EN DICIEMBRE DEL 2008 ESCRIBÍ UN BREVE ENSAYO SOBRE LOS ORIGENES Y LOS PERPETRADORES DEL FRAUDE MÁS GRANDE Y ESCANDALOSO EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD. EN ENERO DEL 2009 ADICIONÉ ALGÚN MATERIAL NUEVO. REPRODUZCO AHORA ESA VERSIÓN DE INICIOS DEL 2009, AL CUMPLIRSE MAÑANA LOS 10 AÑOS DEL INICIO DE LA MEGACRISIS FINANCIERA.
Y EL GANADOR
ES…GOLDMAN SACHS
Se afirma en el argot de los penalistas que un crimen
se ha efectuado con todas las agravantes cuando se ha realizado con
premeditación, alevosía y ventaja, es decir que no fue una situación fortuita,
sino planeada con anticipación; realizada “a traición y sobre seguro”; sin
riesgos para el autor, y sin posibilidad de defensa para la víctima.
Pues bien, el famoso “meltdown”, o “derretimiento” de
los mercados de valores del mundo, especialmente del de Estados Unidos durante
septiembre, octubre y noviembre de 2008, fue un crimen con todas las agravantes;
cometido contra los ignorantes, ilusos y codiciosos participantes en esos
casinos disfrazados de Bolsas de Valores; pero también contra millones de
hombres y mujeres trabajadores que nada tienen que ver con esos antros de
apuestas (donde sólo gana uno de cada 10), y que se verán seriamente afectados
por la crisis económica que ya está golpeando a la mayor parte de las economías
del mundo.
Pero usted dirá, ¿Cuál crimen? ¿Qué no tomó a todo
mundo por sorpresa esta situación? ¿Qué no perdió todo mundo con este “crash”?
¿Quién pudo urdir semejante catástrofe financiera? Y en caso de poder hacerlo ¿para qué lo
haría? ¿No se requeriría la complicidad de miles, quizás de cientos de miles de
personas para quebrar a la principal economía del mundo? ¿Parece eso posible?
¿No suena a una locura? Pues déjeme decirle que no.
Por supuesto que son válidos todos los
cuestionamientos que podamos tener sobre lo que ha sucedido recientemente en
los mercados mundiales y somos escépticos sobre la posibilidad de que unos
cuántos personajes puedan armar un fraude tan colosal (engañando literalmente
al mundo entero), sin que a primera vista aparezca una razón lógica, válida
para hacerlo, puesto que en principio, da la impresión de que no identificamos
ganadores, sólo perdedores.
Pero vayamos por partes, para ver si podemos ir
disipando estas dudas y desconfianzas.
Subprime
El problema se inicia en Estados Unidos cuando los
ahora famosos créditos hipotecarios “subprime” entran en crisis, pues se
presenta una falta de pago de los mismos, que afecta no sólo a los bancos, sino
a otras entidades que adquirieron esos créditos.
Los subprime se pactan con los prestatarios a tasas un
poco más altas, ya que no calificaron dentro del segmento “prime” o de bajo
riesgo (arriba de 850 puntos) o dentro de los solventes (entre 650 y 850), por
lo que se les otorgó el crédito a una tasa más elevada y con más altos costos
en las comisiones (de ahí su denominación de subprime, por debajo de 650 puntos
de calificación, esto es con mayor riesgo).
Muchos bancos o entidades que otorgaron esos créditos
tenían la opción de cederlos (a una tasa menor), con objeto de recuperar rápido
ese crédito, dejando la responsabilidad de cobrarlo a la tasa pactada con el
prestatario, a la entidad que lo adquirió.
Por ello, cuando el prestatario se atrasa en sus pagos
o de plano no paga, afecta directamente a aquellas instituciones o sociedades
que habían adquirido por cesión esos créditos, generándoles un problema de
liquidez.
El problema se agrava cuando estos créditos sirven
como base de otros instrumentos (los derivados) que se venden y compran en las
bolsas, sin que los que los adquieren a través de fondos de inversión o
directamente, sepan con certeza el nivel de riesgo en el que están incurriendo,
debido a que esa información no está disponible al momento de la compra-venta
(sólo el prestamista inicial sabe el nivel de riesgo de ese crédito).
Pero se preguntará usted ¿porqué los que pidieron
prestado para comprar una casa, caen en morosidad y con ello se desata la
crisis?
Es ahí donde comienza nuestra particular historia.
Tasas a la baja
A raíz de los atentados terroristas de septiembre de
2001, la Reserva Federal
de los Estados Unidos, dirigida por Alan Greenspan, decide apoyar la atribulada
economía norteamericana, que acababa de sufrir no sólo el golpe de los
atentados, sino el estallido de la burbuja de las empresas “punto com” en el
año 2000, por lo que los mercados estaban a la baja y la confianza muy
deteriorada.
De ahí que el “mago” Greenspan decida iniciar una
consistente disminución de las tasas de interés, hasta llegar al ridículo 1%
(ya estamos de nuevo ahí), con lo que la facilidad para obtener créditos de
todo tipo (al consumo, hipotecarios, para la producción, etc.), se amplió
exponencialmente, y resultó un muy buen negocio pedir prestado, en vista de que
las tasas de interés eran tan bajas.
Incluso el mismo Greenspan declaró que era positivo el
que hubiera crecido el mercado de las hipotecas subprime del 1 ó 2 % del total,
a fines de la década de los 90, al 10% en el 2004 (llegó en el 2007 al 12.5%).
Así también, Greenspan sugirió al público
inversionista en el 2004, tomar créditos con tasas ajustables, en vista de que
las mismas estaban históricamente bajas.
Sin embargo, el señor Greenspan, se dio cuenta de que
esta expansión brutal del crédito estaba presionando al alza a la inflación
(gran cantidad de dinero en circulación, contra una proporción cada vez menor
de bienes y servicios para adquirir) por lo que decidió iniciar un aumento de
las tasas de interés, gradual primero y después de manera brusca, llegando en
el 2006 hasta el 5.25%.
Este aumento descomunal del 525% en menos de 5 años,
golpeó sobre todo a aquellos que contrataron créditos con tasas de interés
variables, como las hipotecas subprime, por lo que si bien con tasas de interés
bajas ya había un riesgo de que este segmento cayera en moratoria, con el
aumento decretado por el señor Greenspan, era más que lógico que se cayera en
la insolvencia, iniciándose así una reacción en cadena.
Con la falta de pago, hay falta de liquidez en los
bancos e instituciones prestamistas, y los riesgos de los instrumentos que se
negociaban en las bolsas, basados en la capacidad de pago de los prestatarios
de las hipotecas subprime, simplemente se fueron al cielo. Aquellas
instituciones que habían acumulado una gran cantidad de créditos subprime, se
quedaron con pura basura, ya no valían nada, pues el factor que les daba valor,
o sea, los pagos de los prestatarios, no existían más.
Hasta aquí pareciera que el principal responsable de
que se desatara la crisis fue el señor Greenspan y su “errático” manejo de las
tasas de interés.
Greenspan fue una pieza importante, pero no la única.
Los Políticos
¿Sólo porque al señor Greenspan se le ocurrió
recomendar las hipotecas subprime, cientos de miles de estadounidenses
decidieron endeudarse? Sin duda, Greenspan tuvo una enorme influencia en la
economía de Estados Unidos y del mundo (como siempre la tiene el presidente de la Reserva Federal ), pero eso
sólo, no era suficiente para embarcar a muchos ciudadanos que no tenían opción
de recibir un crédito de bajo riesgo, y a muchos otros que vieron la
posibilidad de pedir prestado sin que se les solicitaran demasiados requisitos,
para comprar casas que luego revendían a precios elevados, pagando el crédito y
después adquiriendo otro para seguir así con el negocio.
Algunos políticos del Partido Demócrata vieron la
oportunidad, a principios de los años 90, de ampliar su base social, apoyando
el otorgamiento de préstamos hipotecarios a personas de bajos recursos o que no
contaban con suficientes garantías y que normalmente no hubieran podido
obtenerlos en los bancos; para ello se impulsó a las dos empresas
semi-gubernamentales (Fannie Mae y Freddy Mac) encargadas de comprar las
hipotecas en el mercado secundario, para que ampliaran sus adquisiciones de las
hipotecas subprime, con lo que se mandó el mensaje de que estas hipotecas
tenían el visto bueno y el respaldo del gobierno, a través de las dos
instituciones mencionadas.
El campeón de esta política fue el diputado demócrata
por Massachussets, Barney Frank, actual presidente del Comité de Servicios
Financieros de la Cámara
de Representantes.
En el 2003, ante el temor de que estas hipotecas
pudieran generar una crisis financiera, el gobierno de George Bush propuso una
mayor regulación de las dos instituciones mencionadas, a través de una agencia
independiente que las supervisara, pero Frank, desde su influyente posición en
el Comité mencionado (a pesar de que entonces no lo presidía, por estar en la
minoría) se opuso vehementemente, y señaló que ambas empresas estaban sanas.
Desgraciadamente Frank no era imparcial en este
asunto, ya que además de aprovechar los créditos subprime para ampliar su
clientela política, también recibió importantes donaciones de Fannie Mae y
Freddy Mac para sus campañas de reelección.
Peor aún, Frank tuvo un largo amorío con Herb Moses
(son homosexuales), quien trabajó en un alto puesto en Fannie Mae de 1991 a 1998, donde se
encargó precisamente de elaborar los programas para préstamos hipotecarios a
personas de escasos recursos.
Como vemos entonces, este político oportunista y sin
escrúpulos, impulsó una política de créditos hipotecarios irresponsable, con el
afán de granjearse el apoyo de ciertos segmentos de la población, de conseguir
apoyo financiero para su carrera política y posiblemente de aprovechar el
negocio de las subprime, con la ayuda de quien fuera durante mucho tiempo su
pareja.
Otro político que defendió “a capa y espada “a Fanny y
Freddie, fue el senador demócrata por Nueva York, Charles Schumer, quien señaló
que las críticas que recibían estas instituciones eran por “cuestiones
ideológicas”, y no porque realmente representaran un riesgo financiero. Schumer
había recibido contribuciones para sus campañas de estas instituciones por 2.5
millones de dólares.
En la época en que comenzó el “boom” de las subprime,
el Vicepresidente Ejecutivo de Fannie Mae (1993-97), era el actual presidente
del Banco Mundial, Robert Zoellick, quien no tuvo empacho en esa época, en
apoyar este tipo de instrumentos. Después Zoellick trabajó 2 años en el
directorio de Goldman Sachs (97-99), para después ser nombrado Representante
Comercial del gobierno de Estados Unidos (2001-05), subsecretario de Estado
(2005-2006) y actual presidente del Banco Mundial a partir del 2007.
Así también, James A. Johnson, miembro del directorio
de Goldman Sachs desde 1999, fue el CEO de Fannie Mae de febrero de 1991 a diciembre de 1998, y
antes de eso había sido el vicepresidente.
Hasta aquí todo parece una desafortunada concatenación
de eventos, criticables conductas y malas decisiones que llevaron a la
catástrofe económica que ahora vivimos en el mundo, pero…aún falta en esta
historia.
Desregular
Para que las hipotecas subprime pudieran negociarse, y
en especial los “derivados”, sin regulaciones excesivas que limitaran su
crecimiento, era necesario eliminar una agencia que estorbaba a este negocio, la Commodity Futures
Trading Commission y una ley que venía de la época de la gran depresión, la Glass.-Steagall
(1933) que prohibía que bancos de inversión y bancos comerciales realizaran el
mismo tipo de operaciones (entre otras regulaciones más, para así controlar la
especulación).
Esta ley lo que intentaba era evitar la contaminación
de los distintos mercados entre sí, prohibiendo que las mismas empresas y
bancos operaran en todos ellos como una sola entidad.
Pues bien, nuestro viejo conocido Alan Greenspan,
haciendo mancuerna con el entonces Secretario del Tesoro Robert Rubin (quien
fuera Co-Chairman de Goldman Sachs en los años 80 y principios de los 90),
presionaron lo suficiente para quitar la mayoría de las previsiones de esta
legislación, y apoyaron la
Gramm-Leach -Bliley Act, impulsada por el entonces senador
republicano Phil Gramm, con objeto de eliminar esas regulaciones, lo cual
finalmente sucedió en 1999, con la firma de la nueva ley por parte del
presidente Bill Clinton.
Así, una serie de políticas y leyes aplicadas y
aprobadas en los años 90 llevó primero, al crecimiento de los créditos
subprime; segundo, a la desregulación para que estos créditos pudieran
negociarse sin tantas restricciones en los mercados; y tercero, a principios
del siglo XXI, a una baja de tasas de interés que permitió su crecimiento
exponencial, sin regulación de por medio y con el visto bueno e incluso el
aliento de políticos como Frank y Schumer, y del propio presidente de la Reserva Federal (Greenspan).
En este contexto, el señor Rubin aprovechó la
desregulación para irse a presidir al nuevo gigante que se conformó en 1999 con
la fusión del Citigroup y el Travelers Group (con la Glass-Steagall no
se hubiera podido llevar a cabo esta fusión), dejando la titularidad del
Departamento del Tesoro a su discípulo Larry Summers.
A fines de los 90, el actual titular del Departamento
del Tesoro[1],
Henry Paulson se convierte en el Director de Banca de Inversión de Goldman
Sachs, y desde ahí inicia una labor de presión sobre la Securities and Exchange
Comission (lo que viene a ser en México la Comisión Nacional
Bancaria y de Valores), para no aplicar directamente la supervisión sobre los
bancos de inversión, como entonces lo era Goldman Sachs.
Finalmente, Paulson logra su cometido en el 2004,
cuando la SEC ,
dirigida por William Donaldson, desmantela una oficina encargada de supervisar
las operaciones de los bancos de inversión y retira la obligación a estos
bancos de mantener un capital suficiente para limitar la exposición al riesgo y
un excesivo apalancamiento, pasando la relación de capital a créditos de
1-12 hasta 1-40.
De hecho Paulson logró convencer a Donaldson y a su
sucesor Christopher Cox, para que el programa de regulación de estas
instituciones fuera una autorregulación “voluntaria” (la que ahora dice
Greenspan que le “sorprendió” que no funcionara).
Después de eso, Paulson llegó al Departamento del
Tesoro en el 2006, recomendado por un antiguo empleado suyo, que trabajó en la
filial de Goldman Sachs en Londres de 1994 a 1999.
Joshua Bolten es el Chief of Staff (algo así como el jefe
de la Oficina
de la Presidencia )[2]
de la Casa Blanca
y trabajó bajo las órdenes de Paulson en Goldman.
Los buenos oficios de Bolten llevaron a Paulson al Tesoro,
en el momento preciso.
Pero hagamos un paréntesis, ¿No le parece, al menos
curioso, que hasta ahora hayan aparecido tantos altos directivos de Goldman
Sachs en todo este asunto? Obviamente, no queremos ser mal pensados, pero no
deja de ser una singular coincidencia. Repasemos: Robert Rubin (trabajó desde
1966 en la firma; en 1987 lo nombraron Vice-Chairman y de 1990 a 1992 Co-Chairman y
Senior Partner junto con Stephen Friedman); Henry Paulson (1982 ingresa en la
filial de Chicago; después dirigió Banca de Inversión para el Medio Oeste y luego
para toda la firma; fue Co-Chairman hasta 2006); Robert Zoellick (miembro del
directorio de 97 a
99); James Johnson, miembro del directorio de Goldman desde 1999 y antes de
eso, CEO de Fannie Mae y Joshua Bolten (dirigiendo la filial de Londres de 94 a 99).
La mayor parte de ellos forman o formaron parte en altos
niveles de los gobiernos demócratas y republicanos por igual.
Por cierto, quien fue Co.Chairman en Goldman Sachs junto
con Rubin, Stephen Friedman, es el actual Presidente del Grupo de Asesoría en
Inteligencia para el Presidente Bush (desde 2006). Otra posición estratégica,
sin duda.
Friedman es también, desde enero del 2008, miembro de la
junta directiva de la Reserva Federal
de Nueva York.
Ahora regresemos a la historia.
Crisis
Desde 2005, los aumentos de la tasa de interés decretados
por la Reserva Federal
estaban generando una crisis de pagos entre los deudores, pero esto no se quiso
reconocer de manera inmediata e irresponsablemente se dejó que el problema
siguiera creciendo hasta que en agosto del 2007 los créditos subprime, que ya
no estaban siendo pagados por los prestatarios, por lo tanto no tenían valor,
comenzaron a desplomarse en los mercados. Los subprime pasaron entonces a
contaminar a fondos de inversión y de deuda.
Empieza así una huida de los inversores de las hipotecas de
alto y de bajo riesgo y si bien ya varios bancos y fondos acusan graves signos de falta de
liquidez, es el obligado rescate del banco Northern Rock por parte del Banco de
Inglaterra, lo que plantea la verdadera profundidad de la crisis, pues era el
quinto banco más importante de la Gran
Bretaña.
En octubre de 2007, UBS, Merril Lynch y Citibank anuncian
pérdidas por los problemas en los créditos hipotecarios.
De ahí hasta la compra de Bear Stearns por JP Morgan en
marzo del 2008, no fue sino una lista de malas noticias para todos los mercados
y entidades financieras. En abril, el FMI ya calculaba pérdidas por 945 mil
millones de dólares en todo el mundo (lo que a la postre resultó ser solo una
pequeña porción del desastre).
En julio, el senador Schumer pone en entredicho la solidez
financiera de otra entidad de ahorro y préstamo, conocida como Indymac, lo que
provoca una corrida en su contra, que la lleva a la quiebra, y su posterior
“nacionalización” por parte del gobierno de Estados Unidos.
Paulson afirma en ese mismo mes que el sistema financiero
de los Estados Unidos es “sólido” y está bien vigilado por el gobierno
(increíble).
En agosto, el gobierno de Estados Unidos tiene que
reconocer el tamaño de la crisis y decide tomar el control definitivo de Fannie
Mae y Freddy Mac, para evitar su quiebra.
En septiembre, Lehman Brothers se declara en quiebra, sin
ser salvado por el gobierno y Merril Lynch es comprado por Bank of America. Se
rescata también a la aseguradora AIG y a la caja de ahorros Washington Mutual.
Entonces, el 18 de septiembre aparece Paulson con su plan
de rescate por 700 mil millones de dólares. El famoso plan fue ardientemente defendido
por, ¿adivine quién? Los presidentes de
las Comisiones de Servicios Financieros en la Cámara de Representantes, Barney Frank, y de
Finanzas en el Senado, Charles Schumer.
El resto de la historia ya la sabe usted.
¿Quién gana?
En el plan de recapitalización de los bancos, que es parte
del paquete de rescate de Paulson, los que se apuntaron para recibir los
primeros 250 mil millones de dólares fueron: Goldman Sachs, Merril Lynch,
Citigroup, Bank of America, JP Morgan, Morgan Stanley y Wells Fargo; no todos
ellos tienen los mismos problemas (están mejor Goldman, Bank of America y los
Morgan), pero están “dispuestos” a recibir el dinero para fortalecer la
confianza.
Sin embargo, una parte de los bancos que recibirán este
capital[3]
ya ha manifestado que prefiere usar los recursos para adquirir a otros bancos
en problemas, en vez de utilizar el dinero para reanudar el crédito; o sea que,
van a aprovechar la crisis y el dinero de los contribuyentes para acaparar más
mercado.
Y por si esto fuera poco, de los primeros 150 mil millones
de dólares que van a recibir estas instituciones, ya anunciaron que van a
destinar ¡108 mil millones! para pagar bonos y compensaciones a sus ejecutivos
por los primeros nueve meses del 2008. Pero eso sí, Bush, Paulson y compañía se
desgañitaron pidiendo el dinero para “salvar al sistema financiero”. Más bien,
para engordar las cuentas de los
financieros de Wall Street.
Y qué cree, nuestro amigo Greenspan (que dejó la FED a su principal
colaborador, Ben Bernanke en 2007), entró como consultor a una empresa que ha
ganado cientos de millones de dólares apostando contra los derivados cuyo referente
son las hipotecas. Esta empresa se llama Paulson & Co.
A pesar de la serie de pérdidas que llevaron a diferentes
instituciones a la quiebra, por sus apuestas en las hipotecas subprime, Goldman
Sachs obtuvo una utilidad neta de 11,600 millones de dólares en 2007, basada
principalmente en la venta de estas hipotecas en corto, es decir, apostando a
que su precio caería.
Esta es una estrategia riesgosa, pues no se tienen todos
los elementos para predecir el precio.
¿No se tienen? Bueno Goldman Sachs sí los tenía en 2007 y
los tiene ahora.
¿Cómo? Pues a través de Greenspan (copatrocinador junto con
el entonces secretario del Tesoro, Robert Rubin, del proyecto para desregular
el mercado de “derivados”); Rubin[4]
(secretario del Tesoro con Clinton y después presidente de Citigroup); Paulson
(actual secretario del Tesoro); Bolten (actual Chief of Staff de la
Casa Blanca ); John Thain, otro ex Goldman
(ex presidente del New York Stock Exchange, de Merril Lynch y actual director
de Banca Global de Bank of America); Friedman (Presidente del Grupo Asesor de
Inteligencia de Bush); G.H Walker IV, otro ex Goldman (ex CEO de Lehman
Brothers); Ben Bernanke (actual presidente de la FED y discípulo de Greenspan); Robert Zoellick
(actual presidente del Banco Mundial y ex vicepresidente de Fannie Mae y ex
Goldman); y Schumer y Frank (Comités de
Finanzas del Senado y de la
Cámara de Representantes, y beneficiarios de las generosas
contribuciones de Fannie Mae y Freddy Mac).
Merril Lynch fue dirigida por John Thain, actual director
de Banca Global del Bank of America (que adquirió Merril Lynch), quien además
fuera CEO del New York Stock Exchange y antes de ello… ¿adivina en que empresa
fue co-presidente?, sí acertó, en Goldman Sachs.
Pues bien el que fuera el CEO de Lehman Brothers hasta su
quiebra fue George Herbert Walker IV, primo del presidente Bush y sí, también
trabajó en Goldman Sachs de 1992
a 1998.
Por si fuera poco, el actual Gobernador del Banco de
Canadá, Mark Carney, antes de llegar a esa posición el 1 de Febrero de 2008,
trabajó durante 13 años en Goldman Sachs en sus filiales de Londres, Tokio, en
la matriz de Nueva York y finalmente en Toronto, de donde pasó a dirigir al
Banco de Canadá.
Y la lista podría seguir, pues Michael Cohrs, actual
director del Deutsche Bank de Alemania, trabajó en Goldman Sachs de 1981 a 1991 y después en una
institución muy afin a Goldman, SG Warburg (91-95) y en el Swiss Bank, antes de
pasar al Deutsche.
El también emproblemado Wachovia (que ahora será adquirido
por Wells Fargo) estuvo dirigido por Robert Steel, quien hizo toda su carrera
en Goldman Sachs (1976 a
2004), de ahí pasó como subsecretario para Finanzas Domésticas en el
Departamento del Tesoro con Paulson (del 2006 a julio del 2008), y finalmente pasó a
dirigir Wachovia.
¿No llama la atención que varios de estos accionistas y
ejecutivos hechos en Goldman Sachs, pasen a dirigir instituciones como Lehman,
Merril, Wachovia, que tienen graves problemas con las hipotecas subprime y los
derivados; mientras otros ex Goldman dirigen las instituciones que se encargan
de comprarlas; y otros más encabezan las instituciones públicas que dan el
dinero para rescatarlas ?
Se podría pensar que todos son un conjunto de ineptos e
incompetentes, pues desde sus posiciones en el Departamento del Tesoro, en la
Casa Blanca , en las instituciones
financieras más reconocidas en Wall Street, no previeron el desastre, y por el
contrario, bajo su dirección, éste se profundizó cada vez más.
Pues bien, no son incompetentes o estúpidos, el colapso era
el objetivo, quebrar al sistema, pues la ganancia estaba ahí. Y no sólo lo
sabían, sino que lo prepararon, lo urdieron, para lograr un beneficio enorme,
casi inimaginable.[5]
Porque sabe usted, los derivados son dinero especulativo
virtual (para protegerse de alzas o bajas en los precios de distintos
productos, mercados, índices, etc.), que ya llega a la suma de un cuatrillón de
dólares (1000 000 000 000 000 000 000 000), mientras que la economía real, esto
es el PIB mundial sólo llega a 54.3 millones de millones de dólares.
Por eso Warren Buffet los denominó “armas de destrucción
masiva”; y el financiero Félix Rohatyn dijo de ellos “son bombas de hidrógeno”.
Incluso George Soros señaló que él no le entró a los derivados porque
“realmente no entendemos cómo funcionan”.
Por su parte, Jacques Attali (quien fuera asesor de
Francois Mitterrand y mentor de José Córdoba; además de estar fuertemente
vinculado con el banco de inversión S.G. Warburg)), advertía en el 2006 : “"Así va nuestro (sic) mundo,
donde el futuro, aunque tan amenazante, no preocupa tanto y que no remunera en
forma decente a quienes toman riesgos para prepararse a él creando riqueza
real, prefiriendo canalizar los ahorros de la clase trabajadora a una
especulación de casino. Esto no puede acabar sino mal. Un día las tasas de
interés reflejarán los riesgos y el sistema financiero occidental entero (sic),
empezando con EU, podría colapsarse. Nadie dirá que no fue advertido". (AJ
Rahme La Jornada ).
Nouriel Roubini de la Universidad de Nueva
York (quien también trabajó en el Consejo de Asesores Económicos del Presidente
Clinton de 1998 a
1999 y en el Departamento del Tesoro de 1999 a 2001, como asesor del secretario Summers
y como Director de Política y Desarrollo), también anticipó en el 2004 el
colapso del sistema financiero a causa de los créditos hipotecarios, y en
octubre del 2008 señaló como los responsables a Greenspan y Bernanke, pues “la Reserva Federal ha sido la
principal animadora de la ingeniería financiera que nos llevó a este desastre”.
El afán de crear dinero de dinero, como una bola de nieve,
es un gran fraude. El valor sólo proviene del trabajo con el que el ser humano
produce bienes y servicios. El dinero sólo, no produce valor. Pero los “magos”
de Wall Street (y las estrellas de Goldman) le hacen creer a muchos que el
dinero es por sí mismo, un multiplicador de valor.
Lo que parece aún más increíble en todo esto es que en 1993
se publicó un amplio y documentado estudio llamado “Derivados: Prácticas y
Principios”, elaborado por un grupo de expertos, de los que no se puede dudar
que no supieran exactamente el tipo de posibilidades, límites y sobre todo,
riesgos que incubaban estos instrumentos.
Este grupo no es muy conocido a nivel popular, pero las elites
mundiales sí que lo conocen. Se llama el “Grupo de los 30” , y en él participan los
directores o gobernadores de los principales bancos centrales del mundo, así
como los principales directivos de los bancos privados más grandes y algunos
economistas destacados.
Pues bien, este grupo ya advertía hace 15 años, lo
“complejo y oscuro” que eran los derivados, que incluso podrían llevar al
fracaso de firmas en lo individual, o a una ¡crisis del sistema financiero
global!
Así que ese cuento de que “la crisis los tomó por sorpresa”,
a los mismos que ya en 1993 apuntaban sobre la posibilidad de que el sistema
financiero global se colapsara, mediante las riesgosas apuestas en los
derivados, es una mentira del tamaño del universo.
En este Grupo de los 30 (G30), participan actualmente 2
mexicanos, Guillermo Ortiz, Gobernador del Banco de México, y su ex jefe, el ex
presidente Ernesto Zedillo, quien acaba de ser nombrado por Robert Zoellick
como el encargado de la reforma al Banco Mundial.
Por cierto, ¿qué no fueron Zedillo y Ortiz los dos
personajes principales del crack del sistema bancario de México en 1995, que
llevó a crear el Fobaproa? ¿No es verdad que el actual “rescate” de la banca de
Estados Unidos es un Fobaproa monumental? Qué coincidencia que estos personajes
tengan esa estrecha relación con los actores principales del drama actual, como
lo son los directores de los principales bancos centrales y privados del mundo[6].
Y por supuesto, no podían faltar en el G30 actual los
representantes de Goldman Sachs, como Gerald Corrigan (Managing Director desde
1994), quien fue el presidente de la Reserva
Federal en Nueva York (85-93), y Larry Summers, ex secretario
del Tesoro y discípulo de Robert Rubin.
El actual presidente de la Reserva Federal de Nueva York,
Timothy Geithner[7], es otro miembro del G30,
ex colaborador en Kissinger y Asociados, así como en el Consejo de Relaciones
Exteriores, y por supuesto también en el Departamento del Tesoro bajo las
órdenes de Rubin y Summers, como Subsecretario para Asuntos Internacionales.
En México también tenemos nuestra filial de Goldman Sachs,
que por cierto es dirigida por un ex subsecretario de Hacienda, Martin Werner,
hermano del actual subsecretario de Hacienda, Alejandro Werner (qué bonita
familia…me refiero a la de Goldman Sachs).
Dentro del G30 también participa Stanley Fischer,
gobernador del Banco de Israel y quien fuera director de la tesis doctoral en
el MIT del actual presidente de la Reserva
Federal , Ben Bernanke. Además, Fischer trabajó en altos
puestos directivos del Citigroup del 2002 al 2005 (¿recuerda a Rubin?), fecha
en que se conviritó en gobernador del Banco de Israel (propuesto por Ariel
Sharon y Benjamín Netanyahu, entonces Ministro de Finanzas).
Caray, y aquí siguen las coincidencias, fíjese que de 1991 a 2000 el señor Jacob
Frankel fue el Gobernador del Banco de Israel, unos años antes que Fischer.
Pero a que no sabe a dónde se fue a trabajar después; llegó como Vicepresidente
al American International Group (AIG), la aseguradora que tan generosamente fue
rescatada por la Reserva Federal
(Bernanke) con 85 mil millones de dólares en septiembre pasado. Y después recibió
otros 37,800 millones de dólares de la Reserva Federal de
Nueva York (Geithner) el 9 de octubre, más otros 40 mil millones de dólares en
noviembre. Además, resulta que Frankel es el actual presidente del G30.
Pero sigue la mata dando. De 1968 y hasta 2005 el
presidente de la aseguradora AIG fue Maurice Greenberg, cercanísimo colaborador
de la familia Rockefeller y de Henry Kissinger, quien además fuera presidente
de la Reserva Federal
de Nueva York (antes de Geithner) y después del New York Stock Exchange. Tuvo
que dejar su puesto como presidente de
AIG en 2005, por acusaciones de fraude.
Otro miembro del directorio de AIG desde 1988 ha sido Martin
Feldstein, profesor de la
Universidad de Harvard, quien dirigió el Consejo de Asesores
Económicos en la era Reagan; fue quien elaboró e impulsó la propuesta de
privatización de las pensiones durante el gobierno de Bush Jr., y fue
considerado como uno de los posibles sucesores de Greenspan. Por supuesto,
también es uno de los integrantes del G30.
Pero ¿qué cree? A partir de septiembre del 2008, Edward
Liddy, miembro hasta entonces del directorio de Goldman, pasó a convertirse en
CEO de AIG. Otro ex Goldman que se queda al frente de una institución
emproblemada y salvada por el gobierno.
¿Cómo es posible que todas estas personas vinculadas unas
con otras, con el conocimiento que tienen y en las posiciones que han ocupado
en Wall Street y en el gobierno, no supieran lo que podía suceder, y las
desastrosas consecuencias que podían presentarse con las hipotecas subprime,
los derivados y el sube y baja de las tasas de interés decretado por la Reserva Federal , en donde
muchos de ellos trabajaron?
Crimen con agravantes
Por un lado, los financieros de Wall Street le dieron forma
a un mercado de instrumentos casi esotéricos (los derivados); después
aprovecharon a un segmento de la población necesitada (y otro codicioso) que
requería vivienda; luego facilitaron el acceso a créditos con tasas de interés
de risa loca, como las que inventó Greenspan.
Después se encargaron de quitarse de encima a los molestos
supervisores y reguladores gubernamentales, a través de los obsecuentes y
miopes presidentes Clinton y Bush, a los que manejaron a su antojo a través de
Rubin, Paulson, Friedman, Bolten, Greenspan, Schumer y Frank.
Una vez que estuvo el escenario listo, alentaron a la gente
a endeudarse, para así alimentar el mercado de derivados, sacar provecho de él
y después apostar contra el mismo mercado, sabiendo de antemano lo que
sucedería, porque ellos manejaban las variables clave (específicamente la no
regulación y la baja y alza en las tasas de interés).
De hecho, un especialista, Jeremy Grantham, que desde el
año 2000 predijo en The Economist lo que sucedería (por lo que fue acremente
criticado entonces), señaló que existían dos tipos de ejecutivos en los bancos
de inversión y casas de bolsa: los que toman riesgos y los que tienen la
paciencia de JOB.
Pues bien, a los primeros, que se dedicaron a presionar en
todo el mundo para que los inversionistas asumieran más y más riesgos a través
de los derivados, Grantham los denomina los del “efecto Goldman”, pues esta
empresa, con la estrategia de presionar a sus clientes para asumir más y más
riesgos, alcanzó utilidades estratosféricas, que llevaron al resto de bancos de
inversión y casas de bolsa a copiar esas prácticas, pero con consecuencias
desastrosas. Según Grantham, ello fue debido a que las otras empresas no tenían
“el talento y experiencia de Goldman”, pero la realidad es que no contaban con
la información privilegiada, la protección política y el manejo de las
variables clave que tenía y tiene Goldman.
Una vez que se juntó suficiente dinero en esta inmensa
bolsa (utilizando un mecanismo tipo pirámide, en el que los primeros que
entran, y los primeros que salen, son los únicos que ganan, al estilo Bernard
Madoff), iniciaron el desplome del mercado, pues era con su caída con lo que
ellos ganarían todavía más.
Con las quiebras de varias instituciones financieras, fue
fácil comprarlas a precio de ganga, y no conformes con eso, se inventaron desde
el gobierno un “rescate”, del que los principales beneficiarios serán los
bancos (ahora Goldman Sachs ya pasó a ser banco comercial) manejados por este
grupo de defraudadores (además de Goldman, Merril, Citigroup y Bank of America,
entre otros).
Para cerrar la pinza se requería algún otro amigo del
grupo, que tapara cualquier investigación criminal, y el senador Schumer se
encargó de esto, primero aprovechando la falta de experiencia y de ética del
anterior procurador Alberto González, presionando para que renunciara, y después
proponiendo en su lugar (septiembre de 2007) al procurador Michael Mukasey, ex
juez en Nueva York y amigo de varios de estos singulares personajes.
En suma, este colapso financiero, se planeó, desarrolló y
ejecutó con frialdad; con premeditación, alevosía y ventaja, pues ha dejado sin
medio de defensa a millones de personas en el mundo, y con una enorme ganancia
(del orden de varios millones de millones de dólares), para un pequeño grupo de
financieros internacionales, que tienen su base en Nueva York, y que por cierto
están vinculados entre sí a través de varias instituciones en las que han
estudiado, laborado o formado parte como
Goldman Sachs (ya los hemos mencionado); la Reserva Federal (Greenspan, Bernanke,
Greenberg, Corrigan, Geithner, Friedman); el Departamento del Tesoro (Rubin,
Summers, Paulson, Steel, Geithner); la Universidad de Harvard
(Bernanke, Paulson, Frank, Schumer,
Rubin, Zoellick, Feldstein, Carney,
Steel y Summers); el Consejo de Asesores Económicos del Presidente (Friedman, Greenspan,
Rubin, Feldstein, Summers); y el Consejo de Relaciones Exteriores, patrocinado
por la familia Rockefeller (Friedman, Rubin, Greenspan, Zoellick, Greenberg,
Geithner, Johnson).
El partido político que está en la
Casa Blanca (cualquiera que sea) es un
instrumento (ahora Rubin está asesorando a Obama; la principal estratega
política de Obama, Karen Kornbluh fue discípula y asesora de Rubin; y Geithner será
el nuevo secretario del Tesoro), los presidentes son sus títeres; ellos manejan
la obra de teatro, ellos saben como comienza y sobre todo…como termina.
[1] Este artículo se escribió
en diciembre del 2008, por lo que todavía considera a los miembros del gabinete
de Bush como los titulares de sus respectivas carteras.
[4] Rubin es el maestro y ex
jefe del actual titular del Tesoro Tim Geithner y del principal asesor
económico de Obama y ex titular del Tesoro Larry Summers.
[5] Robert Rubin fue acusado
el mismo día en que se dio a conocer el escándalo de Bernard Madoff (11 de diciembre del 2008), de haber
defraudado por 122 mil millones de dólares a los accionistas del Citigroup;
pero esto no se ha dado a conocer públicamente en vista de que el hijo de Rubin
fue el principal recaudador de fondos para Obama en Wall Street; Summers y
Geithner forman parte del grupo de Rubin y del gabinete de Obama, lo mismo que
el Director de Presupuesto de la Casa Blanca Peter Orszag.
[6] Ello explica que Ortiz
haya sido nombrado al frente del Banco de Pagos Internacionales en Suiza, que
reúne a los principales bancos centrales del mundo.
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