Netanyahu,
desesperado porque sus operativos del Mossad, que están acorralados en Idlib
(Siria), junto con los mercenarios y terroristas que han apoyado durante siete
años, están a punto de ser eliminados por las fuerzas conjuntas sirias y rusas,
está intentando generar un conflicto mayor con Rusia e involucrar en él a los
Estados Unidos, para así evitar la caída del último bastión anti-Assad.
Desde hace tres
semanas toda la parafernalia propagandística de Occidente ha estado intentando
intimidar a Rusia para que se abstenga de apoyar a Siria en la toma de Idlib,
esparciendo en sus medios de comunicación que será un “desastre humanitario”;
que los sirios preparan un nuevo “ataque químico”; que Rusia se arrepentirá si
realiza el ataque, etc.
Lo que trata
el gobierno israelí y sus subordinados estadounidenses es mantener un bastión
anti-Assad en Siria, desde el cual seguir hostigando al régimen y como
plataforma para reiniciar una nueva ola de ataques terroristas y ofensivas
militares, que impidan la consolidación del régimen de Assad y que mantengan a
Rusia y a Irán empantanados en una guerra sin fin en Siria.
Por ello Estados
Unidos, desde sus bases en Al Tanaq y Al Tanf[1], ha estado advirtiendo a
Rusia que no realice operaciones militares cerca de ellas, pues se responderá
con ataques directos a los rusos.
Y ahora
Israel lanzó a 4 cazas F-16 que utilizando como “escudo” un avión de señales
ruso, un Ilyushin 20 que realizaba un recorrido cerca de su base en Latakia,
atacaron posiciones sirias, lo que generó la respuesta de las defensas anti
aéreas sirias S-200, que impactaron al avión ruso derribándolo ayer 17 de
septiembre, matando a sus 15 tripulantes; por lo que Rusia ha culpado a Israel
del incidente y ha prometido “represalias”.
Recordemos
que ya en el pasado, el 24 de noviembre de 2015, cazas F-16 de la Fuerza Aérea
de Turquía derribaron un avión ruso Sukhoi Su-24, acusándolo de haber violado
el espacio aéreo turco. Putin aseveró que habría represalias; y las hubo de carácter
político y económico, pero no militar.
Es factible
que lo mismo suceda ahora con Israel, ya que Rusia está en clara desventaja en
Siria, si decide iniciar una operación militar contra el amo de Estados Unidos,
esto es, Israel.
Eso lo sabe
Netanyahu, por eso con completa arrogancia ha ordenado esta operación, con toda
la intención de que los propios sirios derribaran al avión ruso.
Además,
Putin acaba de convenir con Erdogan, el presidente turco, el establecimiento de
una zona desmilitarizada en Idlib, con objeto de evitar una incursión terrestre
que provoque un elevado número de muertes de civiles, puesto que los
mercenarios y terroristas los están usando como “escudos humanos”.
Así, de
momento al menos, israelíes y estadounidenses parece que han logrado su
objetivo de detener el ataque en Idlib, y al mismo tiempo mantener acorralados
a los principales aliados rusos, como Irán; al que las sanciones económicas y
el próximo embargo total a sus exportaciones de petróleo le están ocasionando
una severa crisis económica; y a China, a la que el gobierno de Trump le ha
declarado una abierta guerra comercial, que va a generar una disrupción en los
flujos mundiales de comercio y en la plataforma manufacturera del gigante
asiático.
Toda una
operación global del Occidente y de sus amos israelíes, sobre los tres países
que han decidido no ser unos vasallos, como lo es el resto del mundo; esto es
Rusia, China e Irán, que para estas alturas ya deberían estar conformando
planes conjuntos para su defensa, pues el ataque de sus enemigos no sólo es
desde los ámbitos económico, político y militar, sino también desde el interior
mismo de esos países.
Así, se está
generando un conflicto mayor en la región de Xinjiang, en China, con la etnia
uigur, con objeto de que esa minoría musulmana se convierta en un punto de desestabilización
del gobierno chino; y desde donde se pueda iniciar una revuelta contra Beijing,
apoyada por Occidente, que ahora está ayudando a transferir a los mercenarios y
terroristas derrotados en Siria a esta región china y también a Chechenia, en
Rusia, para generar un conflicto similar en contra del gobierno en Moscú.[2]
Así también,
se está apoyando a los kurdos en Irán, para que generen oposición política y
militar contra Teherán.
Todo ello con
objeto de debilitar internamente a estos tres países, enemigos del dominio
mundial de Israel y de sus vasallos estadounidenses, canadienses, australianos
y europeos.
[2]
Además de que la “quinta columna” pro-occidental dentro del gobierno de Putin,
inmersa en el equipo del Primer Ministro Medvedev, ha aprobado una ley de
pensiones neoliberal, que tuvo que ser avalada por Putin, y que está generando
gran descontento social en Rusia.
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