo, alentaron a la gente a endeudarse, para así alimentar el mercado de derivados, sacar provecho de él y después apostar contra el mismo mercado, sabiendo de antemano lo que sucedería, porque ellos manejaban las variables clave (específicamente la no regulación y la baja y alza en las tasas de interés).

De hecho, un especialista, Jeremy Grantham, que desde el año 2000 predijo en The Economist lo que sucedería (por lo que fue acremente criticado entonces), señaló que existían dos tipos de ejecutivos en los bancos de inversión y casas de bolsa: los que toman riesgos y los que tienen la paciencia de JOB.

Pues bien, a los primeros, que se dedicaron a presionar en todo el mundo para que los inversionistas asumieran más y más riesgos a través de los derivados, Grantham los denomina los del “efecto Goldman”, pues esta empresa, con la estrategia de presionar a sus clientes para asumir más y más riesgos, alcanzó utilidades estratosféricas, que llevaron al resto de bancos de inversión y casas de bolsa a copiar esas prácticas, pero con consecuencias desastrosas. Según Grantham, ello fue debido a que las otras empresas no tenían “el talento y experiencia de Goldman”, pero la realidad es que no contaban con la información privilegiada, la protección política y el manejo de las variables clave que tenía y tiene Goldman.

Una vez que se juntó suficiente dinero en esta inmensa bolsa (utilizando un mecanismo tipo pirámide, en el que los primeros que entran, y los primeros que salen, son los únicos que ganan, al estilo Bernard Madoff), iniciaron el desplome del mercado, pues era con su caída con lo que ellos ganarían todavía más.

Con las quiebras de varias instituciones financieras, fue fácil comprarlas a precio de ganga, y no conformes con eso, se inventaron desde el gobierno un “rescate”, del que los principales beneficiarios serán los bancos (ahora Goldman Sachs ya pasó a ser banco comercial) manejados por este grupo de defraudadores (además de Goldman, Merril, Citigroup y Bank of America, entre otros).
  
Para cerrar la pinza se requería algún otro amigo del grupo, que tapara cualquier investigación criminal, y el senador Schumer se encargó de esto, primero aprovechando la falta de experiencia y de ética del anterior procurador Alberto González, presionando para que renunciara, y después proponiendo en su lugar (septiembre de 2007) al procurador Michael Mukasey, ex juez en Nueva York y amigo de varios de estos singulares personajes.

En suma, este colapso financiero, se planeó, desarrolló y ejecutó con frialdad; con premeditación, alevosía y ventaja, pues ha dejado sin medio de defensa a millones de personas en el mundo, y con una enorme ganancia (del orden de varios millones de millones de dólares), para un pequeño grupo de financieros internacionales, que tienen su base en Nueva York, y que por cierto están vinculados entre sí a través de varias instituciones en las que han estudiado,  laborado o formado parte como Goldman Sachs (ya los hemos mencionado); la Reserva Federal (Greenspan, Bernanke, Greenberg, Corrigan, Geithner, Friedman); el Departamento del Tesoro (Rubin, Summers, Paulson, Steel, Geithner);  la Universidad de Harvard (Bernanke, Paulson, Frank, Schumer,  Rubin, Zoellick, Feldstein,  Carney, Steel y Summers); el Consejo de Asesores Económicos del Presidente (Friedman, Greenspan, Rubin, Feldstein, Summers); y el Consejo de Relaciones Exteriores, patrocinado por la familia Rockefeller (Friedman, Rubin, Greenspan, Zoellick, Greenberg, Geithner, Johnson).

El partido político que está en la Casa Blanca (cualquiera que sea) es un instrumento (ahora Rubin está asesorando a Obama; la principal estratega política de Obama, Karen Kornbluh fue discípula y asesora de Rubin; y Geithner será el nuevo secretario del Tesoro), los presidentes son sus títeres; ellos manejan la obra de teatro, ellos saben como comienza y sobre todo…como termina.



[1] Este artículo se escribió en diciembre del 2008, por lo que todavía considera a los miembros del gabinete de Bush como los titulares de sus respectivas carteras.
[2] Ocupada ahora por otro ex inversionista de Wall Street Rahm Emmanuel.
[3] De hecho ya recibieron 350 mil millones de dólares.
[4] Rubin es el maestro y ex jefe del actual titular del Tesoro Tim Geithner y del principal asesor económico de Obama y ex titular del Tesoro Larry Summers.
[5] Robert Rubin fue acusado el mismo día en que se dio a conocer el escándalo de Bernard Madoff  (11 de diciembre del 2008), de haber defraudado por 122 mil millones de dólares a los accionistas del Citigroup; pero esto no se ha dado a conocer públicamente en vista de que el hijo de Rubin fue el principal recaudador de fondos para Obama en Wall Street; Summers y Geithner forman parte del grupo de Rubin y del gabinete de Obama, lo mismo que el Director de Presupuesto de la Casa Blanca Peter Orszag.
[6] Ello explica que Ortiz haya sido nombrado al frente del Banco de Pagos Internacionales en Suiza, que reúne a los principales bancos centrales del mundo.
[7] Y actual secretario del Tesoro con Obama.

No hay comentarios:

Publicar un comentario