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Zapata

jueves, 20 de diciembre de 2018

EL GOBIERNO DE MÉXICO DOBLÓ LAS MANOS ANTE TRUMP

Hoy Donald Trump mediante un tweet y la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nilsen en una comparecencia en el Congreso de Estados Unidos, aseguraron que el gobierno de México se hará cargo de los centroamericanos que buscan asilo en Estados Unidos, en tanto se define su situación (que podría demorar hasta tres años); tanto de los que sean detenidos por ingresar de manera ilegal, como de aquellos que esperan en la frontera a que se les atienda para hacer su solicitud de asilo.
Sabiendo que este anuncio, estaban por hacerlo las autoridades estadounidenses, un día antes los secretarios de Gobernación, Olga Sánchez y de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard anunciaron la “nueva política migratoria” del gobierno de México, que se basará en los lineamientos de lo aprobado en el Pacto Mundial sobre Migración, en Marrakech, Marruecos.
Así también, se había anunciado que Estados Unidos se comprometería a aportar recursos (se supone que créditos e inversión), hasta por 10 mil seiscientos millones de dólares para el desarrollo del Sur-sureste de México y el Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador).
Así, el gobierno de López Obrador finalmente aceptó hacerse cargo de los migrantes centroamericanos (los de las caravanas y los que ingresan al país de manera individual), sin que por el momento al menos, Washington aporte nada; ni un dólar, para las necesidades de esos miles de migrantes.
Recordemos que México deportó por tierra durante 2017 un total de 72,128 guatemaltecos, hondureños, salvadoreños y nicaragüenses[1]; 128,235 en 2016 y 158,789 en 2015.
Con la nueva política migratoria, en principio al menos, se les otorgará documentación a estos migrantes para que puedan ingresar al país, permanecer en él, residir y trabajar.
Para lograr esto, se tendrán que destinar recursos públicos para mantener a familias enteras, con niños que deben ir a la escuela y personas mayores que deberán tener atención en materia de salud; y no se sabe por cuánto tiempo, mientras se establecen y generan sus propios ingresos, mantenerlos en albergues, a través de donaciones de la sociedad civil y recursos económicos de los tres órdenes de gobierno.
Estamos hablando de un flujo de entre 150 mil y 200 mil migrantes por año. Eso si el flujo no aumenta, pues los centroamericanos pueden considerar que es mejor arriesgarse a pasar a vivir a México, mientras ven la forma de ingresar a Estados Unidos (como quiera que sea, estarán más cerca de su objetivo), lo que podría elevar la cifra a 500 mil, o hasta un millón de solicitantes de asilo en un año.
Como lo señalamos aquí en este blog, México iba a terminar aplicando una política de “fronteras abiertas”, pues por principios humanitarios, a los que se ha adherido México y por imposibilidad de controlar los flujos migratorios, nuestro país iba a acabar permitiendo la entrada de prácticamente cualquier persona que lo desee.
Los costos los tendrá que pagar la sociedad mexicana, ya que es un hecho que Estados Unidos no aceptará a más de uno o dos por ciento de los solicitantes de asilo, que entonces optarán por quedarse en México hasta encontrar la forma de pasar de manera ilegal; regresar a su país o permanecer en México indefinidamente.
En todo caso, todos los costos económicos, políticos y sociales de esta situación los asume el gobierno y la sociedad mexicanas; sin que Estados Unidos, principal destino de estos migrantes, asuma en los hechos ningún costo. Pero todo sea por “llevarnos bien con Trump”.

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