Estas
elecciones se han significado por la continua mención de la mayoría de los
candidatos, especialmente los que aspiran a la presidencia de la República, de la
imperiosa necesidad de disminuir y/o erradicar la corrupción de la vida pública
del país, pues es la principal causante de los mayores problemas nacionales.
El candidato
puntero en todas las encuestas para la elección presidencial ha hecho del
combate y la erradicación de la corrupción su programa futuro de gobierno y la
condición indispensable para superar todos los otros problemas del país como la
inseguridad, la violencia, la impunidad, la desigualdad, la pobreza y los
rezagos en educación y salud; así como la crisis en derechos humanos y en
materia de protección ambiental.
Por ello,
vale la pena reproducir aquí un diálogo ficticio entre dos personajes de una
novela que escribió en 1982, al final del sexenio lopezportillista y a punto de
iniciar el ciclo neoliberal, el escritor y periodista Luis Spota, de nombre Paraíso 25 (Grijalbo), continuación de
otra novela llamada Casi el Paraíso.
En Paraíso 25, el protagonista, un promotor
de inversiones internacionales y miembro de la nobleza española (que 25 años
antes había sido expulsado del país, después de haber engañado a la alta
sociedad mexicana, haciéndoles creer que era un príncipe italiano; y que 25
años después regresa a México con su nueva identidad), es conducido por el
sobrino de quien será el próximo presidente de México, en el periodo entre las
elecciones y la toma de posesión, por los meandros de la corrupción oficial.
El sobrino
preferido de “El Electo”, lleva al conde Sandro Grimaldi a conocer a
secretarios de Estado, subsecretarios, directores de empresas paraestatales,
empresarios, juniors de políticos y de
funcionarios supermillonarios, todos dispuestos a usar su influencia y
posiciones políticas para hacer negocios a costa del erario público.
En un momento,
el sobrino del presidente electo establece el siguiente diálogo con el promotor
de inversiones español, que resulta muy ilustrativo para la etapa que iniciará
el próximo lunes 2 de julio, después de las elecciones y que terminará el 1 de
diciembre con la toma de posesión del nuevo mandatario (p.208-211).
(Sobrino del “Electo”, Frank Uribe
Loma)- ¿Qué es lo más que te ha impresionado de México?
(Grimaldi)- Pues, su tamaño. Una
ciudad en la que Madrid, cabría, con toda su gente, unas cuatro veces…
(Uribe)- No me refiero a eso, sino a …Vaya
¿qué impresión te han causado las personas que hemos visto: los políticos, los
funcionarios; todos ellos? ¿Buena, mala, regular?
(Grimaldi)- Muy buena. Amable, con
deseos de cooperar. Me pregunto, sin embargo, si serían así de serviciales si
no estuvieras tú…
(Uribe)- A veces, como dice mi tío,
esos burócratas son verdaderas calamidades….
(Grimaldi)- No sé si lo he comentado
contigo, o si sólo lo he pensado, pero algo que verdaderamente me impresiona,
me maravilla diría mejor, es la facilidad con que entienden lo que proponemos y
la rapidez con que aceptan darnos lo que de ellos demandamos…
(Uribe)- Aunque no gratis,
ciertamente. De un modo o de otro, todos se llevan su tajada. Así que no creas,
conde, que hacen lo que hacen nada más por simpatía hacia ti o hacia mi…
(Grimaldi)- Voluntades hay que aceitar
dondequiera. Aquí, en España o en la Conchinchina. Me asombro, repito, lo
rápidamente que se mueven…Según veo, lo que en México puedes armar en un par de
días, te llevaría meses, si no es que años, armarlo en España o en el resto de
Europa.
(Uribe)- No siempre es así. Las cosas
en Palacio van despacio, como se dice, y México no es la excepción…
(Grimaldi)- Para nosotros, vaya que
han ido de prisa. Por ejemplo…- y le enumeró, usando los dedos para la cuenta,
los asuntos que llevaban tratados con buena fortuna en esa primera semana y los
resultados, todos positivos, obtenidos hasta el momento; resultados tan
concretos que se resistiría a creer si no tuviera ya por escrito, atesorado en
su portafolio, lo que de palabra le había sido prometido por personajes de
jerarquía- Si esto no es marchar al galope, dime tu qué es…
Frank no había intentado interrumpirlo
para que el entusiasmo no se le marchitara a Grimaldi. A su vez, dijo:
(Uribe)- Lo que hemos propuesto
funciona porque es bueno para México, bueno para España, y lo será para
nosotros…
(Grimaldi)- Bien…
(Uribe)- ….y si las cosas están
marchando sin tropiezo, ello se debe a que sólo hemos solicitado lo que es
correcto…
(Grimaldi)- De eso, ni hablar.
(Uribe)-…y, sobre todo, porque lo
estamos solicitando al fin de una Administración.
(Grimaldi)- Eso ¿en qué modifica el
tema…?
(Uribe)- Al fin de una Administración
en México, el tiempo tiene otro valor; un valor diferente al que tendría si
estuviéramos al principio de la misma. En
estos últimos meses, en este último año de Gobierno, día que se pierda es día
que no se recupera. Negocio que no haces, negocio que ya no harás porque lo
harán los que vienen. Peso, dólar o peseta que no atrapas, otras manos lo
atraparán…. Es por eso, conde, que ciertos negocios; lo que tú y yo estamos
planteándole a nuestros amigos, funcionan; hay que hacerlos en estos tres meses
que faltan para llevarnos las migajas; nada despreciables por cierto, del gran
pastel que algunos han estado comiéndose seis años[1] ….¿Entiendes
por qué nadie nos pone piedras en el camino, ni nos aburren con papeleo? A
ellos tampoco les conviene que perdamos el tiempo en vueltas y revueltas…
(Grimaldi)- Ya.
(Urbie)- Como nadie nunca está seguro en el cargo que ocupa en el Gobierno, los
que llegan a los puestos de importancia se imponen como obligación la de
hacerse ricos lo antes posible. Hay que atesorar para los tiempos malos, que
suelen ser más largos que los buenos…
(Grimaldi)- Es igual en todas partes.
(Uribe)- Bien; supongamos que hubieras llegado a México, con tus proyectos y tus
ideas, no ahora, sino al principio, al arranque del gobierno de mi tío. Aun
usando mi influencia, Incluso presionándolos directamente, los funcionarios no
responderían como hoy nos responden y nuestras gestiones no hubieran prosperado
tan de prisa. ¿Sabes por qué? Porque el tiempo, para los que van llegando, para
los que se inician, tiene una importancia distinta al de los que se van. Los
nuevos, digámosles así, no tienen prisa. ¡Ya vendrán los días de los negocios!
Los harán, como carajos no, pero a su hora, del mismo modo que hace seis años
los hicieron aquéllos a los que están reemplazando…. Se ha hablado tanto de
moralidad, de honradez y de todas esas pendejadas de campaña electoral para que
el pueblo crea que, ahora sí, las cosas van a cambiar y que no habrá lugar para
corruptos y corruptores, que los nuevos proceden, naturalmente, con discreción….
(Grimaldi)- ¿Dónde he oído o leído, que un Gobierno de Honrados es uno en el que se
roba en silencio?
Asintió Frank y nuevamente tendió al
mayor Piñar, para que le sirviera, su copa.
(Uribe)- Lo cierto es que la corrupción de un régimen supera siempre a la del
anterior, pero se queda corta ante la del que viene…Con mi tío las cosas sí van
a ser diferentes….
Reflexivamente inquirió Grimaldi:
(Grimaldi)- Por lo regular ¿cuánto
tiempo se prolonga, en el nuevo gobierno, ese periodo de rechazo a lo que pueda
parecer ilegal, amañado, sospechoso, aunque no lo sea?
(Uribe)- Psch…imposible precisarlo,
pero se dan casos de ansiosos que empiezan a hacer negocios, o a preparar sus
movidas, aun antes de tener siquiera una mediana seguridad de que recibirán
nombramiento…
(Grimaldi)- Esos no son modelo de
paciencia.
(Uribe)- Tipos así rara vez llegan y,
si por casualidad se cuelan, duran poco. Los que no se mueven de más antes de
tiempo, esos sí prosperan…
(Grimaldi)- Lo que hemos puesto a
caminar con los que se van…
(Uribe)- Eso querido Sandro, estará
ya funcionando cuando el próximo régimen inicie…Habrá, sí, algunos problemitas
en los meses de despegue, pero serán mínimos, debido a los ajustes naturales en
la maquinaria del estado. Así que si en esos meses, tres o cuatro a lo sumo,
sientes que las cosas van lentas, como arrastrándose, y no tan rápidamente como
ahora, ni te desanimes ni creas que nos están saboteando…
Spota
escribió esta novela cuando el candidato presidencial del PRI, que entonces
ganaba la elección presidencial sin problemas, era Miguel de la Madrid, quien
lanzó una campaña de “renovación moral”, ante las evidencias escandalosas de
corrupción durante el gobierno de José López Portillo (1976-1982). La campaña
mentada fue puro humo y por supuesto, durante el gobierno de De la Madrid sólo
se usaron a algunos funcionarios del gobierno anterior como muestra de que se
combatía la corrupción (como por ejemplo al ex director de Pemex, Jorge Díaz
Serrano, adversario político de De la Madrid, que fue encarcelado); pero en
general los negocios, siguieron como de costumbre.
Igual
sucedió cuando vino la “alternancia” del PRI al PAN en el año 2000, y Vicente
Fox prometió meter a la cárcel a los “peces gordos” que se habían enriquecido a
través de la corrupción en los gobiernos priístas; y resultó una farsa
mayúscula, pues ni charales pudo pescar el hablantín y farolero ex presidente.
Ojalá no
suceda lo mismo con el nuevo gobierno; primero, que en los cinco meses entre la
elección presidencial y la toma de posesión los que se van no terminen de
saquear al erario público; segundo, que los que llegan no se hagan como que
combaten a la corrupción, y al final se dediquen a hacer lo mismo, pero más
discretamente; y tercero, que el presidente que llegue no sólo confíe en su
proceder personal, sino también en todo un sistema preventivo y punitivo que
disuada primero y castigue después a la jauría de corruptos que puebla al
sistema político y económico de nuestro país.
Y tampoco
aparezca un sobrino o un “favorito” que se encargue de hacer los negocios en lo
oscurito.
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