Gobierno autoritario con Estado débil
Se trata de dos caras de la
misma moneda: por un lado, un gobierno autoritario y discrecional; por otro, un
Estado débil.
Ciro Murayama
julio 10, 2024
El plan maestro de la
coalición gobernante es concentrar el poder en la Presidencia, a través de
anular los contrapesos e independencia del Legislativo y el Judicial, afectar a
las instituciones públicas y alejarse del acatamiento de la ley. Mientras avanza
la apuesta autoritaria, se debilitan las capacidades básicas del Estado
mexicano para cumplir con sus tareas en áreas como la seguridad, la educación y
la salud. Parecería una paradoja, mas no lo es. Veamos.
Seguridad. La misión primaria
de todo Estado nacional es proteger la vida e integridad de sus habitantes. De
acuerdo con Naciones Unidas (Global Study on Homicide 2023), México
se encuentra entre los 18 países del orbe que superan una tasa de 20 muertes
violentas intencionadas por cada 100 mil habitantes. Mientras la tasa mundial
es de 5.8 homicidios por cada 100 mil personas, en México resultó de 28.2. El riesgo
de perder la vida en nuestro país por un homicidio es casi cinco veces más alto
que en el promedio global.
Por otra parte, los datos de
migración internacional dan cuenta de un número creciente de familias mexicanas
que cruzan la frontera norte huyendo de la violencia en sus lugares de origen.
Sólo entre 2018 y 2023 el número de “encuentros” de la Oficina de Aduanas y
Protección Fronteriza de los Estados Unidos con mexicanos se multiplicó por
diez. Pasamos del perfil tradicional del migrante que busca mejor salario, al
del refugiado que escapa de la violencia criminal.
El Estado mexicano perdió el
monopolio del uso de la fuerza en el territorio, y ahora se vive una extendida
privatización de la violencia ejercida por centenas de agrupaciones criminales
que extorsionan y vejan a la población.
Esto se da en un contexto de
creciente presencia del Ejército y la Marina en tareas de seguridad pública y
de involucramiento de las Fuerzas Armadas en labores que antes estaban en manos
de civiles.
El peor de los panoramas:
militarización sin paz ni seguridad pública.
Educación. Un millón 144 mil
estudiantes abandonaron la educación básica en los primeros cinco años de
gobierno de López Obrador. Esa noticia, primera plana del diario El
Universal (26/06/24), habría causado un sisma nacional en cualquier
país con mínimo compromiso con los derechos de la infancia. Aquí no. En
educación inicial la caída de la matrícula fue de 32 mil alumnos; el número de
niños con acceso a educación preescolar disminuyó en 300 mil; en primaria se
redujo en 516 mil la cifra de alumnos y en secundaria en 196 mil.
En ningún otro momento de
nuestra historia, desde que se creó la Secretaría de Educación Pública, la
cobertura de enseñanza básica, obligatoria, había retrocedido.
A ello hay que sumar el
deterioro en la calidad de la educación, con planes y programas improvisados
sin la participación de los maestros, y con libros de texto plagados de errores
y falsedades.
El futuro del país, de sus
nuevas generaciones y, sobre todo, de quienes nacieron en condiciones más
precarias, se compromete y se rompe. La catástrofe educativa avanza mientras
los gobernantes, insensibles, se regodean en lo único que les importa: sus triunfos
electorales.
Salud. Al iniciar este sexenio
había 20 millones de personas sin cobertura de servicios de salud y para 2022
se trataba de 50 millones. En cuatro años 30 millones de habitantes se sumaron
a la carencia de acceso a la salud. De nuevo, un deterioro inaudito.
Los servicios públicos de
salud, que en 2018 atendieron a 22.3 millones de personas, para 2022 sólo
recibieron a 18.1 millones. Hubo una contracción de la atención pública de
salud para 4.2 millones de mexicanos en los años en que más se necesitaba, en plena
pandemia de Covid-19. A la par, las consultas médicas en el sector privado
pasaron de 22.5 a 31.1 millones, esto es, 8.6 millones más. Con el gobierno de
Morena avanzó la privatización del sistema de salud. Estos son datos del
Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) a partir del
INEGI, es decir, se trata de cifras oficiales.
México es un país sumido en
una profunda crisis de violencia e inseguridad, que excluye a más menores de su
derecho a la educación —ya no se diga de calidad— y en donde la salud es cada
vez más una mercancía. Tres derechos fundamentales, seguridad, educación y
salud, en retroceso. Se trata de dos caras de la misma moneda: por un lado, un
gobierno autoritario y discrecional; por otro, un Estado débil, incapaz de
garantizar los derechos básicos de sus habitantes.
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