ESTADOS UNIDOS EN DECADENCIA, AMENAZA
AL MUNDO
El golpe que
la pandemia de Covid-19 ha dado a la decadente superpotencia, al demostrar que
su sistema de salud estratificado sólo protege a una parte de la sociedad, dejando
a las minorías étnicas y a los pobres, desamparados (es el país con más
contagiados, 1,810,000; y con más muertes en el mundo con 105,000); más el
golpe a su economía por el obligado cierre de actividades para tratar de
detener los contagios (14.7% tasa de desempleo en el año; más de 40 millones de
solicitudes de ayuda por desempleo) ha llevado a la desesperación a millones de
personas, que sólo necesitaron un evento climático, como el asesinato de un
miembro de la comunidad negra en Minneapolis, Minnesota, George Floyd, por
parte de un policía blanco de la ciudad, para que los desposeídos e inconformes
de todo el país se lanzaran a protestas violentas (y algunas pacíficas) en más
de 50 ciudades de la Unión Americana.
Trump y
varios gobernadores han dado luz verde para la intervención de la Guardia
Nacional con objeto de detener los saqueos y la destrucción que se van
extendiendo por el territorio de Estados Unidos, que junto con los efectos de
la pandemia y la crisis económica, hacen ver a Estados Unidos como una sociedad
en decadencia, muy al estilo de las películas post-apocalípticas de Hollywood,
en las que Nueva York o Los Angeles quedan totalmente destruidas y a merced de “zombies”
o de bandas criminales.
Ante esto,
Trump está tratando de desviar la responsabilidad en este desastre económico y
social, hacia sus competidores estratégicos en el ámbito internacional, como
China, a la que acusa de haber escondido el tamaño de la crisis de la pandemia
y no haber actuado a tiempo para evitar su propagación; a la Organización
Mundial de la Salud, a la que ya retiró su financiamiento y ahora ha decidido
retirar la membresía estadounidense a dicha organización, acusándola de ser “pro-china”;
a los gobernadores demócratas por no querer reabrir la economía y las
actividades sociales al ritmo que él desea; a medios de comunicación y
plataformas de internet, por criticarlo y/o intentar “censurar” sus aventuradas
y desinformadas peroratas contra medio mundo, etc.
En el mismo
sentido, y ante el desastre económico que enfrenta su país y la muy lenta
recuperación que puede esperar en los próximos meses cuando se reabran diversas
actividades productivas (siempre y cuando un nuevo rebrote incontrolado de la
enfermedad no obligue a cerrarlas otra vez), Trump intenta desviar la atención
de su atribulado pueblo y del Occidente en general, hacia una confrontación
cada vez más aguda con China[1], Rusia[2], Irán[3], Venezuela[4], Cuba[5] y en general aquellos
países que han decidido reafirmar su soberanía y no seguir los dictados y las
amenazas de la decadente superpotencia, a pesar de las reiteradas sanciones y
amagos de guerra contra todas ellas.
Trump y la
mayor parte del establecimiento político de Washington, están conscientes de
que la hegemonía económica, militar y tecnológica de Estados Unidos se ha visto
seriamente desgastada con el surgimiento del poderío chino y la recuperación
estratégica de Rusia en los últimos 20 años, por lo que han tratado de detener
a ambas potencias mediante amenazas, sanciones e incluso ya no tan veladas provocaciones
bélicas[6].
Sin embargo,
una parte de ese establecimiento busca también mantener la presencia internacional
de Estados Unidos como un país líder en diversos campos (medio ambiente, salud,
desarme, etc.), con objeto de cimentar alianzas en distintas
regiones del mundo, y así evitar que Estados Unidos se quede como una fortaleza
aislada, con unos cuantos países aliados (la anglósfera, Israel, algunos países
árabes y europeos, Japón y Corea del Sur) y subordinados (la mayor parte de
América Latina).
Esas dos distintas
formas de abordar la decadencia del imperio estadounidense se enfrentarán en
las elecciones presidenciales de noviembre, y si bien los demócratas decidieron
imponer la candidatura de un miembro ortodoxo del establecimiento político de
Washington, como Joe Biden, eso no quiere decir que estén dispuestos a seguir
los pasos de Trump de retirar de la escena internacional a Estados Unidos.
De lo que no
queda duda es que la creciente belicosidad de Estados Unidos con buena parte
del mundo; su retiro de organismos y tratados internacionales que han ayudado a
mantener al mundo sin una nueva guerra mundial y a abordar problemas globales
de una manera concertada; están poniendo al planeta al borde de una crisis
todavía mayor a la que ya enfrenta por la pandemia y la crisis económica; esto
es la posibilidad de una guerra de incalculables consecuencias, ya sea contra
países a los que supone que puede derrotar como Irán y Venezuela, o incluso
contra potencias nucleares como China y Rusia.
[1]
Acusaciones e “investigaciones” contra China por el inicio y propagación de la
pandemia; sanciones por las nuevas leyes de seguridad para Hong Kong; sanciones
y estrategia de Occidente contra empresas tecnológicas (inteligencia artificial
e informática) chinas, acusándolas de “espionaje”; venta de armas a Taiwán y
constante paso de buques estadounidenses por aguas del mar patrimonial chino;
acusaciones y amenazas de más sanciones en el tema comercial; eliminación de
visas para estudiantes e investigadores chinos; cierre de viajes de China hacia
Estados Unidos por la pandemia, etc.
[2]
Retiro de diversos tratados firmados durante la Guerra Fría (de misiles
intermedios, de cielos abiertos, de armas estratégicas que está a punto de
vencer; etc.); sanciones económicas y a funcionarios rusos por anexión de
Crimea y conflicto con Ucrania; acusaciones de “interferencia” en las
elecciones de Estados Unidos, etc.
[3]
Sanciones económicas y retiro del acuerdo nuclear, hasta que Irán no ceda a
todas las exigencias políticas y militares de Estados Unidos; provocaciones
constantes a Irán en el Golfo Pérsico; bloqueo a todas las transacciones
financieras y a la venta de petróleo iraní en el mercado internacional, etc.
[4]
Bloqueo económico y sanciones a Venezuela, así como amagos de invasión militar,
para provocar la salida del poder del presidente Maduro; sabotajes a
instalaciones eléctricas y petroleras; apoyo a grupos golpistas y de
mercenarios; acusaciones de proteger el narcotráfico hacia Estados Unidos, etc.
[5]
Reinstalación del bloqueo económico a la isla, degradación de relaciones diplomáticas;
constantes acusaciones de “terrorismo” y de apoyo al narcotráfico, etc.
[6]
Aviones de combate rusos acaban de interceptar a bombarderos estadounidenses
muy cerca del espacio aéreo ruso en el Mar Báltico.