Iconos

Iconos
Zapata

miércoles, 4 de marzo de 2020

LOS ESTADOUNIDENSES ESTÁN BIEN AMAESTRADOS


Ayer en el llamado “Super Tuesday”, día en que 14 estados eligieron en las primarias a una tercera parte de los 1991 delegados que se requieren para conseguir la nominación a la candidatura presidencial del Partido Demócrata en la Convención que se realizará en el mes de julio en Milwaukee, la mayoría de los electores se inclinaron por el representante del “establishment”, el favorito de las cúpulas demócratas y de los grandes grupos de interés estadounidenses (Wall Street, Silicon Valley, el “main Street media”, Big Pharma, el complejo-militar industrial, las petroleras, el lobby pro Israel, etc.), el ex vicepresidente y ex senador por el estado de Delaware (considerado un “paraíso fiscal”, en donde lavan miles de millones de dólares corporaciones estadounidenses y extranjeras cada año, sin ser molestadas), Joseph Biden.
Contra los pronósticos de diferentes encuestas, Biden se alzó con el triunfo en estados como Texas, en donde aparecía como favorito el senador por Vermont, Bernie Sanders o Massachusetts, de donde es originaria la senadora Elizabeth Warren, otra contendiente por la nominación, sumando en total 9 de las 14 entidades en disputa ayer (Virginia, Carolina del Norte, Arkansas, Alabama, Tennessee, Oklahoma y Minnesota).
Se suponía que el progresista Bernie Sanders, que ha criticado desde su campaña presidencial del 2016 a los grandes grupos de interés estadounidenses y la enorme desigualdad que se ha generado en Estados Unidos en las últimas décadas; que propone un sistema de salud gratuito para todos los estadounidenses, eliminar la deuda para los jóvenes que estudian en las universidades, legislación muy dura contra las industrias petroleras y mineras que contaminan el medio ambiente; privilegiar la diplomacia sobre las amenazas y la carrera armamentista, condicionar la ayuda militar a Israel a que respete los derechos humanos de los palestinos, etc. se alzaría con el triunfo en la mayoría de los estados del “Super Tuesday” (lo logró en California, el estado que más delegados elegía); pero el dinero de las grandes corporaciones estadounidenses, junto con los acuerdos logrados por la cúpula del Partido Demócrata para que otros candidatos “centristas” o “moderados” como Pete Buttigieg y Amy Klobuchar, se retiraran de la competencia y otorgaran su apoyo a Biden, más una campaña de miedo contra Sanders (impulsada también por el plutócrata Bloomberg, otro prospecto que intenta detener a Sanders), lanzada por los principales medios de comunicación, pintándolo casi como un Fidel Castro o un Hugo Chávez, además de ser supuestamente el “candidato de Putin”, generaron temor y confusión en el desinformado y muy bien amaestrado electorado demócrata, que decidió seguir con el mismo tipo de político que responde a los intereses de la plutocracia estadounidense, y votaron por el insípido, muy “moderado” y mediocre Biden.
No cabe duda de que los estadounidenses no pueden pensar por fuera de los límites que le tienen impuestos sus amos de las élites política y económica. Intentar cambiar, así sea mínimamente, el sistema de explotación interna y dominación externa que sostiene la hegemonía de Washington y Nueva York en el planeta, no está dentro de los parámetros del estadounidense medio, que es fácilmente manipulado para creer cualquier mentira que las élites dominantes deseen (ya sea pintar a Sanders como “el coco comunista”, o convencerlos de que un barbón escondido en una cueva en Afganistán, planeó y ordenó la destrucción de las icónicas Torres Gemelas de Nueva York).
Así, todo parece indicar que la elección presidencial en noviembre, será una vez más la competencia entre dos miembros del “establishment”, por más que Trump haya engañado por su parte, a los republicanos haciéndoles creer a la mayoría de ilusos de ese partido, que él representaba un verdadero cambio.
Biden y Trump defienden y defenderán los intereses de los verdaderos dueños de Estados Unidos, y el ingenuo pueblo estadounidense seguirá viendo cómo los mandan a pelear guerras a todas partes del mundo, que nada tienen que ver con su bienestar o seguridad; cómo las grandes corporaciones y los billonarios siguen amasando fortunas en detrimento de los ingresos de la mayoría de la población; cómo se sigue depredando el medio ambiente y cómo el complejo-militar-industrial sigue con su carrera armamentista, con el único fin de mantener el flujo de dólares hacia sus bolsillos.
Pero ese pueblo bien amaestrado, se merece seguir bajo el dominio de esos depredadores, pues no está dispuesto a despertar, ni a arriesgarse por un cambio, siquiera mínimo, del sistema en el que vive.

No hay comentarios:

Publicar un comentario