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Zapata

lunes, 12 de enero de 2015

¿QUIÉN GANA CON EL ATENTADO EN PARÍS?

El atentado contra los dibujantes y editores del periódico satírico francés "Charlie Hebdo" ha provocado una ola de indignación en Europa Occidental y Estados Unidos, principalmente, pues se ha considerado que no sólo fue el acto mismo de asesinar a periodistas que ejercían su derecho a interpretar o burlarse de distintos hechos de la realidad francesa e internacional (con especial énfasis en la ridiculización de la religión musulmana), sino como un atentado a una de las libertades básicas que el mundo occidental pregona y que es la libertad de expresión.

Los principales medios de comunicación internacionales han condenado el ataque en términos especialmente duros, considerando que el "yihadismo radical" o "el extremismo musulmán" son la principal amenaza a la seguridad mundial, por lo que las condenas al "terrorismo" inspirado por grupos como Al Qaeda o el Estado Islámico se ha convertido nuevamente en el principal tópico de dichos medios.

Obviamente los gobiernos de la Unión Europea y Estados Unidos están considerando nuevas medidas para combatir el terrorismo y políticas más severas para controlar sus fronteras, con especial énfasis en las personas provenientes de países con presencia de grupos extremistas islámicos. El gobierno de Obama está convocando a una reunión internacional el 18 de febrero en Washington, para conformar una estrategia internacional para combatir al terrorismo.

En cambio, en diversas páginas y sitios web alternativos y en los países con mayoría musulmana, así como en los círculos contrarios a la estrategia iniciada desde el 9/11 por Estados Unidos para llevar la "Guerra contra el Terrorismo" a todo el planeta, se ha extendido la hipótesis de que este ataque es un ataque de "falsa bandera", ejecutado ya sea por células de musulmanes radicalizados, pero manejados por agencias de inteligencia de Occidente; o de plano realizado por un comando de alguna de estas agencias (CIA, MI6, MOSSAD, etc.), con objeto de cambiar la posición de Francia respecto a los conflictos en Medio Oriente (recordemos el voto del Parlamento francés para reconocer a Palestina como Estado y el voto de Francia a favor de la resolución planteada al Consejo de Seguridad de la ONU para poner una fecha límite a la ocupación israelí de los territorios palestinos) y con Rusia (entrevista de Hollande con Putin y la posición francesa de revisar la posibilidad de terminar con las sanciones contra Moscú).

En suma, según esta versión, la manera de cambiar una posición no sólo francesa, sino crecientemente europea, en favor de ejercer alguna presión sobre Israel para detener la ocupación de más territorio palestino, con el reconocimiento de Palestina como Estado (al menos a nivel parlamentario), y también el mayor escepticismo europeo sobre la imposición de más sanciones a Rusia por el conflicto en Ucrania, era provocando una crisis que unificara a toda Europa tras la posición dura y guerrerista del establishment neoconsevador e intervencionista de Washington y la intransigencia y el belicismo del gobierno de Netanyahu.

Sin lugar a dudas que los atentados en Paris, más los recientemente sucedidos en Canadá y Australia, resultan muy convenientes para los partidarios de mantener una estrategia de guerra permanente contra los países de mayoría islámica, ya que de esa manera se justifica no sólo el mantener, sino el aumentar el enorme presupuesto para "defensa" y seguridad en Estados Unidos, y por lo tanto con contratos multimillonarios y multianuales para las industrias, empresas de seguridad privada, "think tanks", agencias y departamentos de seguridad del gobierno, así como departamentos de policía, de todo el país.

De la misma forma, se pueden detener las propuestas para controlar al todo poderoso y omniabarcante "Estado espía" que vigila las comunicaciones a través de agencias como la NSA, que ahora ya puede justificar con más tranquilidad su "indispensable" tarea de intervenir los millones de correos electrónicos, mensajes de texto, llamadas telefónicas, etc. en Estados Unidos y en el mundo, con objeto de prevenir más ataques de los "radicales islámicos".

Por supuesto, el Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, está muy satisfecho ahora que pudo marchar codo con codo con otros gobernantes del mundo, para rechazar y combatir al terrorismo, pues por un lado se rompe el lento, pero continuo aislamiento que estaba experimentando Israel por sus políticas genocidas y contrarias al Derecho Internacional practicadas en Gaza y Cisjordania; y por otro lado, otra vez la comunidad occidental de naciones inicia la "Guerra contra el Terror" 2.0, con lo que toda la narrativa israelí sobre la necesidad de acabar con los grupos terroristas y sus "patrocinadores" vuelve al primer plano, dejando a un lado las causas reales de gran parte de la radicalización de una parte del mundo musulmán (instigación por parte de Occidente y de Israel de las divisiones entre sunnitas y chiítas; continuas intervenciones armadas y "daños colaterales" contra población civil indefensa en esos países; apoyo a gobiernos dictatoriales que no sólo tienen oprimido al pueblo, sino que no aceptan muchas de las tan apreciadas libertades de Occidente, como la de libre expresión; torturas a prisioneros por parte de la CIA y de gobiernos aliados, en clara violación al Derecho Internacional, y sin que dicha práctica resultara en información verídica y confiable para evitar actos terroristas; entrenamiento y armas para grupos que combaten a Bashar el Assad en Siria, y que posteriormente se pasan a los grupos radicales, etc.).

También en Europa, los partidos de derecha más reaccionarios, que pretenden frenar la inmigración de africanos, turcos y árabes a sus países, ahora se sienten reivindicados y han encontrado más eco en la población de sus países para que se apliquen políticas de exclusión y represión contra estas minorías.

En suma, en Occidente hay un conjunto amplio de actores que fortalecen sus intereses y agendas con el atentado en París, y hacen avanzar sus objetivos a costa de la sangre de las víctimas de estos ataques.

¿Y qué ganarían los grupos radicales islámicos? Según la narrativa de los medios internacionales de comunicación, el objetivo sería intimidar a medios que intenten burlarse o ridiculizar al Islam y a su profeta, y de esa manera defender su religión.

Así también, de una manera más amplia, la prevista reacción bélica de Occidente contra los grupos terroristas; y represiva contra las poblaciones islámicas en Occidente, generaría una reacción de defensa de dichas poblaciones, lo que ayudaría a aumentar la membresía de los grupos radicales y terroristas, y con ello la lucha entre el Islam y Occidente se generalizaría.

Sin embargo, esta última interpretación tiene que ver más con una hipótesis que ha venido desarrollándose en Occidente desde hace 4 décadas, impulsada por el judío estadounidense Bernard Lewis y por el fallecido politólogo estadounidense Samuel Huntigton, referida a un inevitable "choque de civilizaciones" entre la cultura occidental y la de los países musulmanes, lo que coincide con los planteamientos de la élite neoconservadora de Washington y el gobierno israelí, sobre la necesidad de unir a todos los países de Europa, América y parte de Asia, para enfrentar y derrotar la "amenaza" musulmana.

En suma, esta nueva ola antiterroista encabezada por Estados Unidos e Israel, va dirigida a reposicionar la estrategia  de mantenimiento y fortalecimiento de la hegemonía de Washington a nivel mundial y de Israel en el Medio Oriente, a costa de China y Rusia por un lado, y de los países musulmanes por el otro. Y lo más probable es que genere nuevas intervenciones genocidas en el Medio Oriente y con ello más radicalización de poblaciones que ven a sus países devastados, a su religión ridiculizada y a su futuro anulado.


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