Iconos

Iconos
Zapata

miércoles, 27 de mayo de 2015

EL VERDADERO OBJETIVO: QUITARLE EL MUNDIAL 2018 A RUSIA

¿Corrupción en la FIFA? ¡Qué novedad! Es como descubrir el agua tibia. ¿Por qué ahora la impoluta justicia estadounidense está preocupadísima por la corrupción en la FIFA, que por cierto reconocen viene desde hace –por lo menos- 24 años?
Realmente hay que ser muy ingenuos para creerse el cuento de que ahora el Departamento de Justicia de Estados Unidos se enteró de que había corrupción en el máximo organismo del futbol mundial, y que ¡oh sorpresa! Una parte de los sobornos se pactaron en territorio estadounidense y se realizaron pagos a través de bancos de Estados Unidos (da la casualidad que el sistema de pagos SWIFT pasa forzosamente por bancos estadounidenses, y es el principal sistema de transferencias a nivel mundial, así que buena parte de todos los pagos ilegales del mundo pasan por el sistema bancario de Estados Unidos, incluidos los de grupos criminales y terroristas).
¿Quiénes están implicados? Los principales aliados y “minions” de Joseph Blatter, es decir los manipulables y comprables presidentes y vicepresidentes de las confederaciones y federaciones de América, que son el principal apoyo de Blatter para mantenerse en el poder, junto con las federaciones africanas y asiáticas.
Acusan al caimanés presidente de la CONCACAF, Jeffrey Webb; al ex presidente de esa misma confederación, el trinitario Jack Warner; al costarricense Eduardo Li (de la federación de futbol de dicho país); al nicaragûense Julio Rocha; al caimanés Costa Takkas; al presidente de la Federación Venezolana, Rafael Esquivel; al dirigente de la CONMEBOL, el paraguayo Nicolás Leos; al vicepresidente del Comité Ejecutivo de la FIFA, el uruguayo Eugenio Figueredo; a José María Marín ex presidente de la Federación Brasileña de Futbol y a varios promotores argentinos.

De acuerdo al portal infobae.com:

Las detenciones fueron ordenadas por un tribunal federal de Brooklyn, Nueva York. Apunta a 14 dirigentes a los que acusa de participar en diversos delitos vinculados con la corrupción, como lavado de dinero, pago de sobornos y fraude electrónico.
La acusación asegura que la "corrupción es rampante, sistémica y arraigada tanto en los Estados Unidos como en otros países". El caso se extiende por al menos dos generaciones de dirigentes de fútbol que abusaron de sus cargos de confianza para recaudar millones de dólares en sobornos y comisiones ilegales.
 Los investigadores tienen elementos para sostener que entre 1991 y 2015 los acusados y sus cómplices participaron en diversas actividades ilícitas a través de una alianza con ejecutivos de marketing deportivo, entre ellos los argentinos: Alejandro Burzaco, Hugo Jinkis y Mariano Jinkis.
Los dirigentes del fútbol están acusados ​​de conspirar para solicitar y recibir en total más de 150 millones de dólares en sobornos y comisiones ilegales a cambio de su apoyo oficial de los ejecutivos de marketing deportivo que accedieron a hacer los pagos ilegales.
La mayoría de los casos de corrupción están vinculados con la solicitud y recepción de sobornos y comisiones ilegales para la adjudicación de los derechos de comercialización y transmisión de los torneos más importantes, entre ellos: las Eliminatorias para la Copa Mundial en la región de la CONCACAF, la Copa Oro (CONCACAF), la Liga de Campeones (CONCACAF), la Copa América Centenario organizada en conjunto por CONMEBOL y CONCACAF, la Copa América (CONMEBOL), la Copa Libertadores (CONMEBOL) y la Copa do Brasil, que organiza la federación nacional de fútbol de Brasil (CBF ).
También forma parte de la investigación el pago de sobornos y comisiones ilegales para el patrocinio de la selección brasileña de fútbol por una importante compañía de ropa deportiva de los Estados Unidos. Brasil fue anfitrión del Mundial de 2014, de la Copa Confederaciones y sede de elecciones de autoridades de la FIFA.
La investigación que apunta a máximas autoridades de la FIFA comenzó a desentrañarse luego de que algunos dirigentes y dos empresas admitieran su culpabilidad en diferentes hechos. Los "arrepentidos" son el ex secretario general de Concacaf Charles Blazer, un ex representante de los EEUU en el comité ejecutivo de FIFA; Daryan Warner (hijo de Jack Warner, uno de los acusados), y José Hawilla, propietario y fundador de Traffic, una multinacional de marketing deportivo.
El 25 de noviembre de 2013, el acusado Charles Blazer, ex secretario general de la CONCACAF y ex miembro del comité ejecutivo de la FIFA, se declaró culpable de 10 cargos entre los que destacan los delitos de asociación ilícita, fraude electrónico, lavado de dinero, evasión de impuestos y la falta de presentación de un informe del Banco Exterior y Cuentas Financieras (FBAR). Por esta razón pagó 1.900.000 dólares en el momento de su declaración y ha aceptado pagar una segunda cantidad que se determinará en el momento de la sentencia.

Así que el “soplón” resultó ser Chuck Blazer, el estadounidense que dirigió a la CONCACAF desde 1990 hasta 2011 y que se benefició enormemente de los sobornos por más de 21 años. Por lo visto él no irá a la cárcel, y en cambio del propio dinero que recibió en los sobornos, pagó una módica suma de 1.9 millones de dólares para seguir libre y ahora va a ser testigo protegido de los fiscales. En suma, el estadounidense que estuvo metido en la corrupción sale libre a cambio de hacer el trabajo sucio a las autoridades de su país.
¿Acaso no es posible que se le haya otorgado la sede del mundial a Estados Unidos en 1994 a base de sobornos? Pero claro, sólo se ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.
La realidad es que todo este tinglado, que efectivamente tiene bases muy probables de verdad, esto es la corrupción dentro de la FIFA, tiene otros objetivos mayores.
El principal es acorralar a Blatter y a su grupo para obligarlos a retirarle la sede del mundial a Rusia en 2018. ¿Cómo se relaciona una cosa con la otra? Bueno pues en Estados Unidos y también en Europa se ha manejado insistentemente que la obtención de las sedes del mundial en Rusia 2018 y en Qatar en 2022 las obtuvieron estos países mediante sobornos.
Incluso en varios medios de Estados Unidos se han estado haciendo propuestas para boicotear el mundial de Rusia e incluso organizar un mundial “paralelo” al mismo (propuestas aparecidas en la revista Foreign Policy).
Todo esto sigue siendo parte de la nueva guerra fría lanzada por Washington contra Rusia, debido al desafío de este país, y en especial el del gobierno de Vladimir Putin, a la hegemonía estadounidense (casos de Ucrania y Siria específicamente).
Para Washington es imperativo mantener el aislamiento del régimen de Putin (a pesar de acercamientos tácticos, como la reciente visita de Kerry a Rusia), y un aspecto fundamental es evitar que Rusia pueda demostrar ante el mundo que es un país que desea relaciones pacíficas, para lo que el mundial de futbol se convierte en una ventana inmejorable, que los estadounidenses no quieren facilitarle a los rusos.
Por el otro lado, las grandes empresas de comunicación y dedicadas a la publicidad y el deporte en Estados Unidos ambicionan desde hace muchos años con dominar a la FIFA, y para ello requieren deshacerse del grupo que ha manejado este organismo desde hace 40 años, esto es la alianza entre las federaciones sudamericanas, las de Concacaf y el grupo Havelange-Blatter, que desplazó a los europeos, a la salida de la presidencia de la FIFA del inglés Stanley Rous, después del mundial de Alemania en 1974.
Así que para Estados Unidos era imperativo enviar un mensaje doble: a Rusia de que no esté tan segura de que organizará el mundial de 2018, pues es factible que inicien nuevas investigaciones sobre los sobornos para la adjudicación de esa sede y con ello exponer públicamente a más dirigentes del futbol mundial; y a Blatter, a quien por ahora no han acusado, pero le envían un mensaje claro de que él sigue (a sólo dos días de que se lleve a cabo la Asamblea para reelegir al suizo como dirigente máximo de la FIFA), si no cumple las órdenes de Washington, específicamente la de retirarle la sede a Rusia ( y de paso a Qatar, a quien el lobby pro Israel detesta por su apoyo al grupo palestino Hamas en Gaza), y seguramente la orden de abrirle muchos más espacios a los empresarios estadounidenses en la toma de decisiones de la FIFA.


No hay comentarios:

Publicar un comentario