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Zapata

jueves, 5 de marzo de 2020

LA CRISIS DEL TRABAJO EN MÉXICO


Uno de los temas más importantes en la actualidad (además de los riesgos a la salud, por nuevos tipos de virus y otras enfermedades), es la desaparición de puestos de trabajos formales debido a la automatización; aunado al crecimiento, en países como México, del llamado trabajo informal, que no cuenta con prestaciones, no está reglamentado, ni supervisado por las autoridades y tiene una baja productividad.
Si bien la tasa de desempleo en México en 2019 fue baja, el 3.5% de acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el empleo informal abarca a casi 6 de cada diez personas ocupadas en el país, lo que impacta en los ingresos para los trabajadores (son menores), y en la productividad de la economía en general (es más baja).
A lo anterior hay que sumar que según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)[1] en los próximos 15 años desaparecerán, por causa de la automatización, hasta el 25% de los puestos de trabajo en México (mientras que en el resto de América Latina serán uno de cada siete), lo que seguramente llevará a los desplazados a desempeñar puestos con menores sueldos y/o prestaciones, ya sea formales o informales, y con ello se afectará la demanda agregada de la economía, su productividad y el crecimiento de la misma.
Si consideramos que en la actualidad sólo 4 de cada 100 trabajadores en México gana más de $15,429 pesos al mes (el equivalente a 776 dólares)[2], nos podremos dar cuenta que la gran mayoría de los trabajadores están condenados a permanecer en una situación precaria, no sólo por los bajos ingresos que perciben, sino por el muy próximo riesgo a quedar en el subempleo y el desempleo, lo que aumentará sin duda el número de pobres en el país.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares del INEGI[3], el monto promedio que necesitan las familias para el mantenimiento de su hogar es de $13,529 pesos al mes (680 dólares); por lo tanto, el 96% de los trabajadores del país no gana lo suficiente para mantener dignamente a su familia.
Para los grandes empresarios y las corporaciones nacionales e internacionales, esta situación no les preocupa pues buscan la mayor rentabilidad para sus capitales, ya sea en el país o fuera de él. De ahí que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador tiene un reto mayúsculo para enfrentar la precarización del trabajo e incluso la desaparición del mismo por el avance de la automatización, antes de que la crisis del trabajo en al país haga polvo cualquier proyecto de desarrollo de este o de futuros gobiernos.

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